El jueves 1 de diciembre, al asumir constitucionalmente la gubernatura de Veracruz, el panista Miguel Ángel Yunes Linares sorprendió a los cientos de invitados especiales a la ceremonia de su asunción al poder, cuando dio pelos y señales de cómo durante varios meses –aún sin tener fuero de gobernador en funciones, e inclusive aún sin ser oficialmente candidato– había recuperado más de 1,200 millones de pesos al obligar a los prestanombres de su antecesor Javier Duarte de Ochoa a ceder varias de sus propiedades mal habidas, desde aviones y helicópteros hasta ranchos, obras de arte, edificios, mansiones y terrenos.
Yunes Linares inclusive se regodeó ante el periodista Carlos Loret de Mola de cómo había procedido para lograr tal proeza. En un texto titulado “A Yunes le pidieron piedad”, el conductor de Televisa hizo esta narración en el diario capitalino El Universal el pasado 5 de diciembre: “Al día siguiente de que ganó las elecciones, le pregunté a Miguel Ángel Yunes si había valido la pena tanto lodo, tanta guerra sucia, para un gobierno de tan solo dos años. Ni lo pensó: me dijo que sí. (…) Hoy Yunes cumple apenas cinco días en el gobierno y ya se sienten como cinco años. No sólo por la intensidad de noticias que generó la campaña –ranchos, dinero, edificios, propiedades, corrupción, prestanombres, denuncias– sino las que han salido durante el periodo de transición –más ranchos, más dinero, más edificios, más propiedades, más corrupción, más prestanombres, más denuncias–. El nuevo gobernador de Veracruz se ha vuelto el más incisivo, feroz y eficaz investigador de su antecesor: contactó a los prestanombres de Javier Duarte, los amagó, se reunió en secreto con ellos incluso en el extranjero y los hizo confesar sus pecados: ‘Cuando yo me di cuenta que había debilidad en los cómplices, empecé a localizarlos uno a uno y empecé a sentarme con ellos’, me explica Yunes en entrevista. Y comparte su método: ‘Me di cuenta que tenían puntos sensibles y toqué esos puntos sensibles. Y llegó el momento en que se vieron en la necesidad de pedirme prácticamente piedad, a decirme: ‘sí devolvemos, pero por favor no me toque esto, no me toque lo otro’. No puntos ilegales, absolutamente, sino cuestiones de carácter personal, y me senté con ellos y empecé a recuperar bienes’. Explica que son más de mil 200 millones de pesos. La PGR anunció la semana pasada el reintegro de 421 millones de pesos. Así, el gobernador entrante fue grabando confesiones y armando con ellas un expediente del que no sabemos qué tan alto salpica y con qué gravedad. Ojalá no haya traspasado lo legal en ese proceso. (…) Yunes Linares, cuyo colmillo alcanza para trazar una autopista de Poza Rica a Coatzacoalcos, va soltando por goteo los escándalos. Pero en su toma de posesión dejó una clara advertencia al gobierno federal cuando dijo que sigue investigando el tema de las maletas llenas de dinero durante la campaña presidencial…”
Al gobernador Yunes habría que aplaudirle esa sagacidad policiaca para investigar y rastrear a quienes saquearon las finanzas públicas de Veracruz, aunque exista la duda de que haya sido plenamente legal y conveniente para el estado lo negociado por él bajo la mesa con los cómplices de Duarte. ¿Por qué no aguardó hasta que asumiera constitucionalmente el gobierno de la entidad para que la Fiscalía General del Estado procediera de manera legal y transparente contra toda esta banda de pillos? Bueno, un primer pero es que la FGE es un ente autónomo que al menos formalmente ya no depende del titular del Poder Ejecutivo, aunque tampoco es pretexto porque de inmediato promovió como visitador general a Jorge Winckler, su abogado de confianza, y forzó la renuncia “voluntaria” del fiscal duartista Luis Ángel Bravo Contreras.
¿Cómo saber si los prestanombres de Duarte no cedieron en lo “oscurito” más de lo que hasta ahora se ha “recuperado” oficialmente? La interrogante se hace porque algunos priistas recuerdan que al inicio de la administración del gobernador Patricio Chirinos, en diciembre de 1992, varios ex colaboradores de Dante Delgado fueron llamados también por Yunes, a la sazón secretario general de Gobierno, para obligarlos a devolver parte de sus bienes patrimoniales y fortunas, bajo amenaza de ir a parar a la cárcel como dos años después sucedería con el ex gobernador sustituto de Fernando Gutiérrez Barrios, quien junto con sus ex secretarios de Finanzas y Planeación y de Desarrollo Regional, Gerardo Poo Ulibarri y Porfirio Serrano Amador, fueron a parar al reclusorio de Pacho Viejo.
Y es que ante su incumplida promesa de campaña, de meter a la cárcel a Duarte y a su banda y de recuperar “todo lo que se robaron” –reiterado compromiso público que le permitió que el electorado veracruzano, enojado por las rapacerías del gobierno priista, le diera su voto de confianza y pasara por alto hasta las sospechas de pederastia y de enriquecimiento ilícito que le imputaban sus adversarios políticos, incluido su primo hermano Héctor Yunes Landa, candidato del PRI–, han comenzado a surgir versiones de que Yunes Linares habría pactado con algunos duartistas impunidad a cambio de la entrega de fuertes cantidades de dinero que no habrían ingresado oficialmente a la Tesorería del Estado, lo que será sumamente difícil de comprobar pero cuya presunción se fortalecerá o diluirá dependiendo de que este grupito responsable del quebranto financiero del gobierno del estado rinda cuentas ante la ley pero de cara a la sociedad.
Esperemos, pues, que no sea cierta esa historia que circula acerca de que un diputado local, que fue secretario particular de Duarte y que luego operó desde una Subsecretaría de Finanzas, donde colocó a un incondicional como tesorero, presuntamente habría “aflojado” 20 millones de pesos para comprar “perdón” y “olvido” del gobernante actual, quien, por cierto, hasta el pasado viernes 9 “descubrió” que la situación financiera es mucho más grave de lo que oficialmente se le informó, por lo que este lunes dará el diagnóstico real y anunciará las decisiones que habrá de tomar ante este grave problema. ¡Uf y recontra uf!.