Todos conocemos, aunque sea en películas, una ametralladora. Se trata de un arma de fuego automática diseñada para hacer una gran cantidad de disparos en un lapso muy breve y de forma sostenida. Esas secuencias, a las que se les conoce como «ráfagas» permiten disparar cientos de balas por minuto.

El uso de las ametralladoras requiere de una capacitación especial. Quien la acciona sin conocimiento previo, corre el riesgo de perder el control del arma y terminar dañando a quien no debe.

Esa fue la imagen que me vino a la mente al leer el comunicado del Gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares en el que hace referencia al senador priista José Yunes Zorrilla.

El político neopanista parece tener un mecanismo similar al de las ametralladoras, pero en la lengua. Suelta insultos y descalificaciones sin control y a una velocidad que da miedo. Nadie le enseñó a dosificar las ráfagas de dardos venenosos y los suelta sin ton ni son, y a todo aquel que se atreva a contradecirlo.

Yunes Linares emitió un comunicado para lamentar que el Senador José Yunes Zorrilla «una su voz a la de una pequeña minoría que pide que no haya castigo contra Javier Duarte y el grupo que atracó al pueblo de Veracruz dejándolo en la pobreza y el abandono».

En opinión del Gobernador electo, «el Senador antepone su condición de militante del PRI, compañero de Javier Duarte, a su calidad de representante de los intereses de Veracruz».

Aunque no existe parentesco sanguíneo alguno, Pepe Yunes siempre ha tratado al hoy Gobernador electo como «tío Miguel», las reuniones en el rancho San Julián son frecuentes. En gran medida la abrupta salida de Pepe Yunes de la dirigencia estatal del PRI, en noviembre del 2008, fue porque éste, en opinión de Fidel Herrera, no confrontaba a Yunes Linares, ya desde entonces el gran enemigo de la Fidelidad.

Qué lejanas lucen aquellas palabras de Miguel Ángel, expresadas frente a un reducido grupo de periodistas xalapeños, en un restaurante de Coatepec, al ser cuestionado sobre su relación con José Francisco Yunes Zorrilla: «Nada nos va a dividir».

Meses después, uno de los periodistas convocados para dicho encuentro, Arturo Reyes Isidoro, fue más a fondo al explicar la cercanía entre «los Yunes de Perote» con «los Yunes de Soledad».

En su Prosa Aprisa del 17 de junio del presente año Reyes Isidoro narró que fue don José Yunes Suárez, padre de Pepe Yunes, quien recomendó al hoy Gobernador electo con el entonces candidato a gobernador Rafael Hernández Ochoa, y que fue en el rancho San Julián donde Miguel Ángel bautizó a sus dos hijos mayores, «Hernández Ochoa padrino de uno, Yunes Suárez del otro».

Esta semana, en una de sus obligadas visitas a territorio veracruzano, el senador Pepe Yunes Zorrilla fue cuestionado sobre las denuncias que presentaron tanto Javier Duarte como Yunes Linares, y el político peroteño llamó a las autoridades a deslindar responsabilidades y sancionar a quien lo merezca.

Todo parece indicar que el estado de ánimo del Gobernador electo le impide matizar y asume que quien no le apoya en su cruzada contra Javier Duarte… está contra él. No importa que sea «de casa».

Hay una virtud que distingue a los verdaderos políticos de sus remedos, se llama «congruencia».

Un político serio sostiene sus dichos, mantiene sus posturas, cumple sus compromisos.

Alguien parece haberlo olvidado.

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