Prefacio.

A pesar del ruido mediático que en esta ocasión se generó, la ratificación de Sara Ladrón de Guevara en la rectoría de la UV era algo que se veía venir. *** Eran varios los factores que permitían anticipar este desenlace: En primer término, la innegable influencia que tiene el rector en turno, en las decisiones de la Junta de Gobierno. Siempre ha sido así, desde los tiempos de Víctor Arredondo. *** Otro factor que inclinaba la balanza a favor de la actual rectora, era su relación y sus compromisos con el actual gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares. A pesar de su supuesta “autonomía”, la Universidad Veracruzana sigue dependiendo de la voluntad del Jefe del Ejecutivo estatal, y una vez más quedó demostrado. *** Toca ahora a la doctora Sara Ladrón de Guevara hacer honor a la decisión de la Junta de Gobierno y plantear un programa de acción coherente con los difíciles tiempos que vive esa institución educativa. *** El tema financiero no es el único, pero tampoco es menor. La deuda del gobierno estatal (no de Javier Duarte) sigue ahí, sin ser atendida por las nuevas autoridades y son recursos que le urgen a la UV. *** Pero también es necesaria una profunda revisión de programas de estudio, la actualización del personal docente y el aprovechamiento del cuerpo de investigadores. *** Le quedan cuatro años a Sara Ladrón de Guevara, tiempo suficiente para encaminar el resurgimiento de la Universidad Veracruzana.

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Lo planteó el periodista Raymundo Riva Palacio este miércoles:

“En Veracruz, Miguel Ángel Yunes desea que quien lo suceda en la gubernatura sea su hijo, en la actualidad alcalde de Boca del Río. Yunes trabajó con el gobierno de Peña Nieto en las recientes elecciones locales, al ser el autor intelectual de los videos de la famosa candidata de Morena a alcaldesa, Eva Cadena, donde la presunción de corrupción se trasladó en negativos para López Obrador y rompió el momentum de Delfina Gómez, la candidata de Morena al gobierno del Estado de México, que se perfilaba para derrotar –de hecho lo hizo en las urnas a nivel partido– al candidato del PRI, Alfredo del Mazo. La fórmula puede repetirse fácilmente”.

Y fue aún más claro:

“Puebla, como Jalisco y Veracruz, son estados que pueden ser sacrificados si a cambio de ello Peña Nieto recibe las garantías de que operarán contra López Obrador y a favor de su candidato en la elección presidencial”.

En Veracruz esta no es una tesis nueva. Ya en algún momento, en un análisis de las perspectivas hacia el 2018, el senador Pepe Yunes había advertido: “Hoy quizá estoy mucho más cerca de obtener la candidatura de mi partido al gobierno estatal. Falta, sin embargo, que las condiciones se den. Si para el momento de tomar la decisión percibo que Veracruz puede ser usado como moneda de cambio, si las señales me indican que hay un acuerdo que implique sacrificar la gubernatura para conservar la Presidencia, entonces me haré a un lado. Yo no me prestaría a ese juego”.

Pero la lógica plasmada por el periodista, autor de la columna “Estrictamente Personal”, en el periódico El Financiero, choca de frente con las actuales circunstancias políticas.

El dirigente nacional del PAN (y principal sostén de Miguel Ángel Yunes Linares) Ricardo Anaya, ha convocado a sus huestes a iniciar “una guerra” (así la ha llamado él mismo) contra el PRI, a partir de lo que él califica como una campaña en su contra, por la filtración de datos que lo exhiben a él, y a su familia, como beneficiario de negocios al amparo de compadrazgos políticos.

En lugar de desmentir con documentos la falsedad de las acusaciones, Ricardo Anaya decidió victimizarse y atribuir el golpeteo a su decisión de oponerse a que el actual titular de la Procuraduría General de la República (PGR) Raúl Cervantes, se convierta en forma automática en el nuevo Fiscal General de la República.

Envuelto en su bandera albiazul, cual Niño Héroe, Anaya llamó a sus huestes a secundarlo y exigió a los senadores de su partido (donde se ventilan los detalles de la creación de la nueva Fiscalía) oponerse al llamado “pase automático”, so pena de expulsar a todo aquel que no acate su instrucción.

