“Agradezco la atención de la
rectora de la UPAV quien, a
través de la señorita Isis, me
hizo llegar sus saludos”.
Lo que nunca podrá negársele es que persevera, insiste, incide, machaca sin cansancio. Don Esteban en mis ojos y en mi memoria desde no sé ya cuántos años, cuánto tiempo.
El es nacido en Tolome; es jarocho profundo, es recio y tozudo campesino que sembró maíz, cortó mangos y aguacates; ordeñó vacas y se bañaba en las aguas del río para ver a las muchachas. Y jamás se fatiga, por tanto, ¿quién le podrá negar –si no en la sangre, en el espíritu- la fibra veracruzana de Paso de Ovejas? Luego en Jalapa donde agarró como su ídolo al gobernador Rafael Hernández Ochoa “ese si fue gobernador”, grita enfurecido.
Y una y otra vez, nos deja, en la mesa, sobre el escritorio, al lado de la puerta, debajo de la puerta, donde sea, sus buenas tiradas filosóficas.
Porque don Esteban dice que es, y debe ser jarocho de arriba abajo. “Y me vale madres…”
No sabemos cómo le hace, pero sus cosas las edita, las imprime con la ayuda del maestro Bautista. Aquí a la mano, tenemos la última entrega. Dice “Filosofía diaria de Esteban” y la fecha: julio 29 de 2017. Y en las hojitas parvas nos las suelta:
“Estoy jugando al hacerme importante…Pero si me hiciera importante, ¿a qué jugaría entonces?
“El éxito no está en decir verdades, sino en repetir las mentiras”.
“El niño quiere ser joven, el joven no quiere ser anciano, el anciano quiere ser niño”.
“Ya sabes, amor mío, que la palabra ¡espérate! En el amor no existe”.
“El hombre común en realidad no es hombre, es hombrón… porque siempre está pidiendo que le metan el hombro”.
“La cultura no se lleva con la cordura”.
“El poder es como el violín: se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.
“Causa más daño una mentira, aunque sea dicha por piedad, que la verdad por más dura y cruel que ésta sea”.
“Maestro: ¿Por qué los dizque políticos les ayudan a los pobres y no a los filósofos?… Porque los políticos saben que pueden llegar a hacerse pobres, pero jamás filósofos”.
“Dormir es el ensayo para morir”.
“Nadie está obligado a saber; pero sí está obligado a hacer”.
Y…
¡Y mejor aquí le paramos!
Servidos, queridos amigos del entrañable “barrio del Dique”, allá por Los Lagos, donde vive Don Esteban, en Jalapa la martirizada por la delincuencia…
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