Cuando todo parecía que estos meses sólo serían rounds de sombra para la pelea por el campeonato en el 2018, resulta que su sparring Rafael Abreu Ponce propinó un certero golpe volado que dio en la mandíbula del Kid Yunes, quien hoy se encuentra contra las cuerdas, desorientado y confundido.

Lo que son las cosas. Muchas de las acusaciones hechas por sus adversarios políticos durante la campaña electoral sirvieron para hacerlo víctima y blindarlo contra los expedientes que se encontraban abiertos en su contra. Así, no importó si los señalamientos eran ciertos o no, para la grada se trataba de una estrategia de guerra sucia para bajar del ring a quien prometía meter al bote a Alí Duarte y sus 400 ladrones.

Pero ahora el golpe vino de adentro, del partido, de sus operadores. Y quienes antes lo pusieron a buen resguardo –las redes sociales- hoy se encargaron de que hasta los chinos supieran que su arroz se reparte en colonias pobres de Coatzacoalcos y Minatitlán.

Lo que sucedió con la Asociación Civil “Yúnete” y los funcionarios que fueron cesados fue la tormenta perfecta. En principio, deciden echar a andar un programa con toda la logística del PAN, apoyados en el apellido del Gobernador; luego, para curarse en salud, deciden grabar todo el evento y lo que se dice a la población afectada, para más tarde subirlo a las redes sociales. Desde ahí la sentencia estaba cantada.

Desconcertado por el golpe mediático, el Gobernador sólo atinó a exigir una disculpa pública, cómo si eso salvara el delito. Otro mal cálculo. Pero cuando el tsunami en redes fue incontrolable, sólo atinó a pedir su destitución, sin castigo de por medio. Nada funcionó; como casi todo en el gobierno, lo leyeron mal, lo calcularon peor y lo intentaron resolver de manera infame.

Así, contra todos los pronósticos, Miguel Ángel Yunes iniciará el proceso electoral local en medio de una cascada de denuncias de todo tipo, que si bien no ponen en riesgo su investidura, si han dado un golpe seco a su debilitada imagen pública. Ahora no sólo es ineficaz en lo financiero y en inseguridad, sino que es un consumado delincuente electoral, a confesión del propio presidente de la Asociación Civil “Yúnete AC”, Rafael Abreu.

Fue un día de crisis política para el gobierno. Si consideramos que sólo Veracruz está señalado por el escándalo de la entrega de apoyos con fines electorales a damnificados –algo que también alcanzó a la diputada de Morena Rocío Nahle-, quiere decir que la declaración del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong en el sentido de que es «grotesco y un crimen», que existan comportamientos de personajes que quieren aprovechar la tragedia y el sufrimiento de las personas con fines políticos iba a dirigida, al menos en parte, al Gobernador de Veracruz.

Las investigaciones ya iniciaron. La primera no cuenta porque la realiza el infumable Fiscal Winckler, el mismo que se tomaba fotografías con su carnal Rafael Abreu en su despacho del circuito Guízar y Valencia, como lo dio a conocer un diario de circulación nacional hace un par de días. Así que la carpeta número 123/2017/EE, venía integrada con un par de almohadas para que disfrute del sueño de los justos.

Nomás para asustar con el petate del muerto, el Fiscal acusó que de comprobarse el delito –yo creo que no tiene internet porque todos lo vieron-, los responsables podrían alcanzar entre dos y nueve años de cárcel. Aunque eso será como ver volar a un buey, como decía mi abuela.

La segunda, la que podría ser la buena si se deciden, es la que abrió la FEPADE por el ya comentado reparto de despensas a damnificados, con colores y tipografías similares a las que usa el Gobierno estatal, además de la frase “Yunete”. Es cierto, para que el reparto de las despensas sea considerado un delito, éstas debieron comprarse con recursos públicos, lo que según el filántropo Rafael Abreu no sucedió, porque los apoyos fueron cortesía de su tarjeta de crédito y una tienda de autoservicio.

Para acabar de redondear el guión, que el dirigente estatal del PAN salga a anunciar que interpusieron una denuncia por el presunto desvío de mil 300 millones a la campaña priista en 2016, es de una inocencia supina. No sólo es una burda cortina de humo, sino que es más que evidente que si hubiera algún indicio de ello, ya hubiera sido materia de revancha y distracción del actual gobierno.

Yunes acaba de conocer sus debilidades como Gobernador. Muchos veracruzanos ya las conocíamos y las criticábamos. Y así como antes hubo aplaudidores a rabiar, también los hay ahora. Pero ni unos ni otros pueden cambiar la realidad, esa terca señora que a todos nos hace quedar mal.

Es cierto, el pez por la boca muere, y los discursos que se hacen en campaña terminan persiguiendo a quien ejerce como gobernante.

La del estribo…

  1. ¿Analizará el OPLE queja interpuesta por la entrega de despensas en Coatzacoalcos? ¿Que no tendría que investigar y aplicar la sanción correspondiente, que claro está, no es la penal? El OPLE y la Fiscalía del Estado se han confirmado como mequetrefes convenencieros a disposición del Gobernador. Es cierto, así ha sido siempre, pero entonces ¿para qué flagelarse como víctimas de sus propias prácticas?
  2. Por cierto, dice el Fiscal que él no espía a nadie, que sólo escucha las conversaciones telefónicas de los periodistas. En esto de los chistes, hay bromas blancas, simples, subidas de color o absolutamente estúpidas. Entonces, ¿de cuáles chistes cuenta el Fiscal?