Para Silvana, la música es extensión de su piel, un pedazo de epidermis que testimonia sus pasos y sus ansias de volar. Para Manox, es el lienzo en el que plasma los paisajes que ha recorrido a lo largo de los sueños. Para Silvana es un confesionario, un lugar al que acude no para expiar culpa alguna sino para revelar al mundo sus hallazgos. Para Manox, el material con el que hace su nido alguna chuparrosa, el habitáculo de una flor.
Para Silvana, la canción es un milagro que le nace a los pies. Para Manox, una voz que retumba en las casas antiguas. Para Silvana, la cifra de una voz y una piel. Para Manox, nocturna aparición que puebla los parques. Para Silvana, un brindis por la simple idea del viento. Para Manox, la ausencia de un rastro mínimo en el viento.
Para Silvana Estrada Beverido y para Víctor Díaz «Manox» la música es el buril del grabador, el martillo del orfebre, la materia prima de la creación pero también venero común, confluencia de aguas que, aunque por diferentes causes, se dirigen al mismo mar, por eso van a encontrarse el sábado 1 de octubre.
Cuando dos voces coinciden
en algún lugar del mundo
y traen su canto profundo,
en nuestras almas inciden
y sus palabras impiden
que los sucesos atroces
se apoderen, como dioses,
de nuestras diarias jornadas.
Nuestras noches son sagradas
cuando coinciden dos voces.
Cuando coinciden dos voces
que son música y poesía
emprenden con alegría
(sin falsedades ni poses,
sin epítetos feroces)
la construcción de un mañana
con esencia más humana.
Retumban los corazones
con Manox y sus canciones
y con la voz de Silvana.
Y con la voz de Silvana,
sus letras y melodías,
y el canto de Víctor Díaz,
que es de espuma y obsidiana,
la noche será ventana
para mirar, con fruición,
el peso de la razón
cuando se vuelve sonido
y le da nuevo sentido
la magia de la canción
Para Silvana Estrada Beverido y para Víctor Díaz «Manox» la música es éxtasis y lágrima, oxígeno y brújula, depósito único de sílabas mágicas que narran películas míticas, cálidas, fantásticas por eso será tan enriquecedor verlos juntos el sábado 1 de octubre, a las 8:00 de la noche, en El Patio (Úrsulo Galván 44). La cooperación será voluntaria, como ya habrán cobrado su quincena, su voluntad será muy grande, bien que sé. Allá nos vemos.
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