La innegable realidad de la crisis en Veracruz hoy y su amenaza para el futuro inmediato de nuestro estado, configura, a todas luces, una situación que todos sabemos es de emergencia. A la tempestad económica y a su consecuencia inevitable debe agregarse la confusión política que se asoma con la desorientación que impera ante lo que viene para encontrar rumbos políticos más adecuados que permitan hallar las mejores salidas.
¿Cuáles serían esos caminos para salir? ¿José Yunes Zorrilla?, ¿Héctor Yunes Landa?, ¿Miguel Ángel Yunes Márquez?, dos priistas, ambos con un parche pegado en la espalda con la leyenda de perdedores en comicios; un panista, hijo del gobernador en turno a quien cierto sector de la prensa, vapulea todos los días por el hecho de promesas de campaña incumplidas; acaso ¿debemos esperar a alguien de un partido diferente que aliente y anime las finanzas, la seguridad, la salud, el bienestar total de los veracruzanos y que combata la corrupción?
Arrastramos tradicionalmente, una costumbre negativa cada vez que se ha iniciado la acción de un régimen gubernamental. Se exhiben como equivocados o perversos todos y cada uno de los actos del gobierno anterior y se denuncian inmoralidades administrativas de los funcionarios que dejaron de serlo. Hay casos excepcionales y las oportunistas denuncias han quedado en sólo esa condición y nunca, que se recuerde, se llevaron a cabo las investigaciones de lo denunciado para liberar a ‘inocentes calumniados’ ni castigar a quienes lo merezcan ante la comprobación de esas denuncias.
Esa tradición multiplicaba y daba vuelo a las desconfianzas del pueblo, ya acostumbrado a que cada seis años, era lo mismo.
De otra manera, esas denuncias periódicas que se hacían en el primer año de cada sexenio no pasaban de ser, para la opinión pública, oportunismos politiqueros. ¿Era una monstruosa e insostenible calumnia que decenas de funcionarios de alto y mediano nivel salieran de sus cargos con fortunas privadas que aseguraban su tranquilidad y la de sus herederos aunque sus sueldos hayan sido modestos? ¿Fue cierto, por otro lado, que ningún funcionario haya cometido peculado ni haya convertido los negocios públicos en fortunas privadas?
Así parecía ser, pero la justicia tomó en cuenta la debida nota de varios casos y tuvo que ser un gobernador de otro partido político quien pusiera el ejemplo y con suficientes arrestos puso en la cárcel a más de un ladrón que actuaron pensando que la tradición de denuncias por rateros, era sólo eso, denuncia. Para el actual gobernador de Veracruz la corrupción es, en todo tiempo, un cáncer social.
Todos sabemos de las denuncias interpuestas ante la Fiscalía estatal como en la Procuraduría General de la República, por Miguel Ángel Yunes Linares. El resultado: su antecesor está detenido en prisión, igualmente varios de sus más cercanos colaboradores. La mayoría de veracruzanos querían eso. Pedían que los delincuentes no se salieran con la suya. Hay voces que buscan la manera de no reconocer ni acreditar ese mérito y machacan, casi a diario, que Javier Duarte va a salir pronto de la cárcel y se burlan con la sonrisa chufletera que utilizó el exgobernador en su reciente comparecencia ante los magistrados guatemaltecos, dando a entender que pronto será libre. Sin embargo, el mandatario estatal de Veracruz respondió así:
“Las acusaciones en contra de Javier Duarte están sustentadas. A Duarte se le va a borrar la sonrisa. Calificó de lastimero el espectáculo ofrecido el martes 27 por el exgobernador durante la segunda audiencia en Guatemala.
Regresar a México y estar frente a los jueces tanto federales como de Veracruz, la sonrisa de ayer se le va a borrar. Yo creo que estamos frente a un espectáculo totalmente lamentable.
Estoy cierto de que se hará justicia. De que la decisión de proceder en contra de él fue una decisión justa, una decisión que tomamos sobre la base de un análisis muy serio, muy a conciencia. Y de que al llegar acá, seguramente pasará muchos años en prisión. No habrá impunidad.
Realmente el daño que le hizo a Veracruz es un daño de consecuencias inimaginables.
Solamente quienes estamos acá, quienes estamos viviendo la situación de Veracruz, quienes tenemos bajo nuestra responsabilidad resolver la problemática de Veracruz, sabemos la magnitud del daño que este individuo le hizo a Veracruz.
Las investigaciones son muy serias, muy a fondo de todo lo que sucedió y se presentaron estas denuncias ante la Fiscalía general de estado, y eso dio lugar a que se libraran dos órdenes de aprehensión, que son adicionales a las que tiene el gobierno federal por delincuencia organizada, lavado de dinero y otros delitos”.
Por otra parte, el licenciado José Lima Cobos, frustrado aspirante a la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia dice, “ La sonrisa de cinismo del imputado Duarte de Ochoa no puede ser más elocuente al enterarse de los delitos por los cuales las autoridades de Veracruz pretenden juzgarlo, pues además de presumir de ser licenciado en derecho , tener un doctorado y una maestría , cuestiona al gobierno del Veracruz de ser un estado fallido y que su decisión de allanarse a la extradición es porque las denuncias son “irrisorias, infundadas, ligeras, vagas e imprecisas” y en tono burlón se refirió al uso de un helicóptero para acusarlo de” tráfico de influencias y abuso de poder”, cuando ya había dejado el cargo, además , afirma que se utilizan recursos del gobierno de manera indebida”.
Y como colofón a este vaivén de corrupción de Duarte y la impartición de Justicia de Yunes, recordamos que el día lunes 12 de marzo de 2012, el periodista René del Valle B., publicó en Diario de Xalapa, una entrevista pagada en la cual Javier Duarte en el disfrute del “Pinche Poder”, como le enseñó a decir su padre putativo, dijo que “Los cimientos de mi administración, hechos ‘con cemento y varilla reforzados; costó trabajo, sangre, sudor y lágrimas”, que “no creo que mi antecesor haya estado involucrado” y finalizó diciendo al reportero que “abatir la mitad de la pobreza extrema del Estado, meta de su sexenio”…
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