Mientras en el Partido Revolucionario Institucional parece que existe consenso en torno a la necesaria salida del presidente del Comité Directivo Estatal, Renato Alarcón Guevara, para abrir paso a una figura que sea capaz no sólo de unificar al priismo, sino también de presentar una estrategia exitosa de cara al proceso electoral de 2018, en el Sol Azteca todavía no hay una definición clara sobre el relevo en el Comité Ejecutivo Estatal.
Los priistas siguen preguntándose cómo llegaron a tan lastimosa posición, dado que en un año pasaron de 93 a sólo 43 ayuntamientos; y de más de 929 mil votos en el proceso de 2016, cuando Héctor Yunes Landa fue candidato a gobernador, a 709 mil sufragios en la elección local del presente año, contando los votos del tricolor, del Partido Verde y de la coalición parcial “Que Resurja Veracruz”.
En un año, el PRI perdió 220 mil votos en la entidad veracruzana. Lo peor, sin embargo, es que ello se reflejará no sólo en el porcentaje de ciudadanos a los que dicho partido gobernará, sino en el presupuesto que ejercerá esa fuerza política. Ni uno de los 10 municipios más poblados tendrá alcalde surgido del PRI o de sus aliados.
En ese contexto surgen las voces de priistas que plantean la necesidad de un cambio en la estrategia político electoral del partido; en los métodos de selección de candidatos; y en la forma en que se eligen las dirigencias.
La lideresa de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares en la entidad, Érika Ayala Ríos, por ejemplo, se aleja de una posición cómoda para aproximarse más a la autocrítica; dice que a fin de estar en condiciones de plantear la necesidad de un cambio al interior del PRI, ella misma solicitó separarse del cargo partidista que tiene.
La ex senadora apunta que el cambio priista debe darse a partir de las bases del partido.
Con Érika Ayala se puede o no estar de acuerdo; sin embargo, el hecho de que reconozca la parte de responsabilidad que tienen los sectores priistas, con la CNOP incluida, en el reciente resultado electoral habla no sólo del valor, sino también de una congruencia que hasta hoy no han mostrado ni Víctor García Trujeque, de la CTM; ni Juan Carlos Molina Palacios, de la CNC; y mucho menos Renato Alarcón Guevara, del CDE, quienes han optado por agazaparse ante la derrota o bien por encontrar triunfos donde no hay más que fracasos e ineficiencia.
En el Partido de la Revolución Democrática, las cosas son muy diferentes: los del Sol Azteca tiene motivos para celebrar el resultado en las elecciones municipales del presente año, dado que sus abanderados alzaron la mano en 42 ayuntamientos. Recordemos que de acuerdo con los términos de la alianza con el PAN, al PRD le correspondían 70 candidaturas; de ellas, en el 60 por ciento obtuvieron el triunfo, sin contar con otras tres cuyo resultado final todavía está pendiente debido a los recursos de impugnación: Emiliano Zapata, Xico y Sayula de Alemán.
Ante dicho escenario, quienes tienen voz y voto en el perredismo nacional aún no definen si habrá o no cambio en las dirigencias estatales; ese tema será resuelto hasta dentro de tres o cuatro meses. Entretanto, en Veracruz, al interior del partido ya se habla de algunas figuras que podrían buscar la posición que actualmente ocupa Jesús Velázquez Flores.
Entre los personajes que hasta hoy se han mencionado se encuentran Manuel Hernández Hidalgo, secretario de Finanzas en el Comité Estatal; Jorge Flores Lara, ex secretario de Organización en dicho órgano y subsecretario de Educación Básica en la Secretaría de Educación de Veracruz; Julio Saldaña Morán, ex panista y actual diputado federal por representación proporcional; y Fredy Marcos Valor, ex secretario de Organización y representante del partido ante los órganos electorales. De entre ellos, nos dicen, saldrá el próximo dirigente estatal perredista, aunque nos dicen que este último llevaría ventaja, tomando en cuenta el tiempo que lleva trabajando en las bases y el apoyo de los diferentes grupos internos, con un importante grupo de alcaldes electos incluido. @luisromero85