Un auténtico zipizape fue el que se armó en la reunión de los alcaldes del PAN y el PRD con el gobernador sustituto de Veracruz, Flavino Ríos Alvarado y su secretario de Finanzas, Antonio Gómez Pelegrín, el pasado domingo.
“¡Ladrones! ¡Tramposos! ¡No tienen una solución! ¡Ahora nos quedamos en Casa Veracruz”, se desgañitaba Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río.
Ya encarrerado, preguntaba: “¿Dónde está el dinero que hace 15 días llegó para Boca del Río? ¿Qué le hizo? ¡Es su responsabilidad. Eso es robar…!”.
El gobernador sustituto replicaba, sin alzar la voz: “Punto número uno: No encubro a nadie y no me robé un centavo….”. Lo mismo repetía su vapuleado secretario de Finanzas.
El justo reclamo de los alcaldes se perdía ante el triste espectáculo que ofrecían los que estaban en Casa Veracruz, sede del gobierno. Los insultos opacaban los argumentos.
Es la estampa viva de un estado en quiebra, postrado, con un montón de necesidades, y sin dinero. Es el tono que impera en el “diálogo” entre el gobernador Ríos y alcaldes de oposición. Es el resultado de haber dejado a Javier Duarte robar a sus anchas, sin mover un dedo para impedirlo. No dejó ni migajas.
El exgordito se fugó. Le dieron todo el tiempo del mundo. Lo aprovechó.
El explosivo “diálogo” lo vimos en el video que circuló, primero en WhatsApp y luego en redes sociales. Fue grabado por alguno de los alcaldes que no cesaban de decir: “¡Venir sin una solución es faltarnos al respeto!”.
Las palabras chocaban unas con otras. Cero comunicación. Después de los gritos al secretario de Finanzas, Flavino concluyó: “No tiene caso platicar” y se paró de la mesa.