En los años ochenta y noventa del siglo anterior, cuando caía un pez gordo en la cárcel, el mismo Agente del Ministerio Público se encargaba de hablarle a los reporteros de la fuente para que cubrieran el hecho.
Una vez que llegaba la parvada, se sacaba de las galeras al sujeto y se le colocaba esposado atrás de una mesa donde ya se habían dispuesto varios paquetes con mota o coca; los policías cooperaban colocando sus armas de fuego sobre la mesa y comenzaba la sesión de fotos.
Al reo se le permitía hablar con los reporteros y a éstos preguntarle lo que quisieran.
A día siguiente los lectores se enteraban de la detención de un peligroso narcotraficante al que habían aprehendido con varios paquetes de estupefacientes y un arsenal en armas.
Las fotos, las preguntas y las respuestas, eran vistos como normales en el trabajo de un reportero de policía.
Ahora ya no es así.
Pero al parecer los elementos de la Fiscalía General del Estado con Jorge Winckler a la cabeza lo ignoran. Y por su supina ignorancia están a punto de dejar escapar a un pez súper gordo ya que volvieron a hacer el expediente del caso (carpeta de investigación, se le llama ahora) literalmente con las patas.
Hace unos días dejaron ir a un pez de buen tamaño en la figura del ex director del Seguro Popular, Leonel Bustos Solís, acusado de al menos cuatro delitos graves. Pero la pésima elaboración de la carpeta de investigación lo puso en libertad bajo fianza.
Con Arturo Bermúdez Zurita puede sudecer lo mismo.
Catedráticos de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, dijeron a La Jornada Veracruz que la sobreexposición mediática de la detención del ex secretario de Seguridad Pública, así como de la imagen donde aparece fichado al interior del reclusorio, podrían ser considerados como una violación al debido proceso por parte de la Fiscalía General del Estado y por ende, puede ser puesto en libertad.
Los catedráticos, cuyos nombres no dio a conocer el rotativo, agregaron que en caso de que la defensa alegue violación al debido proceso de Bermúdez Zurita, la justicia federal podría estar concediendo un amparo no sólo para otorgar la libertad, sino incluso para anular el caso.
Por lo anterior, el truculento Secretario de la SSP durante el duartismo ha de estar empacando sus pertenencias para largarse de Pacho Viejo.
De seguir los desatinos de la Fiscalía, no tardará en entregarse y por su propia voluntad Javier Duarte, sabedor de que sólo pasará unos días enjaulado antes de disfrutar de su depa en Boca del Río desde donde seguramente dará conferencias, escribirá un libro y firmará un resto de autógrafos.
Mientras los fiscales se empapan del debido proceso van a pasar años, tiempo que aprovecharán las decenas de rateros que nos dejó el fidelato y el duartismo para carcajearse de la justicia.
Ante tan desgraciado panorama, los jueces deberían poner de su parte y no soltar a un criminal por aberraciones jurídicas.
No es justo que por errores en un expediente un ladrón o un asesino reciban un amparo que les permita seguir robando y matando.
Hace unos meses, fue puesto en libertad un sujeto que secuestró a una mujer y le amputó los dedos de una mano. ¿Por qué lo liberaron? Porque faltó la firma de un funcionario en un expediente.
Ojo, no es que el funcionario se haya negado a firmar; simplemente a alguien se le olvidó decirle que tenía que firmar ese expediente. Y al juez se le hizo más fácil soltar al criminal sentenciado a 60 años, que buscar al firmante para que estampara la rúbrica faltante.
¿Es justo eso?
Al ver casos como éste y como el de Leonel Bustos que con todo en contra logró su libertad, y al saber que muy probablemente recobre la suya un sujeto como Bermúdez Zurita, dan ganas de que regrese el antiguo sistema de justicia, ese donde te apañaban, te acusaban hasta de lo que no habías hecho y desde adentro tenías que demostrar tu inocencia.