Lo que ha pasado con los alcaldes veracruzanos es la prueba fehaciente de que al Gobernador Yunes –y a sus cachorros- les interesa la política y las elecciones, y muy poco el gobierno, al menos por ahora. No están pensando en resolver los problemas del estado sino en ganar las próximas elecciones municipales para encarrilar el yunimato de ocho años.
Resulta que las mismas “justas demandas” que hacían los alcaldes aliados en noviembre pasado, hoy se han convertido en actos de ignorancia y falta de vergüenza a los ojos de nuestra monarquía volovanera. Y a las pruebas se remiten los propios protagonistas mediante videos que corren libremente por internet.
En los días aciagos del gobernador sustituto Flavino Ríos, tras el asalto a la Casa Veracruz, los alcaldes aliados del entonces gobernador electo exponían a través de su vocero, el presidente municipal de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes, lo siguiente:
“Ahí está este cobarde –refiriéndose a Ríos Alvarado- que nos deja solos aquí, sin una respuesta para toda la gente que está exigiendo recursos que legítimamente le corresponden a los veracruzanos. No es de los alcaldes, no es a los Ayuntamientos, es el dinero para tus medicinas, para tu gente, es el dinero para apoyos (sic), es el dinero para todos los municipios”.
“Tienen la cara dura de venir a decirnos que no hay solución para este tema. No se lo vamos a permitir, aquí nos vamos a quedar…” Y lo hicieron. Por varios días, un grupo de alcaldes ocuparon los inmuebles de la Casa Veracruz y el Palacio de Gobierno, sin que la autoridad aún en funciones, atinara a responder no sólo política sino penalmente. Para entonces, ya no querían más queso, sino salir de la ratonera.
Pero llegó diciembre y todo cambió. Los carniceros se volvieron en los dueños de la carnicería y se continuó desde el gobierno, la persecución política que se había iniciado meses atrás. Entonces, las deudas ya no eran un problema responsabilidad del gobierno del Estado como habían denunciado, a pesar de que los recursos adeudados y los que corresponden a 2017, han llegado etiquetados conforme se establece la coordinación fiscal con la Federación.
Ahora, el Gobernador ya no es un cobarde por no atender a los alcaldes de una filiación política distinta a la suya, como se alegaba en noviembre. En su opinión, el reclamo por el pago de adeudos ya no es un acto de dignidad, sino una acción de “ignorantes y desvergonzados”, como lo calificó el fin de semana pasado, ante la exigencia del cumplimiento en el pago.
Ahora la Secretaria de Finanzas puede dejar plantados -como entonces- a los alcaldes y no se trata tampoco de una “cara dura” que evade su responsabilidad, sino que se trata de una funcionaria eficiente que tiene que estar viajando constantemente a la ciudad de México. Eso mismo dijeron los funcionarios duartistas en noviembre pasado y fueron lanzados a la hoguera.
¿Y ahora qué pasó? Por decreto personal, los recursos que corresponden a los Ayuntamientos ¿dejaron de ser “el dinero para tus medicinas, para tu gente, es el dinero para apoyos, es el dinero para todos los municipios” y pasaron a ser patrimonio personal de los presidentes municipales y por eso no les pagan? Parece que la ignorancia y la falta de vergüenza no es exclusiva.
Tres meses después, ante el mismo problema, los mismos protagonistas y las mismas demandas de solución, ¿el mandatario estatal aceptaría que alguien lo llame cobarde? ¿Estaría de acuerdo –como fallidamente lo reconoció Flavino Ríos- en que la toma del Palacio de Gobierno es una medida adecuada para expresar una justa demanda? ¿Dejaría que los alcaldes priistas durmieran en los pasillos del propio Palacio, hoy dedicados a dar testimonio de las historias de amor de sus noveles funcionarios?
No se hagan bolas. En noviembre, la deuda con los Ayuntamientos fue el pretexto perfecto para adelantar la asunción política –que no legal ni administrativa- del nuevo Gobernador. Desde entonces hay alcaldes hijos y otros más entenados y mal queridos.
Hoy, desde el ejercicio del “pinche poder”, la retención de los recursos municipales tiene dos propósitos complemente distintos: presionar al PRI y a sus alcaldes para que se destrabe la aprobación de la reestructuración de la deuda estatal –tema de por sí delicado por sus implicaciones económicas de largo plazo-; y evitar que los presidentes tengan margen de maniobra para operar en el actual proceso electoral de Ayuntamientos.
Según sus cálculos, los alcaldes no tendrán dinero para ganar elecciones pero el Gobierno del Estado sí. Es natural, que en un minimato, los alcaldes tengan que transitar entre la justicia y la ignorancia, según quien sea el verdugo.
La del estribo…
- En el PRI deshojan la margarita. Si no todos somos Duarte, también no todos somos Fidel.
- Matan a un hombre en pleno centro de Veracruz para robarle auto de lujo. Asaltan el Coppel de Córdoba para llevarse dinero en efectivo, joyas y celulares. Otra vez, todo a plena luz del día. Así las cosas de la percepción.