Enrique Ochoa Reza terminó de saludar a Quirino Moreno, a Óscar Olvera y a Vanessa Ovando -en ese orden- y se dio un laaaargo abrazo con don Carlos Aceves del Olmo, que acababa de entrar al salón del Fiesta Inn de Xalapa en donde el Presidente nacional del PRI había sostenido una intensa charla con columnistas y directivos de varios medios veracruzanos (una plática off the record que Fanny Yépez, siempre en su papel de reportera, quiso astutamente grabar, pero el líder partidista se quedó notoriamente callado, hasta que ella retiró el aparatito; ni modo, colega).
Bastón en mano, fuerte y lúcido, don Carlos entró precedido de varios de sus cercanos en su posición de líder nacional de la Confederación de Trabajadores de México, se acercó al personaje, esperó prudentemente y recibió el caluroso saludo del Presidente del partido al que está afiliado su poderosa central obrera.
Quienes estaban cerca, alcanzaron a escuchar que el doctor Ochoa Reza le decía al dirigente de los proletarios mexicanos:
—Don Carlos, estoy por dar una rueda de prensa a los reporteros de los medios veracruzanos, pero terminando con ellos nos hacemos un momento para platicar usted y yo en corto, antes de que vayamos a la comida con los representantes del priismo en Veracruz.
—Me parece bien, Enrique —contestó el dirigente, y se sentó en una silla a esperar pacientemente a que los periodistas terminaran de hacer sus preguntas.
Por cierto, durante esa rueda, los reporteros se quejaron de que el equipo de seguridad no los había dejado acercarse al presidente nacional cuando llegó al hotel, e incluso que habían sufrido algunos empellones y maltrato de parte de los señores guaruras, tan finos ellos. Ochoa Reza les pidió una disculpa, explicó que había entrado con prisa porque estaba retrasado para una reunión con otros periodistas y les prometió que los culpables del “zafarrancho” serían reprendidos con severidad. Digo, si venía a acercarse con los chicos de la prensa…
Antes de reunirse con el Presidente nacional de su partido, se pudo ver a don Carlos Aceves del Olmo platicando con un reportero veracruzano, y a él le dijo que su sobrino, el Director General del Colegio de Bachilleres de Veracruz, era un funcionario eficiente y honesto, y que tenía una distinguida militancia en el PRI veracruzano.
—Carlos fue un buen diputado local por Xalapa, que ganó limpiamente su elección —dijo con orgullo— y tiene muy buen cartel entre los militantes priistas, porque es un político carismático y sencillo en el trato. Ojalá que en el partido se le tomen en cuenta esas condiciones, y que le den una oportunidad de mostrar sus capacidades y su talento para convocar a la unidad.
Pues sí, la reunión entre los dos líderes nacionales se dio en efecto. A ella se acercó con discreción el propio Aceves Amezcua, quien saludó cortésmente al Presidente priista y cruzó algunos comentarios con él.
Quien quiera leer señales, ahí están varias de lo que puede suceder en el futuro inmediato… o no.
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