En medio de múltiples versiones sobre el relevo del actual dirigente estatal priista Renato Alarcón Guevara, a quien parece que los zopilotes lo sobrevuelan luego de que el PRI cayó como nunca en una elección municipal, todo parece indicar que los líderes formales y no formales de la otrora potencia electoral están buscando reconstruir el edificio político para enfrentar los súper-comicios de 2018.

Desde la dirigencia nacional tricolor, que también está en proceso de renovación luego de los malos resultados obtenidos por Enrique Ochoa Reza en los comicios de este año, y desde la Presidencia de la República, tras el dudoso triunfo en el Estado de México con Alfredo del Mazo, todo parece enfocarse en mantener la Presidencia de la República (lo que suena a fantasía pura) y, en el caso de Veracruz, recuperar la gubernatura, hoy en manos del panista Miguel Ángel Yunes Linares.

La actividad desplegada por los senadores José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa una vez saldada la elección municipal del 4 de junio, en particular de Héctor, quien ha manifestado su deseo de volver a enarbolar el pendón priista para suceder a quien lo derrotó el año pasado, se ha visto intensificada, de la misma manera como se ha empezado el golpeteo desde la banda contraria.

No será fácil para el PRI recuperar Veracruz. En primera, todavía se ve el humo del primer cañonazo lanzado por los panistas en el gobierno en contra de Yunes Landa, con el supuesto audio, emitido desde su domicilio en el penal de Pacho Viejo, del exsecretario de Seguridad Pública Arturo Bermúdez Zurita, quien habría asegurado haber entregado, de parte del exgobernador Javier Duarte de Ochoa, más de 500 millones de pesos para la campaña rumbo a la gubernatura.

Ese ha sido el adelanto de lo que le ocurrirá en los siguientes meses en que buscará convencer al PRI y a sus aliados de que puede incrementar los más de 900 mil votos obtenidos en 2016. El senador Pepe Yunes no ha dicho con énfasis que peleará una candidatura que aparentemente habían acordado ambos sería para él, pero es seguro que si se fortalece su posición, también le enderecen las baterías en su contra.

Mientras hay quienes añaden a la baraja nombres como el de Miguel Alemán Magnani, quien ni nació en Veracruz ni ha vivido en el solar; Juan Manuel Diez Francos, alcalde de Orizaba, y Ricardo Ahued Bardahuil, exalcalde de Xalapa y exdiputado local, las circunstancias políticas y, sobre todo, financieras operarán como un hándicap negativo para quien sea que designe el PRI como su candidato.

¿Será Veracruz prioridad del PRI en 2018?

Para el presidente Enrique Peña Nieto y su partido, el principal objetivo va a ser ganar la Presidencia de la República, o al menos, que no la gane Andrés Manuel López Obrador. Y eso va a requerir, como en el Estado de México, el uso de grandes sumas de dinero público, porque los posibles candidatos de su cuadra son de un perfil sumamente bajo. Peña no ha dejado crecer a ninguno y le puede ocurrir como le pasó a Duarte en Veracruz que, por impulsar a sus débiles peones, le den jaque mate en tres patadas.

Para colmo, el próximo año no solo se elige Presidente de la República. También estarán en juego las plazas en el Congreso de la Unión (senadores y diputados federales), y en varios estados habrá elecciones para Gobernador, lo que significará una dispersión de dinero que no alcanzará para asegurar triunfos en aquellas entidades gobernadas por la oposición, como es el caso de Veracruz.

Según un calendario electoral preliminar, en 2018 habrá comicios para elegir gobernador en la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán, además de Veracruz y Puebla, en poder estos dos últimos de gobernadores de dos años. Son plazas gobernadas por el PRI (3 estados), el PRD (tres), el PAN (dos) y el PVEM que, con Manuel Velasco en Chiapas, puede dar por asegurado su debut y despedida de estos cargos, por corrupción e ineficiencia.

Además, el PRI se enfrentará en Veracruz a la elección de los 50 diputados del Congreso local, en una elección inmediata al fracaso en las municipales que le puede dejar con una menor representación a la lograda en la presente Legislatura, donde el trabajo del gobernador Miguel Ángel Yunes ha logrado que curules obtenidas por sus aliados PVEM y Panal se conviertan en blanquiazules.

En efecto, a la causa de la fracción ‘liderada’ por Sergio Hernández Hernández se han unido José Luis Enríquez Ambell (suplente del diputado del PVEM, Gerardo Buganza Salmerón), de antigua sangre priista, y de Vicente Benítez González, extesorero de Javier Duarte y conocido operador electoral, que llegó al Congreso cobijado por el PVEM y que ahora será un sólido aliado del PAN, un partido que carece de expertos en manipular la ‘voluntad’ popular en elecciones.

¿Le alcanzará al PRI, luego de las graves derrotas sufridas en 2016 y en 2017, para dar batalla para recuperar el Palacio de Gobierno y la mayoría en el Congreso local en  2018?

Vázquez Saut, ¿qué hace en el PRI?

Dos dirigentes consecutivos del PRI estatal, Amadeo Flores Espinosa y el actual Renato Alarcón Guevara, han tenido a una fantasmal Secretaria General, quien por decisión propia ha estado ausente en los mejores momentos de su estancia ficticia en el edificio de Ruiz Cortines: la elección de gobernador y la municipal.

Hija del célebre cacique del sur Cirilo Vázquez Lagunes, y quien ha sido alcaldesa dos veces de Acayucan, bandeando entre el PAN y el PRI, Regina Vázquez Saut es la gran ausente del priismo. Y, sin embargo, ahora ha salido a los medios a opinar de cómo debe ser el cambio de dirigente priista. Habrá que recordar que en la designación de Renato, Regina actuó como Gina Domínguez: negarse a dejar sus puestos.

En estos momentos en que se comenta la salida de Renato y se considera el deseo del alcalde xalapeño Américo Zúñiga Martínez para relevarlo, Vázquez Saút señala que el próximo dirigente del partido debe ser elegido por la militancia y no a través de imposiciones, si bien dijo que Américo “es una opción viable”.

Pidió al actual líder priista Renato Alarcón no aferrarse a ese espacio (y aquí debió tomar un pañuelo para limpiarse la sangre que le salía por la comisura de los labios luego de morderse la lengua), y añadió: “desde  un inicio comentamos que la dirigencia estatal debimos de haber cambiado e inclusive si se llega a poner a otro líder debe ser consensuado con la militancia y no aferrarse a un espacio por aferrarse.”

Aunque nunca acudió a participar con sus opiniones y su trabajo político en los comicios municipales, la sagaz Secretaria General dijo que “se pudo haber hecho más con un acercamiento a la militancia y que la misma base sostuviera a la misma dirigencia y la misma base hiciera la elección de los candidatos.”

Y añadió: “Muchos priistas  se fueron a otros partidos y dieron la sorpresa de que ganaron y te puedo resaltar que en un municipio como es Cosoleacaque, donde hay una presencia de Morena muy fuerte desde hace mucho tiempo, el PRI lo ganó y entonces aquí no hay magia, simplemente es el acercamiento con la gente, simplemente es ganarse a la gente con el trabajo”.

¡Chulada de maíz prieto!

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