Los políticos hoy en día —lo dijo José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun, España, en su reciente visita a Xalapa— deben tener los ojos y los oídos muy abiertos para ver, escuchar con detenimiento y atender las necesidades de sus gobernados.
No se puede gobernar desde una burbuja, desde un mundo de fantasía e irreal.
En Veracruz, desafortunadamente, sucedió.
En 2010 se esperaba un gobierno fresco, con un rostro joven, con novedades, pero desde los primeros meses los veracruzanos fuimos testigos de un gobierno sin proyecto y que hoy, al paso de los años, bien se podría calificarse como voraz.
El mandatario estatal gobernó desde una burbuja de fantasía, argumentando en estos últimos días que con “twitter” le bastaba.
Hoy, después de múltiples acusaciones por presunta corrupción y luego de una andanada mediática negativa, de la cual no existe precedente en otro gobernante estatal, el jefe del Ejecutivo sigue pensando que “aquí no pasa nada”.
No hay que ser adivino para saber interpretar los hechos, los acontecimientos, la acuciante realidad.
Si un día los medios de comunicación te publican documentos de investigaciones aquí, allá y acullá; otro día, circulan versiones en el sentido de que Estados Unidos te habría cancelado tu visa y la de tu familia; al siguiente, corre la especie de que el Sistema de Administración Tributaria (SAT) te congela tus cuentas bancarias, es señal de que algo pasa y de que eso que pasa es grave.
Pero si a todo eso, sumado a la frialdad presidencial y a que tu partido te suspende tus derechos partidistas, no reaccionas, no te das cuenta y sigues carcajeándote del mundo y de la vida, es que definitivamente no tienes remedio y has vivido siempre en una burbuja, en la ficción y en la fantasía; o, como decía el viejo slogan de Disney, en un mágico mundo de colores.
Ante la crisis, ni ojos, ni oídos
En política se dice que un gobernante debe tener los ojos y los oídos bien abiertos; sin embargo, ese no fue el caso de Javier Duarte de Ochoa, un hombre que se bastaba a sí mismo y que nunca tuvo la capacidad —recordando a Salinas de Gortari— de ver ni de oír.
La imagen que mejor lo dibuja es aquella del video captado el 23 de octubre de 2015 en Orizaba, cuando una mujer le exigió justicia, tras la desaparición de su hija y él, sin detenerse, sin escucharla, sin inmutarse, sólo sonríe burlonamente… y la deja ahí, con su desesperación, su dolor y su angustia.
Así ha sido Javier Duarte, superficial, caprichoso, un hombre de ocurrencias, dado a jugar Xbox y a comer golosinas, atento a sí mismo, nunca al pueblo que gobernó.
Él fue su propio enemigo.
Escuchó a pocos, probablemente a casa nadie, ni siquiera al gurú de la comunicación política, Rubén Aguilar Valenzuela, el personaje que trató de traducir siempre las locuras de Vicente Fox Quesada.
Así, Veracruz pasará a la historia, para este periodo de gobierno que concluye agitadamente, como el estado “donde no pasa nada”, porque su gobernante nunca supo ver ni escuchar a su pueblo.
Hoy, el mandatario veracruzano está en plena desgracia política.
Este martes, por ejemplo, mientras en Xalapa agentes de la PGR continúan sus investigaciones, en el Altiplano, el coordinador de los senadores del tricolor, Emilio Gamboa Patrón, ponía otro clavo al ataúd político de Javier Duarte; dijo que el partido no toleraría la corrupción del ejecutivo veracruzano y enfatizó que el daño que le propinó el mandatario estatal a la imagen del PRI es fuerte y, por tanto, el retiro de los derechos como militante es de respetarse.
Por su parte, en encargado de despacho en la Secretaría de la Función Pública, Javier Vargas Zempoaltecatl, señaló que dicha dependencia entregaría al Ministerio Público Federal toda la información relacionada con el gobernador de Veracruz.
Antorcha y Tierra Blanca
Coatepec no es el único municipio en que el movimiento de Antorcha Campesina enfrenta problemas con las autoridades municipales.
Algo parecido al conflicto con Coatepec se registra en Tierra Blanca, donde las autoridades encabezadas por el panista Saúl Lara González se niegan a aplicar recursos en las colonias y comunidades en que tiene presencia Antorcha.
Debido a esas diferencias, los antorchistas se mantienen en plantón frente a Palacio Municipal.
Humberto Aguirre Ochoa, dirigente de dicha agrupación en Tierra Blanca, señaló que miles de familias de ese lugar se quejan por la falta de obra pública y servicios básicos, a pesar de que existe el compromiso del alcalde, plasmado en una minuta, en el sentido de aplicar recursos para colonias y comunidades que han estado marginadas.
Tierra Blanca ejerce un presupuesto superior a los 190 millones de pesos, dinero que no se aplica en comunidades como El Abisal, Joya de la Pita, El Aguacate, y las colonias Clara Córdova Morán y Antorcha Revolucionaria, donde unas dos mil personas siguen a la espera de obras. @luisromero85