Primero fue la palabra escrita, luego la voz, al final la persona.
Tal vez si doña Esther Castillo no hubiera sido vecina de Gabilondo Soler, el grillito cantor Cri Cri, en Orizaba, Carlos Ladrón de Guevara, uno de sus once hijos, no fuera cantante.
Carlos, quiere morir con la música, como otros que mueren de amor o los que mueren de periodismo, o de angustia, o de celos.
Desde muy joven le ha gustado cantar –su voz le ayuda-. Estudió la primaria en la escuela Luis J. Jiménez; la secundaria en la Antonio Ma. De Rivera y los estudios de bachillerato en la Preparatoria Artículo 3º. Después hizo su carrera profesional en la Facultad de Comercio en la U.V y es maestro, egresado de la Escuela Normal Veracruzana.
Fue integrante del ballet folklórico en donde cantaba como primera voz. También participó con un cuartero de la propia Normal el cual cantaba canciones de Leonardo Fabio (Ella, Hoy la vi) y ‘Felicidad’, de Víctor Iturbe, con gran éxito) (1970-73).
Su primer trabajo, como maestro en una escuela de primaria, lo realizó en la ciudad de Paraíso, Tabasco. Ahí formó la Rondalla Olmeca que durante tres años logró grandes triunfos en el sureste. Conoció a Chico Che y su Crisis y con él comenzó a cantar baladas, música romántica y ranchera.
Regresó a Jalapa en 1979. El gobernador Rafael Hernández Ochoa lo ayudó y le consiguió una plaza en la ciudad de Cardel, en la escuela primaria Adolfo López Mateos.
-¿Bohemio?
-Soy bohemio. He cantado en serenatas, en bares, en baby showers, fiestas particulares y canté muchas veces en la casa del gober Hernández Ochoa. Le he cantado a los Yunes de Perote a Julián y Pepe, tíos de Miguel Ángel Yunes. Canté en Los Pinos a Luis Echeverría, música ranchera y folkórica. Actué en el Teatro Degollado, en Guadalajara con el ballet folklórico de la ENV que dirigía el maestro Miguel Vélez Arceo (+). Obtuvimos el primer lugar a nivel nacional. También he participado, haciendo mancuerna con Manolo Muñoz y Johnny Laboriel, en el hotel Fiesta Americana, de la ciudad de Veracruz.
-¿Cantas de todo?
-No se me ha hecho difícil interpretar a varios autores, gracias al don que Dios me dio en mi voz y aún lo conservo.
-¿Imitas?
-No. Mi ídolo fue Enrique Guzmán y en la actualidad, Alberto Vázquez y precisamente en el primer disco que tengo grabado, canto canciones de ellos.
-¿Y de qué otros cantantes, tomas canciones?
-De los románticos como Sandro, Martín Urieta, Álvaro Carrillo y muchos otros.
-Pero el viejo romanticismo ya murió. Ya nadie regala rosas ni dice palabras bonitas para conquistar…
-Sí, efectivamente pero yo no cambio el romanticismo por la música actual que no tiene ni sentido ni profundidad en el amor.
-¿Con qué nombre te conocen en la farándula?
-Al principio me decían el “ranchero vagabundo”, después: “el Bohemio de la canción” y hoy, “Carlos, y su guitarra romántica”.
-¿Quieres morir de música?
-No, quiero morir en la música porque seguiré recordando el romanticismo de aquellos años y lo quiero revivir con mis actuaciones. Viene a mi memoria a mis viejos compañeros de bohemia: Lalo Zárate, Mateo Oliva, Paco Arieta. Y cuando estudiaba la prepa, llevaba serenata con Los Moncaba (Numa y Lency) y además participaba en los “famosos jueves bohemios” del restaurant Terraza Jardín con ‘Los Joao’ a quienes conocía desde chavos en el Barrio de la calle Arteaga y Justo Sierra (Armando, Monchi, Alejandro, Víctor y América, hermana de ellos a quien le decían “la nena”). Te hablo de los años 62-63-64. Luego se incorporaron Mayolo, Sergio y Pedro.
-¿Has ganado premios?
-Obtuve en l978 medalla de oro como primera voz en un concurso magisterial en la ciudad de Puebla. Pero los mejores galardones han sido los aplausos y las muchas amistades que tengo y he tenido durante mi carrera.
-¿Quiénes te han apoyado e impulsado?
-Fue el ex gobernador Rafael Hernández Ochoa quien me apoyó mucho. Como maestro fui comisionado por la Sección 32 del SNTE a la SEP, con el licenciado Roberto Bravo Garzón, luego con el maestro Guillermo Zúñiga Martínez en el Departamento de Difusión y Cultura. Me integré al grupo Cenzontle. Actuábamos dentro y fuera del estado y de México, siempre participé como primera voz. También, en la CNOP que en ese entonces dirigía el actual gobernador, formamos un conjunto coral que actuaba en actos político. Me jubilé en el año dos mil y desde entonces canto como solista presentando shows en teatros. Próximamente actuaré con Alberto Vázquez en el Teatro Degollado, en Guadalajara y con César Costa en Puebla.
-¿Cuántos discos?
-Uno, “El trovador y su guitarra romántica” en el cual incluyo 15 canciones (Ella, ella ya me olvidó, Fuiste mía un verano, Payasito, Dos amores…etc.) Estoy preparando el segundo en el cual me acompañará mi hijo.
-¿Ganas bien como solista?
-No. Actúo por gusto y por ayudar a la gente que no tiene para pagar para ver la actuación de algún artista.
-¿Cómo te trata la vida?
-Entre bien y mal. Mal, en amores porque me han fallado y les he fallado. En mi última relación no existía ni un sí ni un no, sino puro “qué chingao te importa”. Y bien porque estoy con mi familia. Soy una persona que siempre anda alegre y comparto esa felicidad con mis fans. Tengo dos hijos: Carlos y Brenda a quien quiero mucho.
-¿Tienes miedo a la muerte?
-Tengo 66 y no le temo. Dios me ha dado muchas bendiciones las cuales me quitaron del vicio del maldito alcohol. Cumplí 12 años de no probar ni gota. Moriré con la música romántica.
Así anda Carlos, el último bohemio jalapeño, cargando su guitarra y arrastrando el viejo romanticismo que ya ha pasado de moda, para algunos…
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