En el pasado Xalapa Jazz Festival, Pete McGuinness dirigió la Xalapa Jazz Orchestra, en varios momentos del concierto se refirió a Tonatiuh Vázquez como el mejor alumno de su generación, el propio saxofonista, compositor, arreglista y director de big band nos detalla todos los pasos que tuvo que dar para llegar hasta ahí.
Strike Up the Band
Yo soy de Tlaxcala, ahí fueron mis comienzos en la música, la influencia principal fue mi hermano que es guitarrista aficionado más bien inclinado hacia el rock y la música popular. Él siempre me motivó para que me dedicara a la música, primero me empezó a enseñar un poco de guitarra, un poco de piano, un poco de bajo y un poco de batería con la idea de que me gustara alguno de estos instrumentos, él tocaba un poquito de todo.
En la secundaria llevaba una clase de música muy simple, la que lleva todo mundo, pero me empezó a gustar mucho y, con mis compañeros, formé mi primer grupo, era de rock porque era la influencia que tenía, yo de jazz no sabía nada, en Tlaxcala no se escuchaba jazz, inclusive, hasta la fecha es muy raro ver un concierto de jazz allá.
Al final de la secundaria estaba decidido dedicarme a la música entonces hablé con mis papás y ellos, afortunadamente, me apoyaron, me preguntaron cuáles eran los lugares para estudiar y realmente yo no sabía mucho, sabía del Conservatorio Nacional de México y había escuchado que en Xalapa había una escuela de música pero ni siquiera sabía que pertenecía a la UV. No sabía nada pero dije bueno, realmente el DF no me gusta mucho entonces creo que Xalapa va a ser mi opción. Sin saber nada, sin conocer a nadie me vine a Xalapa a los 15 años, terminando la secundaria.
Xalapa, Sophisticated Lady
Mi historia es muy parecida a la de muchos de mis compañeros que has tenido el placer de entrevistar, hice la prepa abierta aquí en Xalapa los sábados y estudiaba música entre semana, empecé estudiando piano.
Llegar a Xalapa fue un choque muy grande para mí porque el nivel musical, cultural y artístico que había en la ciudad no era comparado con el que yo percibía en Tlaxcala, esto era totalmente diferente. Fue un golpe muy bueno y muy grande para mí porque, por cuestiones del destino, llegué a vivir a la casa de la familia Capilla sin saber quiénes eran ellos. Fue una cosa muy extraña, mi papá tiene un muy buen amigo aquí en Xalapa que vive por el Teatro del Estado y me quedé las primeras semanas con ellos mientras encontraba un lugar para vivir; a dos cuadras de su casa está la casa de la familia Capilla y rentaban cuartos, sobre todo para estudiantes de música, había uno disponible y lo tomé porque la esposa de este amigo de mi papá conocía a la mamá de los Capilla.
Así fue como llegué a su casa y fue increíble porque yo no conocía nada de ellos y aprendí muchísimo. En primer lugar, conocer a Erasmo Capilla hijo fue increíble porque pude ver, por primera vez y sin tener ninguna preparación para ello, el nivel de un músico internacional. De Israel, el más pequeño de ellos, aprendí la pasión por la música porque todo el tiempo se la pasaba estudiando, todo el tiempo, día y noche, yo me preguntaba ¿a qué hora duerme? porque yo me dormía y él estaba tocando, despertaba y él seguía tocando.
En la Facultad tuve como maestros de piano a la maestra Reina Capilla y al maestro Ryszard Siwy, su esposo, he tenido una muy buena relación con ellos hasta la fecha. De la maestra Reina aprendí el camino intelectual del artista, que no nada más se trata de música sino que el artista debe saber muchas otras cosas. Obviamente, todo eso era nuevo para mí. De Ryszard aprendí la versatilidad, lo abierto que debe ser un músico. De ellos aprendí muchísimo y creo que fue una muy buena experiencia para ver, realmente, cómo es la vida del músico. Yo estaba empezando, no sabía nada de música clásica, fui aprendiendo en el camino.
Amorcito saxofón / yo tengo tentación / de eso…
Cuando llegué, Édgar Dorantes estaba estudiando la maestría en Estados Unidos pero lo escuchaba mencionar, escuché el disco de Jazz entre Tres que él grabó y podría decir que ese fue mi primer acercamiento real al jazz y fue un cambio total. Cuando lo escuché dije wow, ¿quién es ese pianista?, ¿qué es lo que están tocando?, se escucha increíble, quiero saber, quiero aprender más qué es eso. No recuerdo si fue al siguiente semestre o al año cuando regresó y empezó a dar talleres. Entré a esos talleres que daba en La Tasca, éramos como 50 o 60 personas tomando clases con Édgar. Ahí conocí a todos los personajes del jazz de Xalapa.
