Con esa fama que se creó como candidato priista en la campaña presidencial de 2012, de que no es muy asiduo a la lectura, todo parece indicar que el presidente Enrique Peña Nieto de veras no lee pero ni la correspondencia que le llega a su despacho.
Y es que, por ejemplo, el gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, le envió desde hace 11 días una misiva en la que muy “atentamente” hace de su conocimiento que el día anterior, miércoles 19 de octubre, “el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó la validez de la elección de Gobernador realizada el pasado 5 de junio, por lo que, en términos de ley, el día 1 de diciembre del presente año tomaré protesta como Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave”, y que “en virtud de lo anterior, solicito a usted la posibilidad de llevar a cabo una reunión de trabajo para plantearle de manera personal los problemas y retos que enfrentamos las y los veracruzanos para así, y de forma conjunta, establecer los acuerdos necesarios para resolver la profunda crisis que en todos los órdenes vive nuestra entidad y generar las condiciones para reestablecer (sic) la estabilidad política, económica y social”.
Sin embargo, hasta el momento, Peña Nieto no le ha respondido formalmente ni le ha hecho ningún guiño al ex candidato vencedor de la alianza PAN-PRD.
¿Acaso no habrá recibido el mexiquense la solicitud que por escrito le envió el panista? Se duda, pues Yunes Linares difundió copia fotostática de su carta con el sello oficial de la Dirección General de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República, la cual fue recibida ese mismo jueves 20 de octubre.
¿No le gustó que Yunes lo presionara, al argumentarle que esta solicitud se la hacía “con fundamento en lo que determina la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que regula las bases del régimen federal del cual Veracruz forma parte”?
¿O no le cayó bien que el ex priista le refiriera indirectamente que a diferencia de su ex correligionario Javier Duarte –el gobernador con licencia recién expulsado del tricolor, a quien Peña elogió en su campaña presidencial de 2012 como uno de los rostros “del nuevo PRI”–, él sí se comprometía a “integrar un gobierno de coalición plural, cercano, transparente y honesto, que se preocupe por la gente que más lo requiere y garantice el derecho de la sociedad veracruzana a vivir en un estado renovado, libre y seguro.”?
¿O de veras le habrá calado al Presidente la amenaza que ocho días antes había hecho públicamente Yunes, quien el 12 de octubre, luego de que Duarte pidiera licencia al Congreso, ofreció una conferencia de prensa en la que acusó que “el régimen corrupto” estaba tratando “de evitar que asuma el cargo, porque el régimen sabe que he llegado a la médula de la corrupción”, enfatizando que “no quieren que llegue a gobernador porque saben que tengo información que cimbrará a México y que a partir de que tome posesión del cargo tendré los instrumentos para profundizar aún más en el conocimiento del destino final de los recursos robados a los veracruzanos.”?
Como se recordará, en esa conferencia Yunes declaró: “Aquí en esta memoria –y hay tres ejemplares más de la misma– que contienen elementos que van a cimbrar al país a partir del primero de diciembre… están en bóvedas donde será imposible que alguien se apodere de ellos. El primero de diciembre México se cimbrará cuando dé a conocer lo que tenemos de información acerca de la corrupción de Duarte y hasta dónde llegó la corrupción de Javier Duarte. La información la obtuve trabajando, investigando, cruzando datos… a través de contactos, a través de muchos viajes a México y otros lugares… acopiamos una cantidad de información total que será sustantiva para proceder en el mes de diciembre”.
Según se ufanó Yunes, durante casi 5 meses se dedicó “con empeño, con dedicación, con un enorme esfuerzo, a desentrañar toda esta red enorme de corrupción y he logrado penetrarla hasta lo más profundo. Llegué… hasta la médula de la corrupción”.
