En efecto, ayer vimos historia pura en el palacio legislativo. Por primera vez, un Fiscal General del Estado -o al menos es lo que se desprende de la lectura del discurso pronunciado por Miguel Ángel Yunes Linares- tomó protesta ante el pleno del Congreso local y emitió un mensaje a todos los veracruzanos. Lástima porque se eligió a un Gobernador y no a un Fiscal. Me explico…
Pese a la morbosa expectativa que él mismo despertó, su mensaje no cimbró a México. Claro que es motivo de indignación todo lo que hemos sabido de Javier Duarte gracias a él, pero el país está más ocupado en temas que no tienen que ver con el la tragicomedia jarocha ni con el egocentrismo yunista. Sin embargo, es cierto, los veracruzanos deben reconocer lo que ha hecho para terminar con la malaria de la fidelidad.
Nadie resta mérito alguno al Gobernador. Logró la transición tras 86 años de gobiernos priistas, uno de los cuales él mismo ejerció a plenitud. Conoce los senderos y los atajos del poder; conoce a los grupos políticos y supo aprovechar una coyuntura social de hartazgo que le allanó el camino a la Gubernatura de Veracruz. Ayer nos repitió la dosis: dijo lo que la gente quiere escuchar y se reservó, si es que lo tiene, el programa para resolver la crisis del estado.
La información sobre que miles de millones de pesos de las arcas veracruzanas fueron transportados en helicóptero hacia un edificio de la Ciudad de México; la devolución de las principales propiedades de Javier Duarte; la expropiación de terrenos a Tony Macías; la recuperación de dinero en efectivo, entre otras cosas que mencionó, no tiene más mérito que el suyo. Y logró en meses lo que a las autoridades les podría haber llevado años.
Pero cómo él mismo lo reconoce, es un hombre de claros oscuros. Y ayer mandó señales de preocupación. Una de ellas fue precisamente cuando refirió que había acordado con empresas y empresarios la devolución de millones de pesos que habían sido otorgados de manera irregular y hasta ilícita. Yunes empezó haciendo lo que tanto critica: el uso discrecional de la justicia y de las instituciones.
Si en verdad este dinero era mal habido, ¿no era lo correcto iniciar procesos penales en contra de estas empresas para que además de devolver el dinero, fueran castigadas? ¿Quiere decir que el acuerdo incluye olvido y perdón? ¿Por qué se erige en representante del Poder Judicial y determina la sanción y el monto de manera discrecional, ignorando por completo la ley? Entonces, ¿basta arreglarse con el Gobernador para salir de un embrollo? Grave.
También criticó la subordinación corrupta y cómplice de los poderes del Estado –se refirió específicamente al Legislativo y al Judicial-, que permitieron darle un tufo de legalidad a todas las trapacerías que hicieron Fidel Herrera y Javier Duarte durante doce años de gobierno. Tiene razón en que esta debe ser castigada. Pero ¿se justifica que en aras de la justicia subordine de la misma manera a la Fiscalía, al Congreso y al Tribunal Superior de Justicia? ¿Respetará su autonomía sólo en la medida que atiendan sus intereses? Vaya contradicción. Basta ver cómo fueron los procesos de relevo de sus titulares.
Frente al Congreso y los veracruzanos, Miguel Ángel Yunes dio una larga serie de instrucciones al Fiscal General del Estado, el cual se supone autónomo. Ningún miembro de su gabinete fue aludido, ninguno recibió instrucción alguna. Pasaron desapercibidos los temas de medio ambiente, comunicaciones e infraestructura, desarrollo rural y agroindustrial, la salud, la educación o el turismo. Ni qué decir del deporte, la cultura o la ciencia. Eso no vende.
Quedó muy claro que los próximos dos años, el Gobernador se dedicará a perseguir delincuentes y hacer que devuelvan lo que se robaron. En eso nadie puede estar en desacuerdo y se debe reconocer el ímpetu y la capacidad para lograrlo. Pero para los veracruzanos, eso no basta. Se requiere de un Gobernador que obligue a que las instituciones de justicia hagan su trabajo pero no que se apropie de ellas para hacerlo personalmente.
Como el Robin Hood moderno –sólo que este le quita el dinero a los corruptos para dárselo a los pobres-, el nuevo Gobernador sólo confirmó su discurso de campaña: meter a la cárcel a Javier Duarte y a sus cómplices. Por cierto, quienes daban por salvado a Fidel Herrera, se llevarán una sorpresa, porque nada resulta tan mediático como la devolución de lo robado.
Pese a su experiencia, creo que a Miguel Ángel ayer le faltó estatura política. Le faltaron ganas de trascender. Perdió la oportunidad de presentarse como el Gobernador que Veracruz necesita, y se dibujó como un todoterreno de la Fiscalía del Estado. Así, dicho por él mismo, realizó el trabajo de policía ministerial, perito, agente del ministerio público y Fiscal General del Estado.
A Miguel Ángel ya lo conocemos. Ojalá pronto conozcamos al Gobernador.
Las del estribo…
- Rogelio Franco será Secretario de Gobierno hasta que le resulte útil al mandatario estatal, es decir, el próximo verano. Ya estamos en proceso electoral y es necesario conservar las condiciones para garantizar la alianza PAN-PRD en la elección de alcaldes, pero una vez que concluya, la prioridad de Miguel Ángel será la elección presidencial y su propia sucesión. Ahí el PRD ya no será necesario.
- El trato recibido ayer por el senadores veracruzanos y la pléyade de medios informativos es una muestra de que el que se ríe se lleva… y el que se lleva, se aguanta. ¿Por qué no acaban de entender al personaje?