En esta segunda parte de la conversación, Abraham Rendón habla de su formación académica, tanto en JazzUV como en diversos festivales y seminarios.

Éxodo

Cuando me salí de la UNICACH, me avisaron que sí había quedado para los preparatorios de JazzUV y ya decidí venirme para acá y aquí estoy desde hace casi seis años. Me vine prácticamente sin saber cómo funcionaba todo esto y sin conocer la ciudad porque todo fue rapidísimo, me avisaron y el fin de semana me trajeron mis papás y ese mismo día se tuvieron que regresar, me dejaron con un amigo y no los volví a ver hasta el otro año.
Entré a preparatorios, cuando estaba en cuarto semestre me tocó la transición de cuando pasaron de cuatro a seis semestres pero yo presenté el examen a la licenciatura y quedé. Lo que más me gustó de todo ese proceso fue que los preparatorios no son tan exigentes entonces tenía mucho tiempo para adaptarme a la ciudad.
Entré a JazzUV y encontrarme con tanta gente que quería hacer tantas cosas fue muy impresionante, yo llegué con ganas de estudiar el instrumento pero vi que tenía compañeros que ya llevaban un rato componiendo y me sacaba de onda y decía ¿y yo que voy a hacer?, yo también quiero componer, yo también quiero hacer cosas. Me tocó esta generación de muchos músicos con muchas ganas, cuando entré a preparatorios conocí a todos los integrantes de Guacamole, por ejemplo, y compartimos muchas clases antes de formar el grupo. También conocí a muchos amigos que componen como Johnny Hernández. Era muy interesante y era bien bonito sentirse apoyado porque de repente querías tocar y podías llamar a tus compañeros.
Después entré a la licenciatura y ahorita justo es mi último semestre, voy a titularme con una tesina.

Days of Guitar and Roses

Cuando entré a preparatorios me dio clases Jorge Tirado. Después me dieron clases Alberto Jiménez, Édgar de la Torre, Ilan Bar-Lavi, Bruno Esteban y [Roberto Sánchez] Picasso. Lo más interesante de los maestros de instrumento es que todos tienen distintas formas de enseñar y de todos se aprende bastante, los que más me abrieron la mente fueron Ilan y Bruno, que siempre me impulsaban a tocar. Las clases con Ilan realmente no eran tan metódicas sino, al contrario, llegabas y te decía:
-¿Qué quieres tocar?
-Pues esto
Tocabas, terminabas y te decía ya tocas, ¿qué esperas?, ármate un grupo y ya vete a tocar. Daba esa seguridad que, a veces, en una escuela de música se pierde, encontrar maestros así siempre se agradece. Con Bruno sentía mucha cercanía porque me compartía cosas muy personales, eso me gustó bastante.
Con los demás maestros, Jorge, Beto, Édgar y Picasso también aprendí muchísimo.
Estuve un par de veces en la big band con el maestro Édgar Dorantes, realmente nunca me interesó del todo pero por cuestión de gustos personales, cuando empecé a llevar materias de arreglo para big band, ya me empezó a gustar mucho más el género.
Estuve también en la big band del DIF, me invitó Francisco Galán, el trombonista de Guacamole. Estuve un rato ahí, tocábamos cosas bien diferentes, me acuerdo de un popurrí de Earth, Wind & Fire, fueron mis primeros acercamientos al funk, aprendí mucho porque el papel de la guitarra en este tipo de géneros es bien especial.

El que no va al Consejo, no llega a viejo

Estuve como consejero alumno de JazzUV un año, me decidí a hacerlo porque tenía ganas de aprender cómo funciona todo desde adentro y sobre todo en la UV, que es una institución tan grande. Aprendí muchísimo sobre los procesos burocráticos que uno tiene que llevar y que sufrir pero también aprendí cómo debe uno relacionarse con la gente. Un consejero alumno, sobre todo en JazzUV, no puede hacer mucho, está limitado por muchísimas cosas, sin embargo, buscando la manera puedes ayudar a hacer algo. Lo que más me preocupaba era que muchos alumnos de la escuela no tenían contacto con cosas reales, no asistían a festivales, seminarios o cosas así entonces traté de impulsar mucho eso y mucha gente me ayudó, como el doctor Capetillo, de Asuntos Estudiantiles. Me gustaba mucho poder ser funcional en la escuela.

