Al menos tres proyectos veracruzanos muy importantes en materia de comunicación han observado serias dificultades de supervivencia a partir del apagón analógico y la digitalización: Radio Teocelo, Radiotelevisión de Veracruz y Radio Universidad Veracruzana. Cada una de ellas, en su propia circunstancia, lucha por mantenerse en el espectro, frente a una radio comercial que goza de mayores ventajas jurídicas y económicas.
En el primer caso, Radio Teocelo, necesita una inversión de 5 millones de pesos para pasar al sistema digital que requiere la nueva Ley de Telecomunicaciones o de lo contrario corre el riesgo de desaparecer. Por ello, a partir del mes pasado, la directora de la radiodifusora, Bernarda Soto García, inició una campaña de apoyo en diversos medios electrónicos con el propósito de solicitar la ayuda de la ciudadanía. Prácticamente están boteando para sobrevivir.
Sólo para ponerlo en contexto. En México, una de las radios comunitarias más viejas es precisamente Radio Teocelo, la cual ha permanecido al aire desde 1965. Por ser comunitaria no puede comercializar espacios, no cuenta con financiamiento de ningún tipo y prácticamente debe luchar contra una legislación hecha para desaparecerlas.
Eso ha hecho que Radio Teocelo sea de la gente. Ellos aportan donaciones mensuales y participan de sus contenidos, logrando mantener así su operación. Más de uno ha sufrido con su espíritu de lucha social e independencia.
El segundo caso es igual de complejo. Radiotelevisión de Veracruz es un Organismo Público Descentralizado, sin embargo, sus ingresos dependen directamente del Gobierno estatal, y aquéllos que eventualmente se logra allegar por concepto de producciones de programas y eventos.
Por años, ha sido una ventana para que se conozca la cultura, las tradiciones y el quehacer de los veracruzanos. Realmente ha rescatado la identidad y muchos programas reflejan de buena manera a las regiones del estado y su gente. Así funciona tanto para la televisión como para la radio, una de las más emblemáticas por su contenido.
Sin embargo, en el caso de la televisión, la burocracia y el desfalco económico del estado han evitado que cumpla sus metas con motivo del apagón analógico. RTV requiere de al menos 70 millones de pesos para cumplir su proceso de transición y volver a bañar con su señal la totalidad del estado; hoy, luego de cumplirse el plazo otorgado por las autoridades federales el pasado 30 de septiembre, está trabajando en alternativas para evitar multas y no perder la cobertura.
Y por último está Radio Universidad Veracruzana. Arropada por la Máxima Casa de Estudios, este proyecto goza mejores condiciones económicas que la radio comunitaria y su transmisión no requiere de una inversión millonaria como en el caso de TV Más. Sin embargo, su enemigo parece estar en casa, atrapado en una burocracia sindical que lucha por mantener a Radio UV como un museo viviente de una época tecnológica que hoy es inconcebible.
Apenas en junio pasado, la Universidad dio a conocer que la histórica señal de XERUV Radio Universidad Veracruzana en el 1550 AM finalizará sus transmisiones pero iniciará de manera oficial las de la nueva señal: XHRUV, en el 90.5 de Frecuencia Modulada.
Esto ha provocado un intento de revuelta sindical absurda, tanto de quienes temen perder su trabajo como de aquéllos que ven amenazados sus privilegios. A pesar de su importancia, Radio UV funciona hoy fuera de toda lógica, con procesos que nada tienen que ver con la radio actual, ni en sus contenidos ni en las capacidades tecnológicas. La manualidad sigue siendo la norma.
No obstante, están innovando. Con la implementación de un robot que sirve para curar música, el desarrollo de aplicaciones para Iphone y Android, la administración de la fonoteca mediante una pistola de código de barras y la reactivación del valiosísimo acervo de vinilos, intentan dar un paso adelante.
Romper la inercia de los sindicatos, modificar contenidos dirigidos a una pequeña élite y lograr la construcción de una radio innovadora de mayor espectro que sirva no sólo a la audiencia universitaria sino a más veracruzanos, es uno de los retos que se ha propuesto la rectora Sara Ladrón de Guevara. Ojalá lo logre.
Al final, los tres proyectos no sólo coinciden en su problemática. También en que hoy están dirigidos por profesionales de la comunicación que conocen su trabajo, aunque tengan que lidiar con molinos de viento.
Son voces que se niegan a apagarse; son instituciones con historia y con un objetivo muy bien definido. Su audiencia los acredita. Hoy han sido olvidados por el gobierno, sin embargo, sobrevivirán como lo han hecho otras veces. Porque no podemos prescindir de ellas.
La del estribo…
Eso de que el proceso de basificación tiene una suspensión provisional y que concluirá hasta el mes de enero es de una ironía excelsa. Mejor que empiecen a devolver lo que cobraron por las plazas.