Todavía falta más de un año para que el PRI elija a sus candidatos a la Presidencia y al Senado de la República, así como a la gubernatura de Veracruz, pero el dirigente estatal de la CNC, Juan Carlos Molina Palacios, ya sueña con alcanzar el escaño senatorial, lo que obviamente le ha generado celos de otros aspirantes priistas a la Cámara alta del Congreso de la Unión, entre ellos algunos diputados federales muy allegados a los ex gobernadores Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, que por esa misma aparente razón también han enderezado una campaña para sacar de la dirigencia priista a Amadeo Flores Espinosa.
Ese habría sido el motivo por el que a Molina le quisieron boicotear su evento del pasado viernes 6 de enero, al que inicialmente pretendía acarrear 30 mil cenecistas de todo el estado presuponiendo que el presidente Enrique Peña Nieto vendría a encabezar el 102 aniversario de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, la primera del país.
Peña no vino y tampoco el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong –quien presuntamente apadrina a la delegada estatal de la Sedesol, Anilú Ingram Vallines, a la que Molina anda promoviendo como su potencial compañera de fórmula para las elecciones federales de 2018–; la representación del Gobierno de la República recayó finalmente en el titular de la Secretaría de Agricultura, José Calzada Rovirosa, el ex gobernador de Querétaro que también ha sido incluido en la lista del PRI para la sucesión presidencial aunque no destaca en las encuestas.
Sin embargo ello no desanimó al dirigente estatal de la CNC que echó la casa por la ventana pese a que hasta hace un par de semanas se les adeudaban cinco meses de salario a más de 35 empleados de la Liga de Comunidades Agrarias.
¿Cuánto dinero despilfarró Molina en este acto para apantallar al presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, y al senador Manuel Cota Jiménez, dirigente nacional de la CNC? Se supone que al menos el suficiente para haber cubierto los sueldos pendientes.
Y es que todavía el 23 diciembre pasado, el director Jurídico de la Liga de Comunidades Agrarias de la CNC, Jorge Cano Méndez, denunció que desde hacía cinco meses no se les pagaba a más de 35 empleados de esta central campesina priista.
Entrevistado por la reportera Lety Rosado, el abogado cenecista reconoció que no sabían aún cómo iban a sustentar los gastos de la Liga de Comunidades Agrarias ahora que el PRI ya no sería el partido en el poder, situación que, dijo, tendría que resolver Molina Palacios, quien hasta ese momento no había recibido ningún apoyo de su dirigente nacional.
“Todavía no se analiza esa situación, desconocemos cómo se va a sustentar la Liga. Desconocemos completamente, es un tema que tendrá que responder nuestro líder”, expresó Cano Méndez, refiriendo que este atraso en la entrega de recursos para la CNC no se debía al cambio de gobierno, ya que los recursos se les dejaron de entregar desde el mes de julio del año pasado, o sea, inmediatamente después de la elección de junio en la que perdieron la gubernatura del estado y la mayoría en el Congreso local.
¿Qué ha hecho Molina con los recursos que de manera directa e indirectamente recibió del ex gobernador Duarte a lo largo de este último sexenio? Y es que durante la pasada administración, de principio a fin, el dirigente estatal de la CNC fue uno de los más beneficiados por el ex mandatario prófugo.
Al inicio, por ejemplo, recibió de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, a cargo entonces de su viejo conocido Tomás Carrillo, la entrega de jugosos contratos a través de la firma “Impulsora Constructora del Sur S.A. de C.V.”, cuyo representante legal es su hermano Julio Cesar Molina Palacios.
El periodista Edgar Hernández asegura poseer copias de las obras contratadas por Sedarpa y dinero cobrado por la empresa de Molina y no entregado a los ejidatarios.
“En la información, con copia a la Contraloría General y a la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, se da cuenta de los primeros pasos del líder de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, transformado por mandato de Duarte en empresario de altos vuelos al entregarle la más importante inversión del Consejo del Desarrollo del Papaloapan –Codepap– por la vía de programas de reforestación, programas de sustentabilidad, construcción de canales de derivación, ollas de agua y caminos de acceso”, afirma el ex coordinador de Comunicación Social del gobierno de Fernando Gutiérrez Barrios.
Carrillo no lo aguantó a él ni a otros duartistas voraces ni un año en la Sedarpa. Renunció el 9 de septiembre de 2011 y fue sustituido por Manuel Martínez de Leo, quien favoreció a Molina por la vía del Fideicomiso Veracruzano de Fomento Agropecuario (Fiverfap).
Entre 2015 y 2016, Molina recibió de Javier Duarte miles de concesiones de taxi y de transporte mixto rural, primero para negociar la salida del ex diputado local Edgar Díaz Fuentes –uno de los tres priistas que por la vía jurídica están impugnando la dirigencia de Amadeo Flores Espinosa–, el cual se negaba a entregarle el edificio de la Liga de Comunidades Agrarias, y luego para apoyar la campaña de su compadre Héctor Yunes Landa como candidato del PRI a la gubernatura.
Pero también han trascendido algunas órdenes de pago –como la CT-LR023/15, a nombre de su primo Gonzalo Molina Arrioja, por montos variables que rebasan, por obra, los 25.5 millones de pesos, de los cuales más del 70% corresponden a fondos federales. Igualmente Impulsora Constructora del Sur SA de CV fue repetidamente favorecida con proyectos productivos agrícolas, pecuarios, de pesca y acuacultura hasta por 137 millones de pesos, con aportación federal de 120 millones, y otras partidas más que documentaron la presunta entrega física de 27 millones de pesos en apoyo a ejidatarios pero que jamás se habría hecho, quedando presuntamente el dinero en manos de su hermano Julio Cesar Molina.
¿Y así cree que puede ser postulado y ganar la elección al Senado de la República? A ver si los candidatos a la Presidencia de la República y a la gubernatura deciden cargar con él.