Para las elecciones de 2018, las encuestas predicen dos hechos históricos, según la empresa de opinión Parametría: Morena, tras tres años de registro, marcha a la cabeza de las preferencias electorales rumbo a la elección presidencial, mientras que el PRI ha caído drásticamente hasta colocarse en el tercer lugar. Y precisa.
“La caída de la intención de voto por el PRI como partido es histórica. A tal distancia de las elecciones sin la nominación de un candidato el partido en el poder a nivel federal nunca se había ido a la tercera posición. El partido en el gobierno como tercera fuerza electoral no sólo es un evento inusual, es histórico.”
La empresa señala que en octubre pasado, Morena ya había empatado al PRI en el segundo lugar, apenas superados ambos por el Partido Acción Nacional, pero entre diciembre de 2016 y enero de este año lo rebasó. “Este lento crecimiento de Morena culminó en sobrepasar no sólo al PRI, sino al PAN que se había colocado como la primera fuerza electoral desde junio. La última medición de Parametría indica que la distancia entre Morena y el segundo lugar (PAN) es de dos puntos porcentuales -31% vs 29%- y hay diez puntos de distancia con el PRI, quien llega a 21%.”
Aunque reconoce que, de aquí a los comicios de 2018, indudablemente las preferencias electorales se irán modificando, “hoy tenemos un escenario donde Morena se posiciona como el partido que ha subido en preferencias, canalizando el descontento social, lo que ha quedado registrado en las encuestas realizadas por distintas firmas.”
En efecto, en este momento, sin que haya un candidato definido, al menos en el PAN y el PRI porque ya sabemos que el candidato de Morena será Andrés Manuel López Obrador (en campaña electoral permanente desde hace años), PAN y Morena aparecen técnicamente en un empate, lo que da muchas posibilidades al PAN de canalizar en su favor la inconformidad social con el PRI, lo que hasta el momento solo ha aprovechado Morena. Pero para el PRI las cosas no parecen que vaya a mejorar. “La tendencia que se observa más difícil de revertir es la del partido en el gobierno, tanto por su porcentaje de preferencia como por la distancia con las dos fuerzas electorales con liderazgo.”
Parametría concluye que faltan casi 18 meses, una elección con altos niveles de atención y con un electorado cada vez más volátil. “Como hemos aprendido con todo proceso electoral, más allá de lo que dicen los números hoy, todo comportamiento futuro es de pronóstico reservado.”
¿Cómo repercute este escenario en Veracruz?
No hay, en las encuestas públicas conocidas, datos precisos sobre la preferencia electoral por estados, aunque seguramente cada partido político tendrá sus propias mediciones. Sin embargo, para el caso particular de Veracruz, todos los analistas políticos coinciden en que la situación del PRI rumbo a la elección municipal de junio próximo es estrujante, por no decir desoladora.
De entrada, queda claro que el único partido que no ha dejado de trabajar en su crecimiento y en la promoción de sus cuadros es Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Y ha tenido un éxito inusitado. Tanto en la elección de diputados federales en 2015 como en la elección para Gobernador del Estado en 2016, los números electorales de Morena pegaron fuertemente al PRI y, aunque quedó en el tercer lugar con su candidato Cuitláhuac García Jiménez el año pasado, lo cierto es que los números pueden ser engañosos.
Fue claro el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares, de la coalición PAN-PRD, que obtuvo 1 millón 55 mil 544 sufragios, que representaron el 34.4 por ciento del total de votos emitidos. Pero la segunda posición obtenida por Héctor Yunes Linares, con 929 mil 485 votos (30.29 %), representó un mal indicio porque lo hizo con la suma de lo logrado por el PRI, el Partido Verde, Nueva Alianza, AVE y Panal. Cuitláhuac, en cambio, respaldado solo por Morena, logró en la primera incursión de ese partido, 809 mil 954 votos, lo que representó el 26.4 por ciento.