La vida es un Festival

Desde que llegué, en 2012, he estado presente en todos los festivales y seminarios, me tocó la primera vez que vino Giovanni Hidalgo y me abrió muchísimo el panorama que tenía de la música, del jazz y de Xalapa porque en Chiapas había ido como a dos festivales en los que vi gente como Iraida Noriega pero encontrarme con un festival tan grande como el Festival JazzUV fue una impresión grandísima para mí, ver gente que toca tanto y conocer personalidades como Giovanni Hidalgo o David Sánchez y ver que son muy sencillos y siempre vienen con el afán de ayudar, eso me encantó de Xalapa.

Abraham Rendón y Marcelo Lara grabando para la clase de producción de Berklee Latino (Foto tomada de la cuenta de Facebook de Abraham Rendón)

En todos los festivales o seminarios en los que he estado, siempre he sido medio «nerd» (risas), siempre llevo mi libreta y anoto cualquier cosita que mencionan, siempre estoy apuntando. Creo que también eso me ha ayudado muchísimo, desde chiquillo siempre era de calificaciones buenas, en la primaria, la secundaria, y la prepa. En la música lo he abordado de otra manera, quizá ya no son las calificaciones perfectas pero siempre ando muy atento en tratar de aprender todo de todos. Ya no me enfoco tanto en esa cosa de los números pero aun así, el semestre pasado me dieron la nota laudatoria por promedio.
Los seminarios de JazzUV también me han ayudado bastante, siempre es bueno estar buscando nuevas formas de ver las cosas, sobre todo en este tipo de expresiones como el jazz en las que no hay un camino definido, no es como otras carreras en las que tienes que hacer esto, después esto y después esto.

Música maratónica

Abraham Rendón y Albert Vila en el Seminario Internacional Tónica (Foto tomada de la cuenta de Facebook de Abraham Rendón)

Con Guacamole ganamos una beca para el Berklee Latino y nos fuimos a tomar un curso al DF. Ahí conocí gente, con la que sigo en contacto, que hace sus cosas personales pero está enfocada en otro tipo de música, tiene otra visión de la industria de la música. Hay muchísimos caminos en la música y es bueno darte cuenta de que puedes llegar a hacer cosas muy buenas sin exigirte tanto musicalmente pero, claro, sin llegar a la mediocridad.
He ido tres veces al Seminario Internacional Tónica que se hace en Guadalajara. Ahí lo importante es el contacto directo del maestro con el alumno, hay talleres de cinco días y eso ayuda muchísimo. La primera vez que fui, todo fue por mi cuenta, la segunda, metí una convocatoria y me dieron la beca de talento. Lo chido de salir a esas cosas es que conoces mucha gente, tengo varios amigos ahí en Guadalajara con los que sigo en contacto, esa es la onda, conocer y tratar de tocar con mucha gente. Ahí tomé clases con David Fiuczynski, el guitarrista de Screaming Headless Torsos, una banda muy buena de Estados Unidos. Lo que me gustaba de él es que llegabas a la clase de guitarra y te decía vamos a tocar esto, tocabas y te decía tocas bonito pero solamente es eso, tocas bonito, toca más, pégale a la guitarra, golpéala, hazla que grite. Que te digan está bonito lo que haces pero haz la música de otra forma también te ayuda bastante porque le pones más ganas a tocar. Tomé clases también con Albert Vila, de él se me quedaron muchas cosas de cómo estudiar y eso me ha ayudado mucho.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Raíces
TERCERA PARTE: Vamos ya, artesanos de la calle, para ser libres
VER TAMBIÉN: Abraham Rendón, una conversación │ Avance



 

 

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