Ignoro cómo vivía Yolli García Álvarez antes de ser presidenta del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y la verdad no me importa, pero ahora que vive como Primera Dama sí me importa, porque lo hace con dinero de los veracruzanos.
Una nota publicada en el portal de noticias “Versiones” en abril de 2015, da a conocer que los Consejeros del IVAI fueron señalados de gastar en forma excesiva recursos públicos. Además de utilizar el cargo para ofertar asesoría a ayuntamientos en materia de transparencia, aparte de venderles el diseño y actualización de páginas web.
Esto, que pudo tipificarse como delito por tráfico de influencias, se realizaba a través de la página www.webxalapa.com (http://www.webxalapa.com/ Página que está vigente) que en ese tiempo administraba Jorge Ceballos Ortiz; responsable de la Unidad de Sistemas Informáticos del IVAI, y que recibía instrucciones directas del consejero Fernando Aguilera de Hombre, pero con la complicidad del consejero presidente, José Luis Bueno Bello. Estos últimos ya no están en el Instituto.
“Versiones” agrega que varios ayuntamientos pagaban a “webxalapa.com” fuertes sumas de dinero por sus portales de transparencia, los cuales tenían la aprobación de los consejeros del IVAI para quedar exentos de cualquier observación o posible incumplimiento a la Ley de Transparencia y Acceso a la Información.
Seguramente la denuncia, si la hubo, se está investigando “muy detenidamente” porque, que se sepa, nadie ha respondido por ese delito.
En ese tiempo Yolli García enfrentó serias acusaciones por utilizar recursos públicos y humanos del IVAI para su uso personal.
Documentos del mismo IVAI comprueban que de enero a abril del 2015 la señora realizó al menos 10 viajes a lugares como Tijuana, Tlaxcala, Yucatán, Morelos, Tabasco y la Ciudad de México. Y en cada uno exigió ser acompañada por tres asistentes que, al igual que ella, se transportaron en avión y se hospedaron en hoteles de cinco estrellas.
Yolli y Aguilera de Hombre, se dieron la gran vida paseando a costa del erario hasta que tuvieron un serio enfrentamiento con José Luis Bueno y éste les cerró la llave del dinero. Entonces se le fueron encima y trataron de destituirlo.
Bueno Bello aguantó los carambazos y se fue hasta que culminó su periodo en agosto de 2015. Yolli asumió el cargo pero tuvo que soportar a Aguilera de Hombre (que también lo quería) hasta junio del 2016 en que fue llamado a ocupar la Secretaría del Trabajo.
En octubre de ese año Yolli García fue reelecta “por unanimidad” consejera presidenta y desde entonces tiene todo el poder en el IVAI.
Pero vuelve a estar en problemas y uno de ellos sería por desvío de recursos.
La diputada de Morena, Daniela Griego Cevallos, dijo que se analizará en la cuenta pública del 2016 si el IVAI utilizó recursos públicos de manera ilegal. Y al parecer así fue.
Pero Yolli está en la cumbre de su poder y minimizó la advertencia como minimizó el sueldo que gana; apenas 60 mil pesos, más bonos bimestrales y semestrales. Cualquier baba.
Lo que devenga la presidenta son más de dos tercios de lo que gana Enrique Peña Nieto. Pero cada uno de esos pesos lo sufre la mujer, lector. No te creas que se los echa al bolso así nomás como así.
Y es que su carga de trabajo supera las 12 horas y si a los veracruzanos cada hora les cuesta en promedio de 2 a 3 mil pesos, esa no es bronca de la señora.
Además, pinche manía la de los reporteros por querer saber cuánto gana un funcionario público. “Hay temas más escabrosos que los salarios de los consejeros (del IVAI). Yo hablaría, por ejemplo, de los contratos que hace el gobierno estatal con los medios de comunicación”, les dijo para que se callaran.
Pero un tema escabroso y escandaloso es el sueldo de esta mujer; y sus viáticos y sus bonos y sus presuntas componendas.
Lo cierto es que si en México tenemos un Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), para qué carajos queremos en Veracruz un IVAI que no tiene autonomía porque (a reserva de que demuestre lo contrario) recibe órdenes del gobernador y cuya transparencia es tan clara como el agua de una cloaca.
Ojalá desaparezca.