Final inevitable a 70 días, para nuevo gobierno.

En 46 días,  la renovación de la Legislatura Estatal.

¿Los nuevos diputados serán verdaderos representantes populares o comparsas, “levanta dedos”?

Los funcionarios que están y ya se van, deben ser puestos  ante la Justicia. Algunos ya son presuntos responsables, cómplices reciclables y prófugos potenciales. Otros se sienten intocables por el fuero. ¿Qué harán con ellos? ¿Los fiscalizadores simuladores y encubridores serán requeridos para que respondan, por qué no hacen su trabajo, encubren o son cómplices? ¿Unos y otros, verdaderos delincuentes serán procesados y castigados o, como siempre, habrán de encubrirlos y hasta premiarlos?

Llego la hora del cambio, Ni olvido encubridor, ni perdón cómplice. Nada de “patear el bote” y que paguen los que vienen.

No hay que quitar el dedo del renglón. Insistir en preguntar y recordar para no olvidar. ¿Dónde están los miles de millones de pesos desaparecidos?

Menos días del patético “twitterismo” como forma de atender y no resolver los problemas de los veracruzanos.

Siguen renuncias y traiciones anunciadas. En aumento huidas y fugas, ingratitudes y deserciones. Más escándalos y revelaciones.

Aumentan desempleo, pobreza, hambre, sed e inseguridad. Más y más amparos y declaraciones de supuesta inocencia.

Veracruz noticia mundial. Aumenta la fama de la violencia que se padece. Trasciende fronteras, el cuestionado gobierno estatal. El patrimonio de los veracruzanos a subasta, a donación, a remate e incluso, se sospecha, para auto-donación y apropiación. Más injusta deuda pública creciente, recortes y más recortes.

Siguen improvisaciones, ocurrencias y caprichos; continua   debilitamiento y destrucción  de instituciones y dependencias  oficiales.

PRI, bien prelado y convertido en zombi. PAN y MORENA se preparan y fortalecen para lo que sigue.

El gobierno de la alternancia, sigue en esfuerzo de control de daños; al mismo tiempo, se organiza y avanza, impulsa e incorpora más participación ciudadana y social.

Lo que viene, ¿conviene?

Depende de nosotros y de los otros. De afines y opuestos, de coincidentes y disidentes.

De todos y, desde luego, del Gobernador electo, del nuevo Congreso Estatal, de los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil y de la ciudadanía en general. El cambio no vendrá del cielo.

Después de más de 86 años de buenas y malas experiencias, de indiscutibles logros y avances, así como de inocultables pérdidas y retrocesos. Lo que viene es la oportunidad de cambiar, de evitar seguir en más de lo mismo o peor. ¿Seremos capaces de aprovechar dicha oportunidad?

Por lo pronto, sin duda,  hay que intentarlo.

Respaldar y hacer realidad la voluntad expresada por los veracruzanos, de cambiar y experimentar, otras formas más efectivas,  en la atención oportuna de  necesidades sociales y en la solución de  conflictos y problemas, propios de la convivencia humana.

Sin duda no es ni será fácil, ni rápido. Esencial el respeto y civilidad de unos y otros, de todos; esencial  pluralidad y garantía plena de libertades y derechos de todos.

Imprescindible empezar por la limpieza a fondo, incluyendo la fumigación para erradicar parásitos.

Identificarlos y denunciarlos, procesarlos y, en su caso, sancionarlos. Todos a la báscula, para empezar bien, el tiempo apremia.

Más y mejor participación social, debe ser la distinción

A nuestro ritmo y manera, con limitaciones y problemas, persistimos en el cambio pacífico y democrático, en fortalecer las instituciones públicas y en el uso de la Ley como instrumento de promoción y consolidación de dicho cambio. Somos en muchas formas, hacedores de nuestra Historia. Tenemos presente y futuro en nuestras manos. Hoy no hay, ni debe haber retorno al pasado.

Como pocas veces,  estamos más obligados a poner lo mejor de nosotros. Hay que inventar nuestra propia ruta y la forma de transitar por ella. No rechazar por rechazar ni tampoco aceptar ciegamente.

La democracia no es el todo o la nada. Hay que avanzar, incluir y perfeccionar cada paso. Participar constructivamente y no descalificar  o rechazar sin antes dialogar o debatir con razones, argumentos y contrapropuestas. Nadie está obligado a ceder y conceder sin razón ni derecho, ni  a limitarse y sacrificarse con engaños.

Se trata de respetar diferencias y consolidar coincidencias. De unir voluntades libres, de concatenar esfuerzos, formar consensos y no destruir oponentes. Tolerancia, pluralismo y concertación, no dogmatismo ni cerrazón. Mucho menos imposición y represión, ineficiencia y delincuencia en el gobierno.

Tengamos siempre presente, que todo hecho social nos incumbe, puesto que  es un acto de civilización. Recordemos que en la cultura de la democracia se compite, se desarrolla una permanente contienda entre puntos de vista, ideologías y principios diferentes.

Todos estos elementos y otros más, en constante movimiento, caracterizan la realidad política. Por eso nunca termina el esfuerzo por persuadir, por convencer, para cambiar y para ser mejores. La nueva cultura parte del deber de participar dentro de la revolución de nuestro tiempo y esta es nuestra responsabilidad; realizar ahora y aquí la revolución del cambio pacífico y democrático.

Mucho trabajo por hacer, que aún aguarda y exige atención y cuidado, aliento y apoyo.

Por lo pronto hay que cambiar con responsabilidad y sentido social,  hacerlo pacífica y democráticamente. Esto reza tanto para las oposiciones, como para la posición llamada a gobernar. Los de dentro y los de afuera. Para unos y para otros. Para todos.

La oportunidad está aquí y ahora. Necesario repetir y estar conscientes que no es ni será rápido y fácil.

Recordemos que lo sabemos porque lo padecemos. Hasta hoy se fortalece irresponsabilidad y mediocridad, ineficiencia y delincuencia  en los gobiernos. Simulación e impunidad son la especialidad.

Gobierno sin control ciudadano real y oportuno; sin transparencia, ni rendición de cuentas y evaluación  efectivas,  cuesta y cuesta mucho. Al grado tal,  que si no se atiende bien y a tiempo,  en un abrir y cerrar de ojos, se  pasa de la aparente e inofensiva simulación, a la costosa ineficiencia  gubernamental y de ahí, a lo más grave, a la descarada delincuencia oficial, del saqueo y el sobreendeudamiento público.

Tiempo de aprovechar la oportunidad de la alternancia y el cambio democrático.
*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez