El descubrimiento de la plasticidad (facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse) de los mapas motores y sensoriales ocasionada por heridas y amputaciones llamó la atención de Ramachandran, un neurólogo interesado en comprender el curioso fenómeno de los miembros fantasma que perciben las personas que han sufrido una amputación de sus extremidades. Descubrió en sus pacientes lo que se había observado en los experimentos con macacos, ratas y otros mamíferos, a pesar de que habían perdido alguna extremidad percibían su presencia e incluso llegando a sentir dolor en el miembro inexistente. La mano fantasma no era el efecto de suputaciones (cómputo o cálculo) psíquicas sin base fisiológica : esa persona sentía (siente) efectivamente su mano ausente.
Si se le tocaba la mejilla o el antebrazo. De hecho se puede estimular con gran precisión cada dedo de la mano amputada siguiendo la gráfica invisible que fue descubriendo el investigador en la cara y el antebrazo. Detecto otros casos en que la persona tenía sensaciones en el miembro fantasma al estimular otras regiones. Una mujer sentía su pie ausente cuando tenía relaciones sexuales. Otro declaró que incluso tenía sensaciones en su pie amputado, y una mujer que había sufrido radical mastectomía (amputación de los senos) tenía sensaciones en sus pezones fantasma cuando le estimulaban los lóbulos de las orejas . Ramanchadran ofrece dos posibles explicaciones: podría tratarse del crecimiento de nuevos brotes o retoños en las fibras nerviosas.
Otra posibilidad es que haya una enorme red de conexiones, una sobreabundancia de enlaces que como reservas entrarían en acción en caso de necesidad. Según esta última hipótesis y de acuerdo a datos del antropólogo, sociólogo ,ensayista e investigador Roger Bartra (México,1942), en su obra “Antropología del Cerebro” ,existirían conexiones, aunque inhibidas, entre la mejilla y la zona del córtex que se vincula con la mano o con el pie. La inhibición cesaría en el momento en que se interrumpe el flujo de señales. Pero esto no explica que se activen conexiones reservadas o inhibidas sin ninguna necesidad. Ramanchadran demostró la importancia de los circuitos visuales en la gestación y la modificación de las sensaciones fantasmales . Interesado en el tema de la definición de la identidad corporal y de la consciencia, realizó varios experimentos en individuos normales para lograr que la nariz de otra persona, una mano de plástico, una silla o una mesa, fueran considerados como parte de su cuerpo, de manera similar a la sensación de quien conduce un automóvil, que percibe la máquina como una extensión de su identidad somática.
En la neurología cognitiva, cuando percibimos un color, como por ejemplo el rojo, se suele suponer que la experiencia del rojo es subjetiva, un tipo de sensaciones que los filósofos anglosajones llaman qualia (subjetividad de las experiencias individuales) y que ejemplifica, cómo unificar la experiencia subjetiva en primera persona al contemplar el color rojo, con la descripción de una tercera persona, de un científico que define la sensación como la activación de redes neuronales, cuando llega a la retina un haz luminoso que tiene determinada longitud de onda. Es decir qué unifica la mente y el cerebro. Sin duda en el universo no existe la categoría «rojo» ,menciona Bartra.
En 1928 el pintor surrealista René Magritte hizo un experimento mental. En su cuadro «La traición de las imágenes». En la pintura vemos una pipa y debajo la siguiente inscripción: «Ceci n’est pas une pipe» (Esto no es una pipa). Magritte presenta la imagen de un objeto conocido y en la etiqueta declara «no es una pipa» . Hay una contradicción : nuestra retina nos permite reconocer una pipa, pero nuestros conocimientos lingüísticos (si conocemos el francés) nos revelan lo contrario. Aparentemente estamos ante un problema insoluble de traducción: al mirar el cuadro observamos una bella pipa, pero un seco mensaje en otro lenguaje nos advierte que estamos equivocados. Lo que parece una incongruencia entre dos regiones diferentes del cerebro, el córtex visual en el lóbulo occipital y las áreas del habla en el hemisferio izquierdo.
Cualquier conocedor de la cultura occidental moderna, intuye la paradoja irónica : evidentemente no vemos una pipa.. sino una representación . Las representaciones y el arte nos permiten traducir lo que parece intraducible.
Y estas representaciones las vemos y oímos constantemente, por ello cuando escuchamos o vemos declaraciones o leemos mensajes, hay que ver más allá de lo que se pretende hacernos creer.