Ahí fue donde dije realmente esto es lo que me gusta, es lo que quiero hacer. Hablé con mi maestra de piano y con Ryszard y me dijeron bueno, si eso te gusta ¿por qué no te enfocas a eso? Me sugirieron probar otro instrumento y sin pensarlo, sin ningún motivo dije voy a probar el saxofón, así, de la nada. Me sentí cómodo con el instrumento, no se me hizo muy difícil, pude sonarlo y estuve ocho semestres en la Facultad de Música estudiando saxofón clásico.
Édgar me invitó a formar parte de la Big Band de la Facultad de Música y ahí fue donde realmente me enamoré de lo que creo que soy. Inconscientemente, Édgar me presentó la agrupación que me gusta, que es la big band y el ensamble de saxofones, y también me presentó a los artistas principales de este género: Sammy Nestico, Frank Foster, Thad Jones, Quincy Jones, Duke Ellington, y toda la música de los arreglistas y compositores de Count Basie.
Yo tenía un muy buen maestro en la Facultad de Música, el maestro Rex Gulson, me encantaban sus clases, aprendí mucho con él. Él sabía que me gustaba mucho el jazz y no era de esos músicos de la Facultad que decían no, eso no es bueno, tienes que tocar música clásica, no, él era muy abierto, inclusive me prestaba discos pero cuando entré a la Big Band me enamoré completamente del ensamble, de la música, de los arreglistas y dije esto es, realmente, lo que quiero hacer entonces ya no me sentí cómodo en la Facultad.
Como todos sabemos, el movimiento del jazz en Xalapa fue creciendo muy rápidamente, cuando estaban los Seminarios de Jazz [JazzFest] que organizaba el maestro Javier Flores [Mávil], tomé algunos. Ahí conocí a Rafael Alcalá y a Óscar Stagnaro, con ellos tomé clases de armonía y latin jazz, hasta la fecha tengo una buena amistad con los dos.
Borinquen, la perla de los jazzes
En uno de esos Seminarios, el maestro Marco Pignataro, el maestro Luis Marín y el maestro Eddie Gómez nos presentaron el programa de jazz del Conservatorio de Puerto Rico, como ya estaba decidido a estudiar jazz, apliqué para Puerto Rico y me fui con un grupo de compañeros de aquí. Fuimos la primera generación de mexicanos en el Conservatorio, éramos Arturo [Caraza], Yaury [Hernández], Samuel [Martínez Herrera], Andrea Alfonso, una arpista del Puerto de Veracruz, y yo.
Un año después llegaron Vladimir [Coronel] y Memo [Barrón]. Algunos nos conocíamos de Xalapa y con otros nos conocimos en los Seminarios, ya nos llevábamos muy bien pero en Puerto Rico la vida nos hizo hermanos.
En Puerto Rico empecé a estudiar jazz que era lo que quería hacer, sin embargo sabía que mi perfil no era el perfil común del solista de jazz que toca con un cuarteto, un trío o un quinteto sino que mi perfil era, más bien, de saxofonista de sección, arreglista, músico de big band. En México es muy raro ese tipo de músico, en Xalapa prácticamente no conozco a gente con ese perfil. Fue un poco difícil para mí porque tampoco estaba estudiando lo que quería, sí estaba estudiando jazz pero no con el enfoque que yo quería pero dije por el momento, tengo que sacar adelante esto.
A veces pasaba más tiempo escribiendo música para big band que en lo que tenía que hacer de la escuela entonces fue un poco complicado pero, bueno, fue una buena experiencia, sobre todo por los maestros que tuve ahí y también por mis compañeros.
Mi maestro principal, por dos años, fue Marco Pignataro, aprendí muchas cosas no nada más musicales sino cuestiones personales, fue un maestro de vida.
Siembra, si pretendes cosechar…
Otra de las razones por las que quería ir a Puerto Rico era porque siempre estuve interesado en la música latina y no entendía mucho la cuestión de la clave, de toda la polirritmia que existe en esa música. En el Conservatorio tenía una clase privada con de piano complementario con Luis Marín y desde la primera sesión, cuando iba a presentarme el programa de lo que se supone que teníamos que estudiar, simplemente no le di pauta porque llegué con mis preguntas, le dije maestro, ¿cómo es esta cuestión del montuno?, ¿cómo es esta cuestión de la clave? entonces él me vio tan interesado que todo el semestre o el año que duró la clase, no recuerdo, nos la pasamos hablando de música latina, no nada más del concepto del ritmo, no nada más del concepto de los instrumentos sino también nos enfocamos al arreglo.
Me enseñó muchas sobre el arreglo en la música latina y también de él aprendí otras cosas como la dirección de un ensamble grande porque él dirigía la big band de jazz latino, yo estuve en esa orquesta bastante tiempo y admiraba mucho cómo podía manejar esa agrupación y la calidad de sonido y de música que podía sacarle.
In a Intelectual Mood
También tuve un maestro puertorriqueño al que considero un erudito, nos dio clases de Historia Occidental, el maestro Luis Hernández Mergal. Sus clases eran extraordinarias porque el enfoque no nada más era sobre historia sino que podía hacer referencia a lo que estaba pasando en el momento, artísticamente y culturalmente, en occidente. Nos entregaba notas que él había escrito en diferentes idiomas, inclusive en latín.
