Como gobernantes, Miguel Ángel Yunes Linares y Fidel Herrera Beltrán tienen estilos muy parecidos: mesiánicos, obsesivos, populistas, egocéntricos, simuladores y –entre otros muchos vicios y defectos más– controladores: se empeñan en que nada ni nadie los eclipse, se les “salga del huacal” o les reste poder.
Sus genes políticos son tan idénticos que en una ocasión el ex priista Porfirio Muñoz Ledo, a la sazón dirigente nacional del PRD, declaró irónicamente durante una de sus visitas a Xalapa que Herrera Beltrán era… ¡“la copia al carbón” de Yunes Linares!
La referencia se hace porque ante la proximidad de la elección municipal de junio entrante –proceso electoral que volverá a enfrentar a los acérrimos enemigos políticos, los cuales tienen intereses encontrados por los proyectos personales de sus respectivos hijos: el diputado federal Javier Herrera Borunda, candidateado para la senaduría o gubernatura de 2018, mismos cargos para los que se menciona también a Miguel Ángel Yunes Márquez, actual alcalde de Boca del Río, luego de que su hermano, el senador Fernando Yunes, ha sido “destapado” para contender este año por la alcaldía del puerto de Veracruz–, pareciera que tanto el cónsul de Barcelona como el gobernador panista están buscando incidir en el control de la dirigencia estatal del PRI, que desde hace nueve días quedó acéfala tras la renuncia a la presidencia del CDE de Amadeo Flores Espinosa, con quien Yunes seguía manteniendo una buena relación personal a pesar de haberse ido a la oposición desde 2004 en protesta por la candidatura de Herrera Beltrán.
Casualmente, a Flores Espinosa, quien en 1992 fue secretario general del PRI con Yunes en la dirigencia del tricolor durante la campaña electoral del gobernador Patricio Chirinos Calero –partido que en esa administración presidió por primera vez el político de Cotaxtla, y a cuyo frente perdió decenas de alcaldías en la sucesión municipal de 1994 presuntamente por la operación política en contra que desde la Secretaría de Gobierno habría realizado a favor del PAN el alto funcionario chirinista que aún militaba en el Revolucionario Institucional–, le unía y le sigue uniendo con el ex priista de Soledad de Doblado la misma animadversión hacia Fidel, pese a que desde hace más de 12 años ambos militan en trincheras partidistas antagónicas.
De ahí que el ex diputado local Marco Antonio del Ángel Arroyo, uno de los que interpusieron un recurso legal ante el Tribunal Electoral del estado para impugnar la dirigencia de Flores Espinosa, haya celebrado la salida de Amadeo, acusándolo de pretender entregar el PRI “a la derecha”. Del Ángel Arroyo es hijo de César del Ángel Fuentes, líder del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, al que Fidel Herrera y Javier Duarte financiaron en sus sexenios para hostigar a Yunes Linares, a quien le imputan haber promovido el encarcelamiento del dirigente campesino en la campaña electoral de Chirinos, y al que después de haber sido liberado nunca dejó regresar a Veracruz durante el chirinato.
Por eso, ahora que Flores Espinosa decidió dimitir acosado por los “mandaderos” del grupo de Herrera Beltrán –como los señaló públicamente la secretaria general del CDE del PRI, Regina Vázquez Saut–, a varios priistas ha llamado la atención los tiros de precisión que desde el domingo pasado han salido desde Palacio de Gobierno en contra del cónsul de Cataluña y la red de sus principales operadores políticos, electorales y financieros, que buscan apoderarse de la dirigencia estatal del tricolor, partido que en esta elección municipal y seguramente en la sucesión presidencial y estatal de 2018 irá en alianza con el PVEM, lo que fue confirmado este lunes por la delegada del CEN priista, Lorena Martínez Rodríguez, luego de reunirse con el diputado federal del Verde, Javier Herrera Borunda.
Y es que, el domingo, al echar a andar el operativo de seguridad en la zona norte de Veracruz, Yunes afirmó desde el puerto de Tuxpan que el crimen organizado tuvo “la protección tanto de Fidel Herrera como de Duarte”. El panista acusó que el empresario Francisco Colorado Cessa, encarcelado en Texas, “encabeza una célula de la delincuencia organizada y que tenía una relación cercana con Duarte, con Alberto Silva (ex alcalde y diputado federal), con Fidel Herrera, y que ellos protegían la actividad delictiva”.
Luego, al día siguiente, lunes 16, en conferencia de prensa, Yunes desempolvó un viejo caso que data del fidelato: el criminal fraude con los falsos medicamentos para enfermos de cáncer, un negocio en el que presuntamente estuvieron implicados proveedores que tienen lazos familiares con el diputado federal Jorge Carvallo Delfín, ex secretario particular de Herrera, y uno de los instigadores de la renuncia de Amadeo que ahora estaría empujando a su incondicional Marlon Ramírez Marín para presidir el CDE del PRI, ex subsecretario de Gobierno que en 2015 fue señalado de haber fraguado la derrota como candidata a diputada federal de la actual delegada estatal de la Sedesol, Anilú Ingram Vallines, muy cercana al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, uno de los presidenciables priistas con el que el gobernador panista de Veracruz mantiene una cercana relación personal desde que ambos era allegados a la ex lideresa nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo.
El último obús teledirigido por Yunes contra los fidelistas fue ejecutado esta martes 17 por el fiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz, quien en conferencia de prensa informó que con la colaboración de la Policía Federal, Marina y Ejército Mexicano se había dado un fuerte golpe a la delincuencia organizada en el rancho “El Faisán”, presuntamente propiedad de un ex funcionario estatal, que se ubica sobre la carretera federal Cuitláhuac-Veracruz, a unos kilómetros de La Tinaja –en la zona centro del estado, donde el sexenio anterior fue detenido un famoso capo de Los Zetas apodado “El Lucky”, el cual reveló que tenía tratos con un funcionario de apellido “Lagos”–, donde fueron incautados 80 mil litros de gasolina clandestina, armas de alto poder y 58 unidades de carga pesada con reporte de robo.
Lo curioso es que este mismo rancho, de cuyo dueño se reservó su identidad el fiscal yunista, ya había sido cateado en agosto del año pasado por elementos del 83 Batallón de Infantería, los cuales aseguraron en esa ocasión dos autotanques robados.
Ante estas especulaciones habría que ver si Yunes Linares está decidido a combatir frontalmente al crimen organizado o si sólo busca acalambrar a sus adversarios políticos para tener bajo control y sacar la mejor raja en los procesos electorales que se avecinan.