Lo que relataré a continuación no es producto de alguna imaginación desbocada, sino una triste realidad que padecemos los usuarios de servicios en nuestro país.
El caso me lo contó un estimadísimo lector, quien fue víctima del “fraude legal” que refiero a continuación.
Mi amigo/lector/cómplice (todos ustedes lo son, cuando me hacen el favor de leerme, gracias) me dice que tiene contratado un paquete de telefonía con Telcel, y que mes a mes debe pagar 734.17, lo que había venido haciendo desde hace más de un año, con pequeñas variaciones que nunca llegaron a elevar la cuenta a más de 750 pesos. Sin embargo, el mes anterior su recibo le llegó por $984.21, que pagó sin pensarlo mucho, y el de este mes fue por $983.97, lo que ya le hizo dudar, porque de pronto su pago se había incrementado en 250 pesos.
Como él nunca se ocupa de revisar su recibo de Telcel -que le llega mes a mes religiosamente a su domicilio, con lo que tiene llenos los cajones de su escritorio de estos documentos inútiles-, no había caído en cuenta que estaba pagando adicionalmente un servicio ofrecido por un tal Facundo, que al parecer es un engendro propiciado por Televisa, en donde tuvo un cierto éxito como un conductor desparpajado, chistosito y medio vulgar -lo que atrae mucho al culto y conocedor público chilango, quién sabe por qué-, hasta que fue víctima de uno de los tajantes recortes que trae la empresa de Emilito Azcárraga, para tratar de paliar la pérdida de su otrora voluminoso rating, y por consiguiente de sus también otrora numerosos anunciantes.
Obvio, nuestro amigo no había contratado el tal servicio y menos tenía idea de que le estaba llegando a su celular, porque nunca hizo ningún movimiento en su teléfono o su cuenta para recibirlo.
Sí recordó que alguna vez le había llegado un mensaje SMS a su celular, mediante el cual se le proponía que contratara el servicio -¿humorístico?- del tal Facundo, y lo había borrado de inmediato… y que pocos días después le había llegado otro similar, que también había eliminado.
Entonces llamó al número más inútil del universo -aunque gratuito-, el *111 desde su celular de Telcel, y después de marcar no sé cuántos dígitos y lograr que por fin le atendiera un… ¿cómo les dicen?, ah, un ejecutivo, le contó lo del cobro indebido que estaba recibiendo.
La telefonista, con el clásico tono impersonal y perdonavidas que siempre caracteriza a los “ejecutivos” de Telcel, le dijo que el cobro del servicio se le hacía porque él lo había aceptado ¡al borrar el mensaje! Y para más, le dijo que lo había confirmado ¡al borrar el segundo mensaje!
¿Cómo la ven? Todo un fraude orquestado para exprimirnos aún más los bolsillos. Como si no estuvieran satisfechos con que el servicio de celular en México es el más caro del mundo.
Pues la historia siguió en que nuestro protagonista fue al centro de ¿atención? de Telcel, y ahí después de hacer una larga cola y pelearse con otro “ejecutivo” sentado atrás de una ventanilla, consiguió que no le cobraran el segundo mes, y que le cancelaran el servicio adicional.
Pero los 250 pesos del primer cobro se los quedaron irremisiblemente.
Calcule usted que eso se lo hayan hecho a un millón de los muchos de usuarios que tiene la empresa, y se embuchacaron indebidamente 250 millones de pesos.
No sé si este “fraude legal” se lo tengamos que atribuir a Facundo o a Telcel, pero lo cierto es que los usuarios de la telefonía celular estamos inermes en México.
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