Era un tipo súper intelectual, súper inteligente, cuando le preguntaban algo, no respondía con simpleza, iba al fondo, al significado de las palabras. De cualquier cosa que se le preguntara nos explicaba de dónde venía, por dónde había pasado culturalmente, cómo evolucionó en tal país. Era increíble y no nada más era su conocimiento intelectual sino también musical, es pianista y es un experto en tocar música de Beethoven pero también podías ver un concierto suyo de música de John Cage y también podías verlo haciendo notas de un concierto de Michel Camilo, por ejemplo, es un tipo súper intelectual.
Él me marcó muchísimo, fue uno de los maestros que realmente disfruté mucho en el Conservatorio y también, sin lugar a dudas, David Sánchez que era Artista en Residencia del Conservatorio y nos iba a dar como tres clases al semestre. Tuve la oportunidad de estudiar con él por tres años y aprendí muchísimo sobre tradición del jazz porque él la conoce muy bien, es raro porque es muy difícil escuchar a David Sánchez tocar jazz tradicional porque se dedica a tocar su música, que es jazz moderno pero para los que tuvimos la oportunidad de escucharlo hablar y enseñar el jazz tradicional, de verdad, fue una experiencia increíble. Aprendí muchísimo de él, todos los conceptos y todos los artistas del be-bop, toda la cuestión de ese lenguaje.
Tlaxcala’s Blues
Mientras estudiaba en Puerto Rico, obviamente venía a México, sobre todo a Tlaxcala y siempre traté de retribuir un poco de lo que estaba aprendiendo en Puerto Rico con mis paisanos tlaxcaltecas, entre los proyectos que realicé estuvo la formación de la primera big band de Tlaxcala con músicos tlaxcaltecas, fue un poco difícil porque el género prácticamente no existe en el estado entonces los músicos no están muy interesados, no solamente tuve que batallar para conseguir apoyo institucional sino, inclusive, con los mismos músicos para formar una agrupación así de grande, necesitábamos mínimo 16 músicos pero, bueno, se logró. Se hicieron algunos conciertos, tuve que invitar a gente de Xalapa para que nos reforzara, fue Yaury [Hernández], fue Memo [Barrón], de San Luis Potosí, también nos ayudaron algunos músicos de Tlaxcala que estaban estudiando jazz en el DF.
Hice algunos talleres de jazz enfocados a la improvisación, al lenguaje, a la armonía. Algo que también me ayudó mucho a crecer en este ámbito fue la realización de un programa en Radio Universidad de Tlaxcala, en Puerto Rico hacía entrevistas, grababa los programas y los enviaba por Internet y ellos los editaban y los pasaban una vez a la semana. Se llamaba Round Midnight, duró poco más de tres años pero la verdad es que me cansé un poco porque ellos no veían todo el esfuerzo que significaba, no le daban el apoyo necesario este programa entonces un día dejé de hacerlo, ahora estoy tratando de retomar todas esas entrevistas y ponerlas en mi canal de YouTube, ya hay algunas. Entre los que pude entrevistar están Eddie Gómez, Danilo Pérez, Antonio Sánchez y muchos personajes importantes del jazz latino y de la salsa de Puerto Rico.
Eso fue básicamente lo que hice cuando estaba en Puerto Rico.
Back Home Again
En 2012 terminé la licenciatura y me fui a Tlaxcala, ahí conseguí una beca del Instituto Tlaxcalteca de Cultura para grabar un disco con arreglos y composiciones mías, se llama Nin Yolkokol, que significa Esta pasión. Grabaron Samuel Martínez [piano y melódica], Yaury Hernández [batería], Vladimir Coronel [batería], Emiliano Coronel [contrabajo], Memo Barrón [percusiones] y tengo una sección de cuerdas, está mi tocayo Tonatiuh Bazán en el primer violín, Myles Mckeown en el segundo violín, Anayantzi Oropeza en la viola y Patricia Ivison en el cello. Las liner notes son de Rafael Alcalá. Después de que lo grabamos hicimos una gira de conciertos didácticos para primarias por el estado de Tlaxcala como retribución social. [El disco puede comprarse en iTunes y CD Baby, y escucharse en Spotify]
Estuve un año en Tlaxcala y al siguiente año me invitaron a formar parte de JazzUV, estuve ahí del 2012 al 2013 y fue una experiencia que me ayudó mucho porque vi la música de jazz desde el punto de vista del educador. Di clases de Teoría, de Entrenamiento Auditivo, tuve la oportunidad de dirigir la Big Band de JazzUV, di algunas clases de Arreglo. Me gustaba mucho y me sirvió mucho como experiencia porque creo que siempre fui un estudiante rebelde y ahora me tocaba estar del otro lado entonces me di cuenta, realmente, de qué es lo que busca un maestro en un estudiante.
SEGUNDA PARTE: New York, New York
TERCERA PARTE: A Wonderful World
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