El 5 de Febrero de 1903, en el aniversario de la promulgación de la Constitución de 1857. Ricardo Flores Magón, acabado de salir de prisión, se reincorporó al trabajo y alquila el periódico “El Hijo del Ahuizote”, cuya oficina estaba en el número 3 de la calle de Cocheras (hoy República de Colombia, en la ciudad de México) y escribió, en la edición del 8 de febrero de 1903, este artículo:
“doloroso nos es causar al pueblo mexicano la merecida afrenta de lanzar esta frase á la publicidad: “La Constitución ha muerto…”
¿Pero por qué ocultar más la negra realidad?
¿Para qué ahogar en nuestra garganta, como cobardes cortesanos, el grito de nuestra franca opinión?
Cuando ha llegado un 5 de febrero más y encuentra entronizada la maldad y prostituido al ciudadano; cuando la justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo una teocracia inaudita ¿Para qué recibir esta fecha, digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría?
La Constitución ha muerto, y al enlutar hoy el frontis de nuestras oficinas con esta fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, como escenario sangriento al pueblo que han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción”.
Después vendrían la epopeya magonista y la Revolución.
No triunfó del todo la revolución magonista, tampoco la de Zapata, ni la de Villa, los que ganaron fueron los carrancistas, los parches, los intentos y embates para acabar con su espíritu nacionalista y revolucionario.
A 114 años de ese editorial le costó a Ricardo y Enrique la cárcel y el exilio.
El mensaje con el que Flores Magón espeta al pueblo mexicano de entonces en 1903, sigue sacudiendo a los mexicanos de hoy con la Constitución de 1917 que ya se han dado cuenta que se encuentra entronizada la maldad y prostituido al ciudadano… ¿Para qué recibir esta fecha digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría? La constitución no ha muerto… protestamos solemnemente contra los que la han pisoteado y manoseado quienes teniendo como escenario sangriento al pueblo vejado y sumido en la miseria, celebran este día 5 con muestras de regocijo y satisfacción.
A pesar de todo a la Constitución de 1917, -primera Constitución social en el mundo-; Constitución del nacionalismo revolucionario, no la han matado, ni una vez. No lo harán tampoco las “¿reformas estructurales?”, ni las embestidas neoliberales o los parches sexenales ni los gobernadores ratas y prostitutos, como los que usted conoce, ni tampoco ningún iluminado de cualquier partido político, o secta o religión. La Constitución, sí ha sido pisoteada y manoseada impunemente con el más terrible erotismo que poseen los corruptos.
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