Es una pena que Veracruz sea por un largo tiempo visto como el estado que fue gobernado por un hombre consumido de soberbia, sin llenadera de dinero, ni de nada, situación que lo llevó a ser prófugo de la justicia por seis meses, y hoy detenido en Guatemala.
Es una realidad que cuando se anuncia el triunfo de Yunes Linares, el entonces gobernador priísta sabía que se avecinaba una tormenta, aunque no lo suficiente como para ser parte de lo que vive hoy Javier. Todo tiene un origen, existen muchas razones por las cuales Duarte decidió huir, pero hay dos muy claras:
1) Las denuncias de la auditoría de la federación que surgieron en Febrero del 2015, pero seamos honestos, ¿cuántos estados no tienen este tipo de denuncias y se han visto en las mismas circunstancias?
2) La investigación periodística de Animal Político es la que incómodo a la administración y la puso de cabeza con el tema de las empresas fantasma.
Si se trata de repartir créditos o medallas, aquí van las mías; me explico, las denuncias de la ASF provienen de la fiscalización que se realiza al gasto público de recursos federales debidamente etiquetados, por lo que después de haber agotado las fases de solventación que establecen las leyes de fiscalización como último recurso, dicha autoridad instaura denuncias ante la Procuraduría General de la República. Veracruz se caracterizó por intentar solventar por medio de reintegros simulados, lo cual tuvo consecuencias, al tratar de utilizar los mismos recursos públicos para efectuar supuestos reintegros, y con ellos, subsanar sus irregularidades.
Este tema, tarde o temprano, se tenía que aclarar, el gobierno del estado, en ese momento, de alguna manera encontraba cómo justificarse o dar algunos pretextos sobre la forma en la que se administraba.
En el segundo punto, de acuerdo con las investigaciones de la PGR, Javier Duarte es responsable de encabezar una red delictiva que permitió desviar al menos 223 millones de pesos provenientes del erario público, el cual fue entregado a empresas fantasma que, a su vez, lo triangularon a un segundo nivel de compañías, y éstas a diferentes prestanombres. El expediente del caso fue expuesto por fiscales de la PGR y funcionarios del SAT, en una audiencia oral realizada ante un juez federal en noviembre pasado.
Realmente cuando empieza a ser investigada la red de empresas fantasma, es cuando Duarte de Ochoa se da cuenta que no puede explicar lo inexplicable, aunado a eso, Miguel Yunes lo amenazaba, eso sirvió de pretexto para pedir licencia y «limpiar su nombre».
Un trabajo periodístico impulsó a las autoridades a hacer lo correspondiente, y es ahí donde se va de picada Javier, de tal forma que lo orilló a huir del país. Es importante quién y cómo fue la captura, pero lo interesante es por qué o quién decidió fugarse.
Así, con hechos, la medalla va para Daniel Moreno con su equipo de Animal Político; algunos créditos también a las denuncias de la ASF.
Y… nada para ti, Miguel Yunes Linares.