De ser un estado que tenía una luna de plata y alma de pirata. De ser rumbero, jarocho y trovador de veras, Veracruz se ha convertido en una entidad surrealista que está más cerca de un cuadro de Picasso al que le cayó aguarrás, que de una canción de Lara.
Fíjate si no, lector. Veracruz es uno de los estados más endeudados de la federación; uno de los más corruptos y como consecuencia de lo anterior, está entre los cinco con menor crecimiento económico en los últimos años.
Y esto no lo digo yo, lo dice el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) que asegura que debido a la deficiencia en materia de gobierno y economía, Veracruz pasó del sitio 21 al 28 en crecimiento económico. Es decir, perdió siete lugares y ahora está junto con Campeche, Chiapas, Tabasco y Tamaulipas como los estados más jodidos en ese renglón y no tiene para cuándo recuperarse.
Y sobre corrupción ni hablar. El mismo IMCO asegura que Veracruz continúa siendo una de las entidades reprobadas en el combate a la corrupción. El semáforo anticorrupción está en rojo y no se ve por dónde pueda cambiar, ya no al color verde, sino al ámbar.
Y es que en Veracruz hay mil formas de corromperse y otras mil que lo hacen una entidad surrealista.
¿Acaso no es corrupción que los dos comisionados y el Secretario Ejecutivo del IVAI se hayan autorizado un sueldo superior a los 12 millones de pesos anuales? ¿Acaso no es corrupción que sujetos sin escrúpulos pertenecientes al Instituto Veracruzano del Deporte estuvieran cobrando por años las becas de deportistas muertos?
¿Acaso no es corrupción que haya 300 órdenes de aprehensión contra malos funcionarios y no se haya ejecutado ni el uno por ciento?
¿Acaso no son sinónimo de corrupción los pleitos entre militantes del PRD por las candidaturas a las alcaldías? ¿Acaso no es corrupción que éstas se ofrezcan al mejor postor en todos los partidos?
¿Acaso no es surrealismo que el Director de Educación Tecnológica, Alejandro Torruco Vera, declare que Javier Duarte se quedó con 2 mil 400 millones de pesos que eran para infraestructura en esos centros de estudio, y el mismo Alejandro esté señalado de hacer negocios chuecos amparado en el cargo?
¿Acaso no es surrealismo que AMLO critique a Miguel Ángel Yunes Linares por apoyar a uno de sus hijos para la alcaldía de Veracruz y dé el espaldarazo a un recalcitrante duartista como candidato de Morena para esa misma alcaldía?
¿Acaso no es surrealismo que Yunes Linares le quiera heredar la alcaldía de Veracruz y la gubernatura estatal a dos de sus hijos?
¿Acaso no es surrealismo que la diputada, Gabriela Ramírez, haya declarado que está a favor de que se elimine el subsidio a los legisladores para el pago de casetas en autopistas, ya que ella viaja en avión?
¿Acaso no es surrealismo que en medio de la inseguridad, Yunes Linares priorice sus pleitos con AMLO y con los ciudadanos que critiquen su forma de gobernar?
Pobre Veracruz, tan lejos de las coplas de Agustín Lara y tan embarrado en la corrupción y surrealismo políticos.
El PRI, hecho bolas en Tuxpan
El alcalde de Tuxpan, Raúl Ruíz Díaz, sigue amachado en imponer a Francisco Arango Graña como candidato a la alcaldía por ese puerto. Arango Graña es un oscuro odontólogo cuya única participación en política fue como síndico en el gobierno de Alberto Silva, de quien es muy cercano.
El ex síndico no tiene ninguna posibilidad de ganar porque el único apoyo con que cuenta es con el del alcalde, que no le sirve de mucho pues como contraparte, las bases del priismo tuxpeño aborrecen a Arango Graña.
Pero en el PRI estatal están hechos bolas ya que no saben si apoyar al candidato de Ruíz Díaz o a la ex diputada local Gabriela Arango.
Gabriela, ya es la candidata del PVEM y tiene tras de sí una envidiable infraestructura que le permitiría ganar la alcaldía sin necesidad de alianzas.
Si el PRI elige a cualquier pazguato como su abanderado, perderá sin remedio uno de los bastiones más importantes de la zona norte. Pero allá ellos y su mala cabeza.