Hay funcionarios de alto nivel en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa que conocen muy bien los orígenes de Arturo Bermúdez Zurita, pues cuando su actual jefe, bajo la tutela de Fidel Herrera Beltrán, aún compartía una oficinita de apenas cuatro metros cuadrados en el Senado de la República con otros tres asesores del entonces representante popular de los veracruzanos en la Cámara alta del Congreso de la Unión, el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado no sólo le cargaba el portafolios al poderoso subsecretario de Administración y Finanzas, Sergio Maya Alemán, sino que también fungía como presunto prestanombres del sobrino del gobernador Miguel Alemán Velasco.
En 2002, por ejemplo, un empresario xalapeño le comentó a uno de estos funcionarios con el que eventualmente coincidía en el Club de Golf, que cómo permitían en calidad de socios que Maya Alemán se apropiara de dos lotes en ese exclusivo fraccionamiento residencial ubicado en Miradores, municipio de Emiliano Zapata, cuando de acuerdo a los estatutos ninguno de sus miembros podía ser dueño de más de un terreno. El subsecretario alemanista tuvo que registrar una de sus propiedades a nombre de Bermúdez, su secretario particular, cargo que le permitiría relacionarse posteriormente con Duarte de Ochoa en la sucesión gubernamental de 2004, en la que el actual gobernador fue el operador financiero de la campaña del candidato priista Herrera Beltrán.
Maya y Duarte fueron los hombres fuertes y de confianza de Alemán y Herrera en materia de finanzas. El alemanista tuvo tanto poder que inclusive un año antes del relevo gubernamental logró reventar, a través de una infamia, a don Carlos Brito Gómez como presidente del CDE del PRI. El político sureño terminó mentándole la madre al sobrino del gobernador.
En diciembre de 2004, al inicio del sexenio de la Fidelidad, Duarte asumió la misma Subsecretaría que tenía a su cargo Maya, y con él mantuvo a Bermúdez, a quien le encomendaría labores de índole política-electoral con miras a su futuro proyecto sucesorio. Al final del fidelato lo promovió al C-4, donde realizó tareas para el sucesor de Herrera desde su primera campaña por la diputación federal de Córdoba, en 2009.
Por eso, cuando en la víspera de la sucesión estatal de este año arreciaron las presiones en contra de Bermúdez para que saliera de la SSP, Duarte llegó a decir que primero renunciaría él que su colaborador.
Sin embargo, luego de la debacle electoral del pasado 5 de junio y la cascada de denuncias mediáticas y penales que el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares ha promovido en contra de él, de su esposa, de su madre, hermanos, cuñados, amigos y otros presuntos prestanombres, a Duarte no le quedó de otra que aceptarle la renuncia a Bermúdez en cuanto se hicieron públicas cinco de sus propiedades en The Woodlands Country Club, en Texas, valuadas en 2.4 millones de dólares y adquiridas en los últimos cuatro años.
Pero el gobernador se ha hecho bolas y terminó por contradecirse públicamente. Y es que el pasado jueves 4, después de que sus voceros informaron oficialmente que Bermúdez había presentado su renuncia “con la finalidad de esclarecer el origen de su patrimonio personal”, por la tarde Duarte afirmó que desconocía de las propiedades del ex secretario de Seguridad y respondió que sería el ex titular de la SSP quien “deberá defenderse”.
“No tenía conocimiento (de las propiedades), ya será el propio Bermúdez quien deberá defenderse. Es por eso que le reconozco el que haya presentado su renuncia precisamente para ello, para poder defenderse y demostrar la legitimidad de su patrimonio (…) Toda administración, todo gobierno, es susceptible de ser infiltrado por la corrupción y para ello existen instituciones encargadas para investigar y en su caso para determinar si existe alguna conducta que confirme que existió algún elemento de delito relativo a la corrupción en lo que se refiere al desarrollo de su responsabilidad”, declaró Duarte al acudir a la Fiscalía General del Estado para ampliar la denuncia que había interpuesto tres días antes, el lunes 1 de agosto, en contra del gobernador electo Yunes Linares, el cual, por cierto, fue citado y compareció este martes ante la FGE para responder a dicha acusación por presunto enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
En contraparte, Bermúdez no ha reaparecido públicamente desde su dimisión ni ha sido citado por la autoridad pese a que desde antes de su renuncia ya había sido denunciado penalmente también por Yunes.
El que se ha encargado de defenderlo mediáticamente ha sido el propio Duarte, quien este martes, entrevistado en su noticiero de radio por el periodista capitalino Ciro Gómez Leyva, hizo una ardiente apología de Bermúdez, sin caer en cuenta que ¡estaba desmintiendo lo que él mismo había dicho cinco días atrás!
Y es que no sólo se atrevió a afirmar que su ex jefe policiaco es “una persona honorable” sino que también declaró que ya sabía de sus propiedades.
–¿Javier, no tenías conocimiento de las propiedades de Arturo Bermúdez?, le preguntó Gómez Leyva, a lo que el mandatario veracruzano respondió literalmente: “Yo sí sabía, Arturo me comentó que sus propiedades las había adquirido con recursos propios. Él me dijo ‘Javier somos amigos, permíteme separarme de mi cargo para poder atender esta situación, para poder defenderme’. Yo estoy seguro que Arturo tendrá que aclarar. Sí tenía conocimiento de sus propiedades. En aras de la transparencia fue que acepté la renuncia que me solicitó mi secretario de Seguridad, un hombre a quien le tengo confianza; por nadie meto las manos, pero confío que es un hombre honorable, por eso lo hice secretario de Seguridad. Es un tema de índole personal como es su patrimonio, tendrá que aclarar el origen de su patrimonio.”
Pero hasta ahora Bermúdez sigue sin dar la cara ni sacar la cabeza; su ex jefe es quien, contradiciéndose, ha tenido que salir a defenderlo. ¿Pues de qué tamaño será la deuda personal que Duarte tiene con él?