Si contamos a partir de las 00:00 horas con un segundo del día 26 de julio de 2016 (día feriado en Cuba, porque es el aniversario 63 del asalto al Cuartel Moncada, fallido pero que fue el germen de la revolución castrista, que sigue en el poder desde 1959)… bueno, decía que si contamos a partir de esa hora, le quedan al régimen de Javier Duarte de Ochoa 97 días hasta su conclusión.

Ni uno menos, pero también, obvio, ni uno más.

Eso quiere decir que le restan como Gobernador al crecido en Córdoba ni más ni menos que 3 meses y 6 días, o 14 semanas (13.85, si hemos de ser precisos), o 2,328 horas, o 139,680 minutos, u 8 millones 380,799 segundos, que para los que cuentan de ida son muchos y para los que cuentan en regresivo ya son muy pocos y se escurren entre los dedos como la arena del mar, ése que no tiene principio y nunca termina, como dijo José Emilio Pacheco.

[Por cierto, alcalde Ramón Poo del Puerto de Veracruz, ahí una buena idea: ¿Por qué no hacer un monumento que recuerde a ese gran poeta que fue y es José Emilio Pacheco, quien amaba Veracruz, venía constantemente a vacacionar, ubicó muchas de sus obras en estas tierras, y hasta pidió que sus cenizas fueran depositadas en nuestro mar. Me imagino una estatua del vate mirando a la líquida inmensidad y, para que lo sepan o lo recuerden propios y extraños, el poema inmortal que le inspiraron nuestras aguas:

Digamos que no tiene comienzo el mar.

Empieza donde lo hallas por vez primera

y te sale al encuentro por todas partes.]

Bien, de regreso a la realidad bruta, resta también a esta administración pagar a sus empleados siete quincenas, un aguinaldo casi completo y una liquidación a quienes dejarán sus más o menos buenos empleos (y un jugoso bono sexenal, según sueñan totalmente errados los más optimistas y creídos trabajadores de este duartismo que fenece).

Y cuando digo que le quedan tres meses y días hay que tomar en cuenta que todo un sexenio suma 72 meses, así que lo que falta es un suspiro para quienes detentaron el poder y también para quienes lo ostentaron e igual para quienes lo ejercieron responsablemente.

Y la suma de todas las semanas en seis años es de 304 y media, un verdadero montón, una fortuna hebdomadaria, cuando sólo quedan 14 en la cuenta que se desvanece.

Y los días totales son 2,132 (contando que se atravesaron dos años bisiestos, 2012 y 2016, Dios sea loado), más de dos milenios, cuando en el rosario no llegan ahora ni siquiera a 100.

¿Quieren que les diga de cuántas horas, minutos y segundos se compuso este sexenio? Pues va: 51,168 horas (de las que quedan nomás 2,328), 3 millones 70,080 minutos (y sólo 139,680 por cumplir) y 184 millones, 204800 segundos (contra los escasos y rapídisimos 8 millones 380,079 segundos).

Inevitablemente llegará el día 1º de diciembre, y con él este sexenio pasará la historia… y a su juicio.

Pero no antes.

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