En su edición de este domingo 30 de octubre, el diario Reforma, que ha sido el principal vocero de Yunes y el PAN contra Duarte, parece haber mandado una señal de la explosiva información que el gobernador electo amenaza con dar a conocer en diciembre próximo y que “cimbrará a México”. Y es que este periódico capitalino reveló que el gobierno duartista adeuda a las tiendas Soriana más de 544 millones de pesos, entre otras cosas, por concepto de tarjetas que se repartieron en 2012 durante la campaña electoral de Peña Nieto, quien en la entidad veracruzana obtuvo un millón 203 mil sufragios, lo que le representó la cuarta votación más alta recibida en todo el país.
Precisamente, un mes antes de solicitar licencia al Congreso para separarse de su cargo, Duarte pidió el 12 de septiembre a la Cámara de Diputados del estado su aval para enajenar un predio a favor de Soriana en pago por el adeudo que su gobierno mantiene con dicha cadena de tiendas de autoservicio. El terreno se ubica en la Colonia Playa de Oro, en las inmediaciones de Plaza Américas del municipio de Boca del Río, cuyo ayuntamiento es presidido por el hijo primogénito de Yunes Linares, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien este sábado, junto con su hermano el senador Fernando Yunes, se sumó a los alcaldes del PRD que desde el pasado viernes tomaron el Palacio de Gobierno para reclamar los 3 mil millones de pesos de participaciones federales que la administración de Duarte no les transfirió porque fueron desviados para cumplir con otros compromisos.
Tan solo al municipio boqueño le adeudan 350 millones de pesos, dijo Yunes Márquez.
Por eso, y más, le urge a su padre que Peña Nieto lo reciba. Pero el Presidente parece no haber leído aún su carta, ni se ha percatado de que Veracruz estaría a punto de incendiarse políticamente. ¿O acaso es mera estrategia de Yunes Linares para llamar su atención?
Flavino evoca a ‘Don Fer’
Buen discurso el que pronunció este domingo 30 el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado con motivo del décimo sexto aniversario luctuoso del ex gobernador y ex secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, a quien conoció y trató personalmente desde 1972.
Ante las circunstancias actuales en las que le ha tocado gobernar Veracruz durante los últimos 48 días de la administración estatal saliente, Ríos Alvarado recordó precisamente de Gutiérrez Barrios que “supo conjugar en su persona las cualidades de un Estadista, en toda la extensión de la palabra”, que “jamás perdió la verticalidad en el ejercicio del poder”, y que, “por el contrario, antepuso siempre el interés supremo de la sociedad, por encima de intereses personales o de grupo.”
“Combatió las cadenas delictivas con la fuerza de las instituciones, y brindó a Veracruz armonía y paz social durante su mandato”, destacó el político sureño de don Fernando, de quien remarcó que “a pesar de la brevedad de su gobierno, sus acciones en materia de salud, educación e infraestructura, son y seguirán siendo orgullo para Veracruz.”
“Puedo decir que como funcionario público, legislador y gobernante, Fernando Gutiérrez Barrios fue más allá del cumplimiento del deber. Fue ejemplo de honradez, cortesía política, sensibilidad y trato amable con la población. Así lo hizo en todas la facetas de su vida pública. Colaboró con ocho Presidentes de la República desde Miguel Alemán Valdés, mostrando siempre un desempeño leal a la nación”, refirió Flavino, quien además puntualizó que FGB “nunca confundió el ser con el tener, porque la corrupción jamás echó raíces en su gobierno” y que “siempre procuró que la justicia fuera una realidad, para nuestro pueblo.”
“Jamás recurrió al abuso del poder ni a la estridencia como mecanismo de legitimación ante la sociedad”, dijo el mandatario estatal interino, quien al evocar a Gutiérrez Barrios refirió que “se le recuerda como un gobernador ecuánime y comprometido con los más necesitados”, que “hizo del orden, el Estado de Derecho y la certidumbre jurídica un compromiso de vida”, y que “estuvo alejado de los escándalos y su nombre es respetado, dentro y fuera del país, por sus acciones en beneficio de los mexicanos.”
En síntesis, nada que ver con las vergonzosos casos de los últimos gobernantes que hemos tenido que padecer los veracruzanos.