La expresión suena trillada, parece un cliché, pero no hay momento en el que tenga más peso, más validez: Hoy lo que importa es Veracruz.
Los veracruzanos decidieron acabar con 87 años de hegemonía priista y optaron por la propuesta que presentaron, de forma conjunta, los partidos Acción Nacional (PAN) y De la Revolución Democrática (PRD).
Miguel Ángel Yunes Linares es un político experimentado, primera gran diferencia con su antecesor (me refiero a Javier Duarte, no a Flavino Ríos) y en la búsqueda de su más grande anhelo -la gubernatura de Veracruz- ha hecho fuertes compromisos, que los ciudadanos esperan ver cumplidos.
El periodista Jorge Fernández Menéndez lo resume así:
«El desafío de Miguel Ángel Yunes es enorme. Veracruz es uno de los estados más ricos del país y, sin embargo, hoy está azotado por crisis de todo tipo, desde financiera hasta de seguridad, de gobernabilidad y energética, laboral y educativa. No hay dinero, las instituciones no están funcionando adecuadamente o de plano algunas de ellas no funcionan, estamos ante un estado que puede terminar de derrumbarse si no se toman medidas adecuadas de forma rápida».
Yunes Linares sabe el tamaño del reto y sabe también que tiene muy poco tiempo, casi nada, para cumplir sus compromisos.
Por eso empezó desde antes.
En su primer mensaje como gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes dejó claro que no podía esperar hasta el primero de diciembre para actuar. Confirmó lo que ya se sabía: Que él personalmente buscó el dinero sustraído por Javier Duarte y sus socios y a varios de ellos los obligó a devolver, en efectivo o en especie, lo robado a los veracruzanos.
Ya no son sólo los 421 millones de pesos que recuperó la PGR. El gobernador anunció que sumados los bienes recuperados, que incluyen ranchos, residencias, aeronaves y hasta obras de arte, hasta el momento se han rescatado más de mil 200 millones de pesos. Y va por más.
Pero también empezó antes en el tema financiero. Recurrió al Presidente Enrique Peña Nieto, visitó al secretario de Hacienda y acordó con el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que Flavino Ríos le cediera la Secretaría de Finanzas, colocando ahí a Clementina Guerrero.
Hoy Yunes Linares sabe cuánto hay, cuanto se debe, cuánto llegará, y cuánto necesita. Lo sabe de muy buena fuente, justo de su secretaria de Finanzas.
Y se adelantó también en el terma de la gobernabilidad. Contrario a lo que se preveía, la transición fue tersa, sin exabruptos. A la burocracia le garantizó el pago oportuno de sus salarios y de su aguinaldo; lo mismo a los pensionados. A los proveedores les prometió revisar cada caso y resolverlo conforme a derecho.
Era importante que enviara el mensaje de que habría de reconocer la deuda estatal y buscaría los mecanismos para saldarla. Eso permitió que volviera la calma al sector privado, que ahora sabe que habrá con quién dialogar.
Acaso uno de los temas con los que deberá lidiar de manera personal Miguel Ángel Yunes Linares es con su fama. Se le conoce como «bronco», más de uno lo tacha de «represor» y otros más esperan de él una respuesta más clara sobre las acusaciones que se lanzaron en su contra durante la campaña electoral. Sí, está bien. Era «guerra sucia», pero ¿cómo se hizo de tan importante fortuna?
Si tan bueno es para los negocios su hijo Omar, quizá sería oportuno que lo ubicara en Desarrollo Económico, o en el área de Administración del gobierno estatal.
El analista Leonardo Kourchenko, en su colaboración para El Financiero, retrata de forma impecable al nuevo Gobernador de Veracruz:
«Yunes tiene un perfil muy valorado en política, su capacidad policiaca de investigación, su habilidad para recolectar datos, cifras, cuentas, nombres, empresas y expedientes. Yunes sabe y posee información. Ese es su blindaje para ocupar la gubernatura los siguientes dos años, donde tendrá que prevalecer su compromiso con Veracruz, especialmente si su intención nada oculta, es posicionar a su joven hijo como aspirante a sucederlo».
Hoy ya es otra la mano que dirige los destinos de Veracruz.
Ojalá que nos vaya bien.