Luis Videgaray Caso debió salir del gabinete del presidente Enrique Peña Nieto desde hace más de un año, luego de que el influyente diario estadounidense The Wall Street Journal reportó en diciembre de 2014 la sospechosa compra que había hecho de una casa de campo en el club de golf de Malinalco, Estado de México, transacción que el rotativo norteamericano calificó de “inusual” por las extraordinarias condiciones que le dio el vendedor Juan Armando Hinojosa Cantú –ex consuegro, por cierto, del ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán–, un contratista favorecido inicialmente por el actual gobierno federal, muy allegado a Peña desde que éste gobernó la entidad mexiquense, en cuya administración estatal Videgarary fue secretario de Finanzas.
El recién renunciado secretario de Hacienda fue muy cuestionado en su momento porque se descubrió que Hinojosa no sólo le vendió la casa de descanso de Malinalco –que consta de 585 metros cuadrados de terreno y 1,052 metros cuadrados de construcción– en un precio inferior al que el contratista había pagado por ella 10 meses antes (incluyendo precio de compra, honorarios del notario público e impuesto de traslado de dominio), sino que además le había dado originalmente un plazo de 18 años para pagarla y con un costo financiero preferencial al que ningún mexicano común y corriente puede aspirar.
En esa ocasión, Videgaray ofreció una disculpa a la ciudadanía y reiteró no haber cometido delito alguno. Sin embargo no logró convencer a la opinión pública, pues además la investigación realizada por la Secretaría de la Función Pública (SFP) que lo exoneró estaba a cargo de Virgilio Andrade, muy cercano a él.
Y es que aunque la operación inmobiliaria se había iniciado en octubre de 2012, escasos dos meses antes de que Videgaray fuera nombrado oficialmente titular de la Secretaría de Hacienda, luego quedó al descubierto que la compra la completó el 28 de noviembre de 2013, casi un año después de haber asumido el cargo en el gobierno federal.
Videgaray pagó por la casa 7.5 millones de pesos, que cubrió con tres obras de arte y un cheque personal por 6.6 millones de pesos (unos 500 mil dólares en ese entonces) fechado el 31 de enero de 2014. Pero dicho cheque no se cobró hasta casi un año después, precisamente unos días antes de que el diario estadounidense publicara un reporte que cuestionaba los negocios del funcionario federal con el dueño de Grupo Higa, un conglomerado constructor que acababa de recibir 22 contratos gubernamentales, entre ellos el de renovación del hangar presidencial en el aeropuerto de Ciudad de México.
El caso de Videgaray fue estridente porque se sumó al escándalo de la llamada “Casa Blanca”, la mansión que la actriz Angélica Rivera, esposa del Presidente, le compró al mismo polémico contratista. Y aunque los tres finalmente fueron exonerados por la Secretaría de la Función Pública de haber incurrido en conflicto de intereses, pero las revelaciones “se suman a la telenovela política que ha dominado los titulares de meses y que ayudó a minar la aprobación pública del presidente Enrique Peña Nieto”, según concluyeron a principios de este año analistas extranjeros, como los de Bloomberg, una compañía estadounidense que ofrece software financiero, datos y noticias y que tiene una tercera parte del mercado, similar a Thomson Reuters.
Hasta ahora, por fin, Peña terminó aceptándole su renuncia a Videgaray, luego de la lluvia de críticas que recibió el mandatario por la visita del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, cuya invitación le fue atribuida al ex secretario de Hacienda y la cual gestionó a espaldas de la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, quien por dicho motivo y tan desastrosos resultados quiso renunciar a la Cancillería, según versiones periodísticas.
En lugar de Videgaray el presidente Peña ha nombrado a José Antonio Meade Kuribreña, muy cercano al ex secretario de Hacienda, quien justamente este mismo miércoles apareció en la portada del diario capitalino El Universal declarando que ¡México había ganado con la visita de Trump!
En una amplia entrevista concedida en exclusiva a dicha publicación, Meade, quien todavía despachaba como secretario de Desarrollo Social, declaró que la visita del candidato republicano “fue una intervención que sirvió al país y a los mexicanos”.
El ex canciller sostuvo que no fue un error invitar a Trump, pues, según afirmó, tras la reunión con el presidente Peña Nieto, hay un cambio en su discurso en cuanto a la deportación de migrantes, el tráfico de armas, y el Tratado de Libre Comercio con América del Norte. ¿De veras? ¡Vaya arrojo el de Meade de querer defender lo indefendible! Al parecer lo cegó su amistad con Videgaray.
El que debe preocuparse es el senador priista Pepe Yunes Zorrilla, pues de ser postulado a la gubernatura de Veracruz en el 2018, de muy poco le van a servir los apoyos de amigos como éstos.