Aunque muchos suponen que la detención del exgobernador Javier Duarte habría sido premeditada por el gobierno priista del presidente Enrique Peña Nieto para apoyar a su partido en la sucesión gubernamental del Estado de México –considerado la joya de la corona por ser el principal bastión del priismo nacional, clave para la elección presidencial de 2018–, lo cierto es que la aprehensión del repudiado exmandatario veracruzano ha tenido otro impacto inmediato equiparable al de una bomba madre: borrar casi por completo en los medios de comunicación del país el escandaloso Caso Odebrecht, un misil intercontinental que el Departamento de Justicia y la Fiscalía de Estados Unidos activó en diciembre pasado al publicar la confesión en la que directivos del consorcio brasileño admiten haber pagado aproximadamente 788 millones de dólares en sobornos a gobernantes y funcionarios de 11 países de América Latina, entre ellos México.
La maquinaria corruptora de Odebrecht –una constructora trasnacional que cuenta con 128 mil empleados y que reporta ingresos brutos de 40 mil millones de dólares– quedó al descubierto por la llamada “Operación Lava Jato”, que investiga desde 2014 una red corrupta en Petrobras, la petrolera estatal brasileña.
A principios de marzo pasado, en un video en Facebook, el dirigente de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, señaló: “Este es un asunto que se está investigando y se está procesando en Estados Unidos. Pronto se darán a conocer los nombres de los altos funcionarios públicos que recibieron sobornos en nuestro país, desde luego que con la anuencia, con la complicidad de Felipe Calderón”.
Pero la semana anterior, la revista brasileña Veja – basándose en documentos judiciales de la investigación en Brasil– sacudió al régimen de Peña Nieto al señalar que funcionarios de PEMEX habrían recibido sobornos de 10.5 millones de dólares, incluyendo al exdirector Emilio Lozoya Austin, quien renunció en febrero de 2016.
De acuerdo con esta publicación, Lozoya –egresado del ITAM, muy cercano al ex secretario de Hacienda y actual canciller, Luis Videgaray, a cuyo lado colaboró como encargado de Asuntos Internacionales en la campaña presidencial priista de 2012– habría recibido en 2014 un pago de 5 millones de dólares de Odebrecht a cambio de beneficios indebidos por parte de la empresa petrolera mexicana. El artículo de Veja cita declaraciones de dos altos ejecutivos de Odebrecht. Pero Lozoya, obviamente, negó haber recibido sobornos del consorcio brasileño.
Este jueves 13, la periodista Jesusa Cervantes, de la revista Proceso, publicó que de los 11 contratos firmados desde el sexenio anterior, Petróleos Mexicanos sólo ha exhibido parcialmente cuatro, de los cuales destaca uno que en 2010, durante la administración del expresidente Calderón, fue firmado por PEMEX Gas y Petroquímica Básica con Braskem, S.A. (filial de Odebrecht) y Grupo Idesa para el suministro de gas etano. Ese contrato, considerado la verdadera joya del empresario Marcelo Odebrecht, preso desde junio de 2015, es el relativo a la venta a la empresa Etileno XXI de 66 mil barriles de gas etano por día. Para llevarlo a cabo, el consorcio brasileño se comprometió entonces a construir en Coatzacoalcos su planta de Etileno XXI, cuya inversión final sobrepasó los 5 mil millones de dólares.
De las ventajas obtenidas por Odebrecht destaca la fórmula para calcular el precio del etano, la cual resulta en promedio 29% más barata con respecto a su cotización en el mercado internacional, por lo que Etileno XXI aseguró de entrada un precio generoso y barato cada mes. Pero, además, según dicho contrato, todavía se le otorga un descuento adicional.
Pero eso no es todo. La Auditoría Superior de la Federación detectó que Odebrecht también desarrolló otros dos proyectos en Minatitlán –el “paquete 4 planta hidrodesulfuradora de gasóleos, planta de hidrógeno y planta recuperadora de azufre” y el “paquete 5 planta de coquización retardada…”– en los que PEMEX autorizó pagos por “gastos no recuperables” por suspensión de los trabajos, así como por el ajuste de precios de los insumos y otros pagos excesivos al contratista. En estos casos, la ASF pidió justificar más de 650 millones de pesos. Pero el máximo órgano fiscalizador del país detectó otros tres contratos más que presentaban situaciones similares. En total, las afectaciones sumaban alrededor de 3 mil millones de pesos, en su mayoría pagos injustificados y alzas en los insumos, con beneficios a Odebrecht.
Hace dos meses, a mediados de febrero, el titular de la PGR, Raúl Cervantes, viajó a Brasilia dizque para iniciar un intercambio de información relacionada con los presuntos sobornos que Odebrecht habría pagado a funcionarios del gobierno mexicano. Coincidentemente, la detención de Javier Duarte en Guatemala opacó este asunto al que sólo la prensa extranjera le sigue dando seguimiento.
En su edición de este lunes 17, por ejemplo, el diario español El País publicó en su portada como fotografía principal la detención del exgobernador Duarte, la cual tituló “El símbolo de la impunidad en México, detenido en Guatemala”. Pero inmediatamente debajo de la imagen del exmandatario veracruzano insertó, a una columna, un texto sobre “el escándalo de Odebrecht” que “resquebraja el mito de Lula”.
La nota introductoria dice así: “Luiz Inázio Lula da Silva intimó tanto con Emilio Odebrecht, el empresario del gigante de la construcción que lleva su apellido, que en su último cumpleaños como presidente de Brasil, en octubre de 2010, recibió dos regalos personales del dirigente. Ahora se han hecho públicos gracias a la confesión de 78 ejecutivos de Odebrecht sobre la trama de corrupción. Pocos políticos se salvan de los tratos de favor a la empresa, pero nadie recibe más golpes que Lula”, quien el 3 de mayo próximo deberá presentarse en audiencia ante el juez del caso Petrobras, lo que podría amenazar sus aspiraciones presidenciales.