A diferencia del líder en Veracruz del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Ricardo Pacheco Tello, (a) “El Quino”, que fue abatido por la Marina Armada de México el viernes pasado en la ciudad de Puebla, Hernán Martínez Zavala, (a) “El Comandante H”, jefe de Los Zetas en la región de Coatzacoalcos, fue capturado con vida ese mismo día en un operativo encabezado por elementos de la Agencia de Investigación Criminal y de la SEIDO en los límites de Veracruz y Tabasco.

Si Martínez Zavala infundía terror en el sur del estado donde comenzó a operar impunemente desde 2006, en el segundo año del sexenio del gobernador Fidel Herrera Beltrán, ahora debe tener temblando a muchos amigos, examantes y excolaboradores del exmandatario priista así como a parientes políticos y exprotegidos de su sucesor Javier Duarte de Ochoa por las revelaciones que el capo pudiera hacer ante las autoridades ministeriales acerca de las complicidades y encubrimiento que evidentemente recibió en su momento de parte de jefes castrenses y policiacos de diversas corporaciones; de empresarios que se coludieron con él para lavar dinero de procedencia ilícita –producto de extorsiones, secuestros y de la venta clandestina de gasolinas ordeñada de los ductos de PEMEX–, y, por supuesto, de altos funcionarios municipales y estatales que por lo menos fueron omisos para denunciarlo y exigir que las fiscalías del estado y federal actuaran contra él.

La espiral de violencia y descomposición social que actualmente padece Coatzacoalcos fue producto en buena parte de toda esta impunidad, de la que algunos sectores de la sociedad porteña también ha sido cómplice, unos porque fueron amedrentados y otros por ambiciones políticas o conveniencia económica.

Y es que la delincuencia organizada deprimió la economía de esa región sureña al extorsionar y ahuyentar a pequeños y medianos inversionistas privados, a lo cual se sumaron los recortes presupuestales de la Federación que  provocó el despido de miles de  trabajadores de la industria petroquímica paraestatal, y el Ayuntamiento porteño no ha hecho gran obra pública porque la administración estatal anterior les mochó y retuvo las participaciones federales.

De no haber sido acribillados el sábado 24 de junio cuatro menores de edad junto con sus padres en Coatzacoalcos, cuyo crimen tuvo repercusión nacional porque ocurrió el mismo día en que en ciudad Cardel fue ejecutado el comisionado estatal de la Policía Federal, Camilo Castagné, y dos oficiales más de la PF, seguramente Martínez Zavala seguiría delinquiendo libremente en el sur de la entidad.

Ahora habrá que ver si luego de la detención del “Comandante H” disminuye la inseguridad en esa región del sur de Veracruz y si su grupo criminal también es desmembrado, no vaya a ser que solamente sea sustituido por otro empoderado cártel de la delincuencia organizada.

Reforma Judicial, sí va

Aunque en su sesión de este martes el pleno de la LXIV Legislatura local desahogó otros asuntos y no le dio entrada al proyecto de iniciativa de reforma del Poder Judicial que le fue turnado por el titular del Poder Ejecutivo, fuentes confiables del Tribunal Superior de Justicia del Estado nos confirman que la reestructuración del TSJE sí va, y que la Cámara de Diputados sólo difirió por el momento su primera lectura ante la inconformidad que aún persiste entre algunos miembros de la judicatura veracruzana.

Y es que dicha iniciativa de reforma obligaría a jubilarse al menos a 16 magistrados que rebasan los 70 años de edad, así como a decenas de jueces que tienen más de 60 años de vida, que sería el límite para pensionarse.