Aurelio Nuño debió ler con atino el mensaje que le envió el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares al presidente Enrique Peña Nieto: la Federación debe apoyar de manera extraordinaria a Veracruz. “No pedimos limosna”, dijo claramente este jueves en su toma de protesta ante el Congreso local.

Y sí, el gobierno federal está obligado a responder con recursos adicionales a un estado que aportaba buena parte del PIB nacional y que ha caído en desgracia a los ojos de un mandatario que, desde que tomó posesión en diciembre de 2012, supo que Javier Duarte de Ochoa estaba esquilmando groseramente a los veracruzanos y no hizo absolutamente nada.

De nada sirve que en los últimos actos presidenciales Peña le haya pintado mocos, como coloquialmente se dice; de nada sirve que el PRI lo haya expulsado de sus filas y que la PGR haya girado una orden de aprehensión que no ha podido (o no ha querido) ejecutar porque lo dejó que huyera; de nada sirve que en el Consejo Político Nacional, Peña Nieto se haya querido vestir de gloria atacando a la corrupción.

Durante cuatro años de su gobierno, miles de millones de pesos de los fondos federales fueron desviados desvergonzadamente hacia cuentas personales de Duarte y de su gavilla de malhechores; se lo dijo claramente la Auditoria Superior de la Federación, cuyo titular presentó innumerables denuncias ante la PGR sin que siquiera le dieran acuse de recibo. Por omisión, Peña Nieto fue cómplice del desfalco más escandaloso de la historia a un estado de la Federación.

Yunes Linares reveló que propuso al Presidente de la República crear una comisión para sacar a Veracruz de la pobreza y la crisis financiera que generaron las últimas dos administraciones priistas, cuyos pasivos superan los 100 mil millones de pesos. Esa situación ha generado, dijo, una crisis humanitaria en nuestro estado.

Y esos problemas financieros, en efecto, se deben a la corrupción que fue consentida y solapada, y que brotó y quedó al desnudo porque se dio la alternancia en las urnas y se derrotó al régimen. “La crisis financiera parece insalvable; en número es casi imposible dimensionar, pero la sufre en la vida cotidiana cada veracruzano”.

Para salir de esa crisis, afirmó, se solicitó el apoyo del Gobierno federal, porque es indispensable y porque se tiene derecho, “Somos parte sustantiva de la federación y ello da razón y fuerza a la demanda. Del gobierno federal no demandamos limosnas, exigimos justicia y equidad”.

Yunes Linares lo dijo con todas sus letras: Veracruz ha aportado y aporta a la Federación mucho más de lo que recibe históricamente, por lo que hoy que se atraviesa una crisis sin paralelo, por la corrupción, se demanda una respuesta favorable a las demandas del gobierno.

Y calificó como indebido que mientras a Veracruz se le niegan fondos para resolver una crisis humanitaria, se destinen miles de millones de pesos a otras entidades para obras que no tienen un sentido de urgencia. “No estamos de acuerdo en el manejo discrecional de los recursos federales, la federación somos todos y la distribución de los recursos debe ser equitativa, justa y solidaria”.

Aunque reconoció que Enrique Peña Nieto ya externó su solidaridad y compromiso con Veracruz, se dijo confiado que en breve sus colaboradores actuarán con sensibilidad y apoyaran a Veracruz. “No se trata sólo de salir de la emergencia, si no de resolver a fondo el problema y poder plantear el futuro de Veracruz sobre otras bases que no sean la urgencia diaria”.

Para respaldar esta demanda y dar pistas de lo que se puede hacer para mejorar la relación Estado-Federación, pidió que Veracruz sea incluido en el Plan Nacional de Zonas Petroleras, como ya ocurre con Tabasco y Campeche, y solicitó que se acelere la instalación de la zona económica de Coatzacoalcos, donde se instalará una empresa ancla en los siguientes dos años.

Anuncios que cimbran

Parecieran poco, ante la expectativa creada por el propio gobernador Miguel Ángel Yunes, los anuncios hechos en su toma de protesta ante el Congreso local, pero significan que Veracruz se encamina a rescatar buena parte de la riqueza que le robaron no solo Javier Duarte sino incluso el exgobernador Fidel Herrera Beltrán, que se pasea plácidamente por Europa.

De entrada anunció que como producto de un trabajo de investigación que él mismo encabezó, se ha logrado la recuperación de mil 210 millones de pesos que fueron robados por Duarte y su pandilla de facinerosos.