Lo demuestra el hecho de que, en la elección paralela de diputados al Congreso local, el PRI solo obtuvo 4 diputados de mayoría relativa y 5 de representación proporcional (9 en total), mientras que Morena logró 8 de mayoría y 5 plurinominales, es decir, 13 escaños en total, cuatro más que el antaño partido aplanadora, y cuatro menos que el PAN, que tiene a 17 diputados (10 de mayoría relativa y 7 por representación proporcional).
Lo significativo para los comicios que ocurrirán en menos de cuatro meses es que los resultados electorales que obtenga el PRI como partido se verán seriamente afectados por varias circunstancias que ye le dañaron en 2016 pero que ahora serán más severos: el estigma del último gobernador priista, Javier Duarte, prófugo de la justicia por protagonizar el mayor desfalco de la historia a la hacienda pública, y las guerras intestinas a que ha sido sometido a raíz de la derrota el año pasado, lo que se ha acentuado con la búsqueda de su control por parte de la todavía fuerte presencia de la Fidelidad.
Frente a estos dos contendientes, PRI y Morena, que solo en teoría se pelearían el segundo lugar, la alianza del PAN con el PRD puede enfrentar dos circunstancias que afectarían su desempeño electoral el próximo 4 de junio.
Por supuesto, ayudará el impulso que ha cobrado desde los comicios para Gobernador ganados por Miguel Ángel Yunes Linares, que ha afectado principalmente el comportamiento del priismo, estigmatizado por la corrupción de sus dos últimos gobernadores. Aunque con resultados no del todo convincentes, porque sigue prófugo Javier Duarte y aún no hay proceso judicial contra Fidel Herrera, lo cierto es que ha puesto a ambos en una circunstancia verdaderamente vulnerable y, con ellos, al PRI.
Sin embargo, el hecho de que a la fecha no ha logrado que camine el gobierno estatal, gracias a la lacerante herencia financiera de su antecesor, y que cientos de burócratas han sido echados a la calle sin siquiera asegurarles su justa liquidación conforme a la ley, le está ganando muchas dudas entre el electorado.
A ello agregue una proclividad del gobernante a allanar el camino para sus dos hijos, el senador Fernando Yunes, que por segunda ocasión dejaría sin concluir un cargo de elección popular (primero, la diputación local, y ahora, la Senaduría), para buscar este mismo año la alcaldía de Veracruz, y el alcalde boqueño Miguel Ángel, a quien prepararía para ser candidato a Gobernador en 2018, le podría generar la animadversión de los propios panistas.
¿La marca o el producto, qué estará en juego?
Independientemente de los partidos políticos y de sus alianzas, lo cierto es que en las elecciones municipales tendrá más valor el producto que la marca. Ya hemos visto que en algunas ciudades, en las elecciones pasadas tuvieron más empuje los partidos que los candidatos.
El caso más icónico se materializa en la persona del profesor universitario Cuitláhuac García Jiménez, desconocido en el distrito electoral federal de Xalapa que, con la marca de Morena y de su dirigente Andrés Manuel López Obrador, logró arrasar en los comicios para diputado federal, y que, al año siguiente, logró una votación histórica para cualquier candidato opositor a la gubernatura.
En las elecciones municipales es donde más se practica el chapulinismo, expresión con que se define la actitud de los políticos de saltar de un partido político a otro, según se presten las circunstancias. Por eso, hemos visto ganar en elecciones municipales a partidos de manera abrumadora, aunque en la siguiente elección pierdan su registro por la escasísima cosecha de sufragios. Si no, vean el caso del negocio registrado bajo las siglas AVE (Alternativa Veracruzana).
Los mejores candidatos serán los que obtengan el triunfo, sin importar las siglas que los respalden, y eso permitirá incluso al PRI tener comportamientos irregulares. De todas maneras, lo que puede percibirse es que tanto Morena como la coalición PAN-PRD se llevarán la gran mayoría de autoridades locales, dejando al PRI en un sitio vergonzoso.
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