“Los dioses del poder se reconocen
sin límites. El reducto que los resguarda
está formado por materiales abominables:
la corrupción, el crimen y la impunidad”:
Julio Scherer García
Palabras del gobernador Yunes:
“si yo tuviera los elementos jurídicos para detenerlo, (a Javier Duarte) ya lo habría detenido”. “Hay problemas muy graves en la entidad que no se resolverán en dos años”.
“Se sientan las bases para que a todos los veracruzanos nos vaya muy bien”.
El asunto es que no ha habido nada, de nada. Nadie de los pillos que saquearon a Veracruz, están en la cárcel. Eso sí, se les ha exhibido en los medios, en los cafés en las cantinas, en las conferencias de prensa, en los discursos y en todas partes. Pero de ahí ‘pa’l real, nada.
Se pasean impunes los involucrados, burlándose., pitorreándose ¿A ver: ¿qué se sabe de Arturo Bermúdez, aquel famoso general de cuatro estrellas que hizo lo que quiso en la Secretaría de Seguridad y que hasta se compró unas casitas allá en Texas, E.U? ¿Quién ha hurgado para encontrar al escuadrón de la muerte que estaba a su servicio matando y secuestrando veracruzanos, incluyendo a los cinco jóvenes de Tierra Blanca? Nadie.
¿Y Deantes, y Mauricio Audirac, y Mota, y El Cisne, y Marcelo Montiel, y los suegros de Duarte, y los hermanos de Duarte, y su esposa Karime, y los diputados Castillo y Aguilar, y Jorge Carvallo y tantos otros a quienes se les ha comprobado el delito? ¿Qué han hecho las autoridades panistas en contra esta célula delincuencial?
Alguien ha dicho que hasta el día de hoy, Javier Duarte carga el premio a la corrupción y al cinismo del México de nuestros días, convulsionado por Peña Nieto quien de no haber sido por él (Peña), Duarte no tuviera en su haber ese galardón. No podemos tragarnos el cuento de que inteligencia militar, el CISEN y los otros cuerpos de inteligencia de la embajada de Estado Unidos en México no supieron nada. No saben nada.
Cuando Yunes Linares anduvo en campaña prometió “meter a la cárcel a Duarte y recuperar lo robado”. Lo repitió cuantas veces pudo ante los electores quienes creyeron que con él las cosas serían distintas a como siempre ha sido.
Sin embargo, anunció que ha ido recuperando bienes y recursos del Estado. No ha clarificado cómo ha hecho tal hazaña. La duda obliga a preguntarnos, ¿a cambio de qué? Nadie tiene conocimiento de esos actos de autoridad que sean fundados y motivados para sostener todas y cada una de esas recuperaciones de bienes. Nadie explica y todo eso hace pensar en impunidad disfrazada de negociación con la banda de Javier Duarte.
Los problemas que padece Veracruz, siguen ahí. Por principio se nota en la gente el fervor reiterado de hacer justicia, de aplicar la ley al prófugo que desde el 17 de octubre del año pasado anda de pelada. Sin embargo, da la impresión de que Yunes ya tiró la toalla y ha aceptado la “atracción” por parte de la PGR ‘porque son delitos federales’. Pero esta medida no es aceptada por la ciudadanía porque no se puede ‘atraer’ las culpas en las que incurrió ‘el prófugo’ conforme a la ley del fuero común de responsabilidades de los servidores públicos.
En otras cuestiones, la Universidad Veracruzana trabaja con los recursos mínimos, por eso en el área de ciencias que requiere del mantenimiento de distintos seres vivos ha visto que la corrupción cobra facturas y deja en estado de inanición varios proyectos científicos.
Un ejemplo de impunidad es el suegro de Duarte, Tony Macías a quien Yunes Linares amenazó con meter a la cárcel y recuperar la reserva territorial para regresársela a Coatzacoalcos. Promesa incumplida. Tony Macías reside en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas gozando y viviendo a todo lo que da de lo que se robó de Veracruz. De la reserva, nada. Ya han transcurrido más de 50 días y no se ha iniciado una sola acción que haga efectiva la promesa del Gobernador Yunes de recuperar los predios entregados por el ex cónsul a Jesús Antonio Macías Yazegey. Según Yunes había dado instrucciones a las Secretarías de Finanzas y de Gobierno para que procedieran judicialmente e iniciar los trámites legales con el fin de recuperar las 65 hectáreas de la reserva territorial del antiguo Puerto México valuadas en mil millones de pesos. Y nada y lo peor es que el suegro del prófugo sigue administrando las empresas que están en la reserva en sociedad con el exconsul y la esposas de Duarte.
Hay más promesas que aún no se cumplen.
Ésta es, indudablemente, hora de crisis, de transición, de cambios de ruta y de objetivos. No vemos todavía en el equipo gubernamental, que es mezcla de individualidades, realizar esfuerzos para rectificar desviaciones y volver a una mística original. Ojalá no se caiga en la vieja trampa que ideó el sofisma de que primero hay que crear riqueza luego repartirla.
¿Es acaso este tiempo yunista de administradores y no de políticos?
En este 2017, los veracruzanos, tal vez, seremos felices y el gobernador Yunes nos tenga alguna sorpresa antes de las elecciones municipales como exhibir a Duarte y presentarlo ante un juez porque lo que está sucediendo con eso de la medicina clonada y la renuncia del cónsul, se da por hecho que Peña Nieto ya ha roto con Duarte y así dejaremos de estar de criticones en contra de las autoridades panistas que nos gobiernan en el sentido de que no cumplen lo que han prometido. Estaremos pendientes de la guerra política que se avecina.
Es cuestión de esperar. Nada más que el que espera, desespera y el gobernador panista se la está rifando para que su partido siga mandando en el estado más importante de México.
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