Además se logró que se recuperaran para la hacienda estatal dos aeronaves, ranchos, obras de arte y dinero en efectivo. Pero no está satisfecho. Va a pedir que se confisque la casa de Javier Duarte en Tlacotalpan y que se reintegre el enorme terreno que le regaló Fidel Herrera a Tony Macías, padre de Karime y suegro de Duarte, en Coatzacoalcos.

Poco antes, en entrevista con Alberto Loret de Mola, Yunes Linares informó que el gobierno de Veracruz ha tomado posesión de un antiguo casco de hacienda en Fortín de las Flores para devolver a los veracruzanos una parte de lo que Javier Duarte se robó. Se trata de un terreno de más de 60 mil metros cuadrados cerca de Córdoba, en el que Duarte pensaba retirarse al terminar su gobierno, una propiedad valorada en más de 200 millones de pesos. El destino de la casa será monetizarla, venderla en subasta pública, para terminar hospitales dedicados a la atención de niños y en las zonas más pobres del estado.

Esta propiedad, dijo, se recuperó tras una negociación con José Juan Janeiro Rodríguez, prestanombres del exgobernador, quien la donó al gobierno del estado tras una negociación en la que no obtuvo nada, ni un trato preferencial ni menores penas. Las investigaciones en su contra continuarán. La devolución de la casa es parte de una serie de negociaciones entre las que se inscribe también el encuentro con los empresarios que devolverán 421 millones de pesos.

Acompañado del titular de la SEP, once gobernadores y un electo, senadores, dirigentes partidistas, líderes religiosos, empresarios y alcaldes, Yunes Linares alertó que él no olvida, no perdona y no brindará amnistía a quienes saquearon el estado; a todos ellos se aplicará todo el peso de la ley para sancionarlos y para recuperar lo ilícitamente sustraído, sea a través de la autoridad federal o de la fiscalía general.

Este discurso, que permeó su campaña y le hizo crecer en simpatía para lograr el triunfo el 5 de junio pasado, sigue en pie y ya con resultados concretos.

Pero la situación no mejora con discursos ni anuncios. Yunes Linares recibe una administración pública en bancarrota; él mismo dibujó la situación de la entidad: la crisis financiera es severa y son muchas las cuentas por pagar. En las calles, en los últimos días, han sido incesantes las manifestaciones que han colapsado ciudades y vías de comunicación y han afectado la vida económica de millones de veracruzanos.

En el Congreso local pidió a los manifestantes mantener el diálogo y evitar afectar los derechos de terceros. Adelantó que va a poner orden en el gobierno, en la convivencia social,  en la vida cotidiana, en las calles y avenidas, en las carreteras y caminos, que han permanecido bloqueados en protestas por dos décadas de mal gobierno. “Las arcas públicas están vacías de recursos y llenas de cuentas por pagar, hay una demanda social de justicia, todo un pueblo reclama justicia, a ese pueblo responderé haciendo justicia”.

¿Necesario, reformular el federalismo?

Por lo visto, no solo el gobernador veracruzano ha puesto el dedo en la llaga de un federalismo inequitativo. También el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, aseguró que el actual federalismo pretende hacer a los gobernadores pedigüeños ante la federación y limosneros ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Al asistir a la toma de protesta del nuevo gobernador de Veracruz, Javier Corral consideró que el actual es un injusto modelo de distribución de los recursos fiscales en México que debe ser cambiado con urgencia, porque la Federación se lleva el 95 por ciento de los ingresos de las entidades y regresan migajas a los estados.

Y coincidió con el anfitrión en que ahora la Federación debe hacerse corresponsable de los desastres financieros provocados por los gobernadores emanados del PRI, porque existe una responsabilidad común entre el Gobierno de la República y el endeudamiento de los estados como Veracruz y Chihuahua. “La Federación no quiere asumir la corresponsabilidad en el desastre de los Duartes [Javier Duarte de Veracruz y César Duarte de Chihuahua], los presumieron, los apapacharon, los cobijaron y defendieron, pues ahora se hará cargo de ellos”.

Javier Corral propuso que los gobernadores analicen al seno de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) un nuevo modelo de coordinación fiscal. “Este modelo está agotado y ya no le sirve a nadie. Estamos enfrentando al otro Duarte, a César, y lo estamos haciendo con toda decisión y lo vamos a llevar ante la justicia”.

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