Algo huele a podrido en el asunto del sorpresivo anuncio hecho por la coalición PAN-PRD en el sentido de que David Velasco Chedraui es el quinto aspirante registrado para la candidatura a la presidencia municipal de Xalapa.

Sin un afán acusatorio, es evidente que esa información que fue ocultada hasta el día de ayer tiene visos de sospechosísimo.

Porque ¿Cuál podría ser el objeto de reservar el nombre del cachorro político de la poderosa familia financiera de la capital?

De ahí que los otros aspirantes a esa posición -ésos sí con su registro gestionado dentro del tiempo que consigna el OPLE y hecho público cómo es costumbre y necesidad- hayan puesto el grito en el cielo, ante lo que consideran un intento de imposición que quien ya fue alcalde de Xalapa.

Varias razones se ocurren al imaginario colectivo sobre este hecho sorpresivo, y vale la pena consignarlas en la búsqueda de un motivo válido.

  1. La primera es que David Velasco Chedraui se había reservado hasta el final la decisión de competir, a la espera de lo que le ofrecieran otros partidos políticos a los que buscó él mismo, como el PRI o Morena.
  2. También podría ser que la candidatura de Davicho haya sido un acuerdo cupular con los hermanos Alfredo y Antonio Chedraui, muy cercanos como siempre al círculo del poder, quienes verían con muy buenos ojos para los intereses locales de su consorcio estuvieran apoyados por la autoridad municipal, como ya sucedió en el trienio anterior de su sobrino y hace muchos años con su cuñado Manuel Fernández Ávila en la silla municipal.
  3. La tercera es que en las encuestas -¿a modo?- mandadas a hacer por la coalición, ninguno de los otros aspirantes figuraba de manera que tuviera oportunidad de vencer la simpatía electoral de que disfruta el partido de Andrés Manuel López Obrador en Xalapa (y otros puntos de la entidad).

“Haiga sido como haiga sido”, para usar una terminología muy de Acción Nacional, la candidatura de David Velasco Chedraui estaría entrando con calzador porque:

  1. Su paso por el Ayuntamiento xalapeño como alcalde y por la Legislatura local como diputado no fueron muy del agrado de la ciudadanía capitalina.
  2. La marca Chedraui, que sigue creciendo como la espuma en lo comercial, ha venido a la baja en cuestiones electorales.
  3. Otros contendientes que han jugado limpio durante el proceso, como el apreciado empresario Nicanor Moreira Ruiz, se podrían sentir con toda justicia traicionados por el partido que los impulsó, y no apoyarían las pretensiones de David y su promotor.

Aun no han cometido por completo el error la coalición blanqui-amarilla y están a tiempo de enmendar para que su proceso interno siga fluyendo en los márgenes de justicia y transparencia con el que se había venido realizando (lástima, porque parecía que la decencia estaba llegando a los partidos políticos).

No imagino cuál es el afán personal de David Velasco Chedraui de volver a ocupar la silla municipal, porque se le vio aliviado cuando culminó su trienio. De él se conoce que es un buen hombre, y llegar de esa manera aviesa por parte de quienes lo empujan no va con él.

En fin, aún no hay nada definitivo, por lo que panistas y perredistas pueden aún obrar bien.

Y si no, Hipólito ya se prepara para ocupar tranquilamente la presidencia para Morena… o el PRI hace la chica que se ve tan imposible, porque la política en Chedraui no cuesta menos.

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