Los recientes hechos registrados en el municipio de Catemaco, donde luego de la desaparición del sacerdote José Luis Sánchez Ruiz hubo disturbios que se salieron de control, no sólo pusieron al descubierto la inseguridad que se vive en diferentes regiones del estado, sino el clima de indignación e irritabilidad social que se respira en tierras veracruzanas.
El pasado viernes por la madrugada se reportó la desaparición del presbítero y desde ese día comenzó a crecer el problema, ante la indiferencia inicial del ayuntamiento local y la actitud contemplativa del gobierno estatal.
Un día después, el sábado, una enardecida turbamulta, presuntamente azuzada por los cabecillas de una agrupación denominada “Organización del Gobierno Autónomo de los Pueblos Indios”, a cuyo frente se encuentra Wilfrido Reyes Martínez, bloqueó las entradas y salidas al municipio; vandalizó establecimientos comerciales y oficinas públicas; incendió dos patrullas de la policía local y prendió fuego a Palacio Municipal.
De igual manera, la turba entró al domicilio particular del alcalde, Jorge Alberto González Azamar, y causó destrozos.
A Catemaco, el sábado, llegó el fiscal del estado, Luis Ángel Bravo Contreras, pero eso y nada es prácticamente lo mismo, porque la visita del funcionario no tranquilizó a la población del lugar.
Fue tan violenta la manifestación de los supuestos feligreses, armados con machetes y palos, que la Diócesis de San Andrés Tuxtla se deslindó, el mismo sábado por la tarde, de las manifestaciones registradas en Catemaco.
Al final, la historia no implicó una tragedia como la ocurrida en Poza Rica hace casi dos meses, el pasado 19 de septiembre, cuando los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz fueron secuestrados y asesinados.
En Catemaco, por fortuna, el presbítero José Luis Sánchez fue liberado por sus captores y pudo llegar por su propio pie a su domicilio, aunque presentaba huellas de tortura.
Lo evidente, por otro lado, fueron básicamente dos cosas: primero, que el problema escaló y degeneró en hechos violentos ante la incapacidad del ayuntamiento de González Azamar para resolver el conflicto; y segundo, que el gobierno estatal pudo haber actuado para evitar los actos vandálicos, pero no lo hizo; al contrario, dejó correr un problema que terminó por salirse de control.
En ese sentido, tardía se observó la entrada de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno del estado, porque cuando llegaron ya había ocurrido el bloqueo carretero, el vandalismo contra el comercio local, la quema de patrullas y de Palacio Municipal, el ataque contra el domicilio del alcalde y el saqueo de las bodegas municipales.
Cuando todo eso terminó, cuando el sacerdote apareció vivo, fue cuando el gobernador interino, Flavino Ríos, salió con el lugar común de que “se aplicará todo el peso de la ley”. ¿No pudieron actuar antes?
Vicente y Rafael: la SEV y Costa Rica
Poco a poco van trascendiendo nuevos nombres en las investigaciones que realizan las autoridades federales en relación a los desfalcos cometidos en la Secretaría de Educación, y que tendrían como destino tierras costarricenses.
Ahora se sabe que uno de los personajes que sería seguido con lupa es ni más ni menos que el todavía Enlace de Comunicación Social de la Secretaría de Educación de Veracruz, Rafael Fernández Azcoitia, a quien ubican como pieza importante de las operaciones que incluso, seguía tan cercanamente que con regularidad viajaba al país centroamericano cuando la suerte sonreía a esta camarilla.
Por cierto, circulan comentarios en el sentido de que el supuesto enriquecimiento personal que habría experimentado Fernández Azcoitia ha sido tan meteórico como inexplicable, a no ser que su amistad con Vicente Benítez lo explique todo, hasta la incorporación del personal que trabajaba con éste en la Oficialía Mayor de la dependencia que Azcoitia caritativamente endosó de última hora a la Oficina de Comunicación Social de la SEV, movimiento irregular a todas luces que seguramente las autoridades de la dependencia habrán de corregir.
Y que se cuiden en el Congreso local, porque ya Fernández Azcoitia pisa los terrenos legislativos para manejar la maltrecha imagen mediática de Vicente Benítez… Dios los hace y ellos se juntan.
Apoyo a débiles visuales
Cercano a la población se le ha visto al alcalde Américo Zúñiga Martínez, quien incluso este fin de semana brindó atención a las diversas peticiones de vecinos de la Unidad Habitacional Buena Vista y de la calle Pípila, en materia de obra pública, infraestructura hidráulica, parques y jardines, y vialidad.
El presidente municipal también acudió a la clausura de la 16ª Campaña de Diagnóstico Ocular y Donación de Anteojos “Regálame una buena visión”, en la que participaron 50 médicos oftalmólogos y técnicos optometristas procedentes de 15 países del mundo, que atendieron a cerca de 5 mil personas que acudieron al IMAC.
Incluso, el alcalde xalapeño fue bien recibido en los expendios de tacos de canasta instalados en el Parque Juárez, donde acudió en medio de la jornada laboral. @luisromero85