Al referirse al concepto de «diálogo» la Real Academia Española de la lengua plantea tres conceptos: 1.- Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. 2.- Obra literaria, en prosa o en verso, en que se finge una plática o controversia entre dos o más personajes. 3.- Discusión o trato en busca de avenencia.
Lo que se dio la noche del domingo en Casa Veracruz de ninguna forma se trató de un diálogo. El grupo de alcaldes que dirige Miguel Ángel Yunes Márquez no llegó en busca de «una avenencia». Sabían que no saldrían de ahí con el dinero que reclaman, pero para ellos eso no era lo importante. Lo suyo era exacerbar el ambiente y culpar al gobierno interino de Flavino Ríos de todos los males acumulados en seis años.
A los intentos de diálogo, a la búsqueda de acuerdos por parte de la autoridad estatal, respondieron con agresiones verbales y cerrazón.
«En la manera de pedir está el dar», les dijo Flavino Ríos.
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Miguel Ángel Yunes Linares tiene un diagnóstico muy claro de la crisis que enfrenta el gobierno del que se hará cargo a partir del primero de diciembre.
Sabía del tiradero que se iba a encontrar, incluso desde antes de que se le impusiera como candidato de la alianza PAN-PRD.
Sin embargo, nada lo desanimó. Gobernar Veracruz ha sido el gran sueño de su vida, y cuando ésta ya transcurre por su etapa final, no hubo forma de convencerlo de que se encontraría con un panorama adverso, con una entidad enfrentando la peor crisis de su historia y con apenas dos años para dejar huella. Él, sin embargo, persistió y hoy ya es gobernador electo.
Lo que toca ahora es buscarle solución al desorden que habrá de heredar. Su mayor reto es superar la severa crisis financiera de la entidad y hacer frente, de inmediato, a las obligaciones que tiene el Estado con sus trabajadores, con los pensionados, con los 212 ayuntamientos y con esa larga lista de contratistas y proveedores que están al borde del colapso por la falta de pagos.
Ese fue uno de los temas que con mayor detalle le planteó al Presidente Enrique Peña Nieto. Esperaba que el Jefe de la Nación levantara el teléfono y girara instrucciones para que se resolvieran sus temas, pero no fue así.
El Presidente fue muy cauteloso. En principio dejó en claro que estaba hablando con el gobernador electo, que habrá de tomar posesión hasta el primero de diciembre, por lo que cualquier acción de la Federación para ayudar a Veracruz en estos momentos, se tendría que tratar con Flavino Ríos, el gobernador en funciones.
Peña Nieto le abrió a Yunes Linares las puertas de la Secretaría de Hacienda y de la de Gobernación, para que canalice por ahí sus peticiones, pero no hubo compromiso alguno.
El propio titular de Hacienda, José Antonio Meade, aclaró que era poco lo que se podría hacer para rescatar a Veracruz, salvo que se le condujera con instituciones financieras que estarían en posibilidad de reestructurar la deuda de Veracruz o abrir una nueva línea de crédito.
Yunes Linares pegó el grito en el cielo. Aseguró que él no va a endeudar más al estado y reclamó un trato excepcional para la entidad. Nada ha conseguido hasta el momento.
Aunque no lo habrá de admitir, Miguel Ángel Yunes sabe que la vía para acceder a una mejor atención por parte de la Secretaría de Hacienda es a través del senador veracruzano José Yunes Zorrilla, presidente de la Comisión de Hacienda en la Cámara Alta y amigo personal de Meade. Hasta el momento no lo ha buscado.
Pepe Yunes tiene su propia lectura de lo que sucede en Veracruz y ya ha comentado que uno de los primeros pasos que habrá de dar el próximo gobierno es buscar mecanismos para reestructurar la deuda, pero al mismo tiempo generar ahorros en el gasto y analizar la posibilidad de aumentar los ingresos estatales.
El propio Yunes Linares, durante su campaña, en algunas ocasiones habló de reestructurar la deuda de Veracruz para llevarla a un mayor plazo, pero en condiciones menos agresivas. El caso es que las instituciones financieras que acepten reestructurar la deuda del estado habrán de poner condiciones, para garantizar que los compromisos se cumplan.
La primera condición será un ajuste muy severo al gasto público, del orden de los mil millones de pesos por mes, para con eso equilibrar las finanzas y que no se gaste más de lo que se recibe.
Para conseguir un ajuste de tales dimensiones se tendrán que tomar medidas francamente impopulares, como la reducción de la plantilla laboral del gobierno estatal, lo que significará despidos o «retiros voluntarios» que generarán un profundo descontento entre la población.
Y los que se queden no saldrán ilesos. Otra medida que habrán de tomar será una nueva reducción en los salarios de los servidores públicos y la eliminación de gastos superfluos, como vehículos de lujo, telefonía celular, escoltas y «gastos de representación».
Pero la reducción del gasto, por sí sola, no resuelve los problemas de Veracruz. Entre otras cosas, habrá que replantear el tema de las pensiones de la burocracia, que le representan un fuerte gasto adicional a las arcas estatales.
Sobre este tema Yunes Linares tiene experiencia, pues fue él quien impulso a nivel nacional la reforma en el ISSSTE. Las medidas, sin embargo, serán dolorosas y generarán movilizaciones de protesta.
Todas estas acciones habrá de tomarlas Miguel Ángel Yunes Linares mientras resuelve lo inmediato, el pago de la nómina estatal, de las pensiones, el desahogo del pasivo circulante y el cumplimiento de los compromisos con maestros, alcaldes y la Universidad Veracruzana.
La tarea luce complicada, pero con disciplina y buena actitud podría salir adelante.
De él depende.
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