El problema es que su amenaza no ha sido tomada en serio. El senador panista Javier Lozano ya anticipó que al menos una docena de legisladores de ese partido están dispuestos a avalar al priista Raúl Cervantes.

Ricardo Anaya pretende convertir este tema en una afrenta para su partido, de manera que la reacción natural de los panistas sea brindarle su apoyo, convertirlo en candidato a la Presidencia y desde esa posición confrontar al gobierno de Enrique Peña Nieto.

El problema es que pocos, muy pocos le han comprado ese pleito. Incluso entre los gobernadores panistas ya han surgido expresiones de rechazo a esa postura, como José Rosas Aispuro, de Durango, y Francisco Domínguez, de Querétaro.

Miguel Ángel Yunes Linares no ha mostrado sus cartas, pero con seguridad no estará muy de acuerdo en confrontarse con Peña Nieto, cuando ve la posibilidad de llegar a acuerdos en materia electoral, que le permitan perpetuarse en el poder a través de su primogénito.

¿Se sumaría Yunes Linares a la “guerra” contra el PRI a la que está convocando su dirigente nacional, aunque eso signifique cancelar su proyecto político familiar?

Y en caso de no alinearse, ¿lo presionará Ricardo Anaya hasta el grado de negarle la candidatura a su hijo?

No olvidemos la fuerza que puede tener el dirigente nacional del PAN. En su momento, en el 2010, Gustavo Madero impuso desde el centro la candidatura de Yunes Linares, a pesar de que todas las mediciones marcaban como una opción más sólida al cordobés Gerardo Buganza, quien seis años antes había protagonizado una carrera parejera con Fidel Herrera.

Por otra parte, si por este altercado se cae la candidatura de Ricardo Anaya, es muy probable que también se rompa la alianza que ha acordado con el PRD, sin la cual Yunes Linares no hubiera conseguido la gubernatura.

Sí, la opción de sacrificar gubernaturas por conservar la Presidencia ha sido planteada, pero se sostiene con frágiles alfileres que, a la menor sacudida, podrían dejar de sostenerla.

¿Cómo garantizar –por ejemplo- que Yunes Linares cumpla su parte y opere a favor del candidato priista a la Presidencia?

Es demasiado lo que está en juego como para apostarle a la palabra de alguien que no se ha caracterizado por su lealtad.

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Epílogo.

El analista Gustavo Rentería plantea que para el próximo año nueve gobernadores harán todo lo posible para no unirse a esa siniestra lista que encabeza Javier Duarte de Ochoa, la de los que han terminado en la cárcel. Sugiere que la mejor manera de no ser investigado y cubrirse con el manto sagrado de la impunidad es que el candidato de su partido triunfe en las elecciones del 2018. De perder la votación -dijo- serán investigados por su sucesor. Y remata: “¿Y a poco la librará Miguel Ángel Yunes? Efectivamente no la librará. Su minigubernatura se le acabará, como la paciencia de los veracruzanos se acabó ya: están hartos de espectáculos, cansados de acusaciones y viven con miedo por la delincuencia y preocupados por el quiebre de empresas”. *** Ya quedó claro para qué habrán de servir las policías municipales que se propone crear Miguel Ángel Yunes Linares: Para reprimir a los ciudadanos que salgan a manifestarse. Este miércoles, en Córdoba, la Policía Estatal (esa que debería estar cuidando la seguridad de los veracruzanos) reprimió con violencia a comerciantes que protestaban por la detención de su dirigente y de cinco de sus compañeros. ¡Ahí sí son valientes! *** Lamentable, la noticia del fallecimiento de Hugo Castro Rosado, presidente municipal electo de La Antigua, quien se encontraba internado en la clínica del IMSS del puerto de Veracruz, luego de sufrir una trombosis. *** El senador Pepe Yunes Zorrilla, participó en la mesa de análisis en materia hacendaria de la Reunión Plenaria del Grupo Parlamentario del PRI, con el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade. En el encuentro se trataron, entre otros temas, los logros del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar.

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