A pesar de que la semana anterior el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares le advirtió que aquí en Veracruz iba a encontrar “la horma de su zapato”, el dirigente nacional de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, retornará el próximo jueves 9 al estado, donde durante cuatro días recorrerá 12 municipios de la zona centro del estado.
¿Nuevamente Yunes retará a López Obrador para debatir acerca del supuesto financiamiento que el ex gobernador Javier Duarte le habría dado a MORENA, cuyas pruebas había prometido exhibir el gobernador del PAN y que hasta ahora no ha podido comprobar fehacientemente, no obstante que El Peje, fuerte aspirante presidencial para la sucesión de 2018, le propuso que si se lo probaba él se retiraría de la política?
Por la gravísima crisis de inseguridad que afronta el estado y la complicada negociación con la bancada de MORENA en el Congreso local –a cuya anticipada posición en contra de la reestructuración de la deuda pública se sumó al condicionamiento del grupo legislativo del PRI, lo que obligó a regresar a comisiones el dictamen que ya tenía listo la Comisión de Hacienda del Estado para que el pleno lo aprobara en la sesión del pasado martes–, todo haría indicar que a Yunes no le convendría provocar otra vez a López Obrador, pues entre la opinión pública ha cundido la percepción de que el mandatario panista estaría dando más prioridad a sus intereses político-electorales y sed de venganza que a los lacerantes problemas que afligen a los veracruzanos, los cuales reclaman no sólo seguridad sino empleos, obras y mejores servicios educativos y de salud.
Este miércoles, por ejemplo, en una entrevista radiofónica, el periodista capitalino José Cárdenas incomodó a Yunes al cuestionarle que en estos tres meses de su gobierno se ha dedicado a criticar a su antecesor, por lo que hasta ahora había más dichos que hechos.
El problema de Yunes es que él parece estar convencido de que está actuando bien, y nadie a su alrededor –tanto sus hijos, a los únicos que supuestamente escucha, como los miembros de su gabinete, quienes más que respeto le tienen temor– se atreve a contradecirle ni a enmendarle la plana.
Y en la cúpula nacional de su partido, sus correligionarios, en vez de ayudarlo para que cumpla con sus promesas de campaña que en 2016 lo llevaron al poder, ahora lo quieren usar para aporrear mediáticamente a López Obrador, que para los dirigentes y aspirantes del blanquiazul será el adversario a vencer en la sucesión presidencial del año próximo.
Casualmente, el ex presidente del CEN del PAN, Germán Martínez Cázares, escribió este miércoles un artículo en el diario Reforma en el que plantea que “el camino a Los Pinos pasa por Toluca”, refiriendo que hace seis años Peña Nieto “salió a caminar por el Paseo Tollocan y sin despeinarse llegó al Paseo de la Reforma, para entrar sin contratiempos a Palacio Nacional”. Martínez reitera que “quien quiera ganar la silla presidencial, antes tendrá que triunfar en el Estado de México”, advirtiendo que “si Alfredo del Mazo Maza no gana el cargo de gobernador, que ya ocuparon su padre y su abuelo, el PRI deberá empezar a desalojar el gobierno federal”, pero que “si gana la candidata de Morena, la mesa estará prácticamente servida para López Obrador.”
“Por eso la pregunta clave es: ¿quiere el PAN esa gubernatura? Hace doce años con el voto del PAN en el Congreso local se aprobaron las cuentas públicas de Arturo Montiel, y hace seis años el secretario de Gobernación panista atestiguaba un pacto secreto firmado por panistas para abonar a un eventual triunfo del PRI. ¿No hay arreglos hoy?”, pregunta el ex dirigente, quien abiertamente expone: “Si el PAN quiere recuperar la Presidencia no debería titubear, ni pactar, ni transar (…). Debe mostrar toda su fuerza. (Ricardo) Anaya debería convocar a los gobernadores a dos eventos de arranque de campaña, donde asistan todos sin falta. Uno en Toluca (donde nació Alfredo del Mazo) para que el gobernador Javier Corral le diga a Peña lo que le decía cuando era senador; y otro en Texcoco (donde nació Delfina Gómez) para que el gobernador veracruzano, Miguel Ángel Yunes, vuelva a denunciar a López Obrador por recibir dinero del prófugo priista Javier Duarte.”
“Con eso se acaba el síndrome de Hidalgo”, afirmó Martínez Cázares, al recordar que después de vencer en la famosa batalla del Monte de las Cruces a los soldados del virrey de la Nueva España, el Padre de la Patria “no quiso liquidar la faena”, y en vez de “tomar la metrópoli”, por razones desconocidas reculó. “¿Tiene claro el PAN que al año siguiente de aquel titubeo en el Bosque de La Marquesa, los adversarios de Hidalgo lo fusilaron sin miramientos? ¿Quiere el PAN terminar colgado en el 2018?”, pregunta el ex dirigente, quien afirmó que después de “los enormes triunfos” del año pasado en Veracruz y otros seis estados, el blanquiazul no puede caer en el mismo error del cura de Dolores, sino que “debe apostar su resto y aclarar cualquier duda de componenda con los gobiernos priistas.”
Para el ex secretario de la Función Pública, “las preguntas son claras: ¿Todos los gobernadores panistas estarán sin dudas, sin cálculos y sin vacilaciones en la campaña panista mexiquense? (…) ¿Se prometerá a los mexiquenses que los priistas rendirán cuentas hasta con cárcel, como en Veracruz o Chihuahua? (…) ¿Habrá determinación y coraje para arrebatarle a Morena su alegato contra la corrupción?”.
Veracruz, según se ve, seguirá con un gobernador distraído. Total, este jueves en Tuxpan, Peña Nieto le dijo a Yunes que será un “aliado permanente” para resolver el reto de la inseguridad.