Es un dicho muy viejo: “¿Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo?
La crisis financiera que vive Veracruz es de todos conocida. Para nadie es una sorpresa que el hoy gobernador esté pasando problemas para conseguir dinero. Los especialistas en esos temas entienden también que para el gobierno federal es imposible rescatar a Veracruz, sin que se levanten otras entidades pidiendo un trato similar.
Quienes conocen a José Antonio Meade, el titular de la Secretaría de Hacienda, lo describen como alguien muy educado, muy atento, pero a la vez muy pragmático. No es el clásico político que te dora la píldora y te hace dar vueltas hasta cansarte.
Y eso ahora lo sabe Yunes Linares. El funcionario federal, amigo (que no compadre) de Pepe Yunes, lo escuchó, atendió con detalle el sombrío panorama que le pintó sobre Veracruz, y al final se lo explicó de la manera más simple: Hacienda no puede volver a enviar a Veracruz fondos que ya se entregaron; Hacienda no puede destinar recursos especiales para ayudar a Veracruz a salir de su crisis; Hacienda puede –y lo hará- liberar, de forma extraordinaria, recursos que habían sido detenidos porque el estado no había cumplido con su parte; Hacienda puede dejar para otro momento más propicio el cobro de lo que está pendiente de cubrir con el SAT; Hacienda le puede ayudar al gobierno de Veracruz a negociar con instituciones bancarias, para que le abran líneas de crédito de corto plazo que le permitan enfrentar, en lo inmediato, las más urgentes necesidades.
Miguel Ángel Yunes Linares, quien necesita muy poco para mostrar su carácter irascible, salió echando chispas de las oficinas de Hacienda.
– ¡No voy a pedir prestado para pagar lo que esos pillos se robaron!
Eso fue en el mes de noviembre. Aún no asumía el cargo.
Este lunes el gobernador de Veracruz anunció que “el Presidente Enrique Peña Nieto instruyó al secretario de Hacienda para hacer una aportación directa que permitirá procesar la crisis”.
No da cifras. No quiere incurrir en el mismo error que Flavino Ríos, que regresó a Veracruz cantando que había conseguido 11 mil millones de pesos.
Aclaró, sin embargo, que esa “aportación” no es suficiente y que, por lo tanto, tomó la decisión de “contratar créditos de corto plazo para completar la suma de 7 mil millones de pesos, que es el déficit que tiene el gobierno”.
¡Está bien! No importa que con esa medida se esté comiendo sus propias palabras. La verdad es que no deben haber sido muchos los que le creyeron cuando aseguró que no endeudaría más a Veracruz.
¡Nadie se lo está reprochando! Se entiende que es consecuencia del desastre financiero que se encontró al asumir el cargo.
Con los datos aportados hasta ahora, muy pronto habremos de saber, con exactitud, el monto de la “aportación” que el gobierno federal habrá de hacer a Veracruz. La operación es sencilla: A los 7 mil millones de pesos que –dice Yunes Linares- necesita para cubrir los pagos de este mes, se le resta el monto de los créditos que se contraten. La cifra de dichos créditos se conocerá en el momento en el que se presente la solicitud al Congreso para que apruebe el trámite.
Llama la atención que el gobernador ponga especial énfasis, cada que habla de sus compromisos de pago, en que habrá de cubrir con puntualidad lo que corresponde a pensionados y jubilados.
El tema no es menor. Él sabe que en caso de incurrir en un retraso con ellos, saldrán a las calles, bloquearán vialidades y tomarán edificios públicos, todo lo que Miguel Ángel Yunes Linares prometió que no permitirá.
¿Se atrevería a desalojarlos con la policía?
Seguramente no. Así que la medida más prudente fue cumplir con ese compromiso y no dar motivos.
A partir de este martes les empieza a cumplir (en parte) a los ayuntamientos, le cumple a la UV, a los maestros, a la burocracia, pero también promete cumplirles a los policías, a la fuerza naval que nos auxilia, y a la Fiscalía, y al órgano electoral… la lista es interminable.
Ojalá le alcancen los dos años.