La preocupación por el tema de las finanzas del gobierno veracruzano, por los enormes pasivos con proveedores y por la descomunal deuda pública, no es nueva. Prácticamente desde el arranque de la presente administración han surgido voces que alertan sobre la inminente quiebra.
La deuda de la entidad se ha disparado en la última década, rebasando la capacidad de pago del gobierno, que lo mismo debe a organismos e instituciones públicas, como la Universidad Veracruzana o el OPLE, que a becarios y pensionistas.
Cada vez son más frecuentes las quejas y manifestaciones de protesta, la toma de oficinas públicas y el bloqueo de vialidades como medida de presión a un gobierno que parece autista ante las demandas de los afectados.
Las precarias finanzas estatales no son el único problema del estado: Veracruz es una de las entidades que más empleos formales ha perdido en el primer semestre del año; los niveles de inseguridad y violencia son igualmente alarmantes; por si fuera poco, la marginación, el rezago y el empobrecimiento de la población es evidente.
Si a todo ello se suma el descontento en el sector agrícola por la inexistencia de apoyos oficiales al campo; la inconformidad de un golpeado y diezmado sector empresarial; la falta de obra pública; y las pésimas condiciones en que se encuentran las escuelas y las clínicas rurales, a las que no llegan ni doctores ni medicamentos; el resultado es una fuerte irritación social.
Por otro lado, la percepción social sobre el tema de la corrupción gubernamental fue uno de los factores, probablemente el principal, que contribuyeron a la derrota del PRI en las recientes elecciones.
Esa percepción no es gratuita: se fortalece cada vez que surge una nueva acusación contra quienes integran el actual gobierno del estado, desde el titular del ejecutivo hasta secretarios y funcionarios que manejan el dinero público.
Ineficiencia, corrupción, saqueo y rapacidad; eso es lo que el veracruzano común opina de su gobierno estatal.
Próximo gobierno, una ventanilla de pagos
Hace poco más de un año, entrevistado por los periodistas Manuel Rosete, Raymundo Jiménez y José Ortiz, Héctor Yunes Landa, entonces senador y aspirante a la candidatura del PRI al gobierno de la entidad, alertaba sobre la situación del gobierno estatal y sobre los riesgos de que la próxima administración terminara por convertirse en una “ventanilla de pagos”, sin capacidad de operación y maniobra. Desafortunadamente, todo parece indicar que así será, aunque quien padezca ese problema no será Yunes Landa, sino del panista Miguel Ángel Yunes Linares.
El margen de esa entrevista, este reportero platicaba con Hugo Meraz Barrera, secretario particular del senador y uno de sus colaboradores más cercanos, quien comentaba que Yunes Landa sostuvo reuniones con con Guillermo Ortiz Martínez, ex secretario de Hacienda y Crédito Público y ex gobernador del Banco de México, en virtud de que una de las principales preocupaciones era, precisamente, el tema financiero.
Yunes Landa también habría establecido nexos con Federico Reyes Heroles, presidente de Transparencia Mexicana, para abordar el tema de combate a la corrupción; y con el Tecnológico de Monterrey, para realizar un análisis de las fortalezas económicas y competitivas de Veracruz. Aunque eran pasos en la dirección correcta, nada de eso sirvió al ex candidato priista, cuyo partido no soportó la losa que representó la muy lamentable actuación de un gobierno desprestigiado.
Pues bien, lo importante de aquella entrevista no sólo fue el tema de la renovación del poder ejecutivo estatal y el punto de vista de uno de los protagonistas del proceso sucesorio veracruzano, sino la preocupación que mostró Yunes Landa sobre el tema económico y financiero.
Se trató de una comprensible inquietud de quien se pensaba muy probable sucesor en el gobierno de una entidad que en los últimos 5 años duplicó su deuda pública y que en la última década pasó de pasivos por 3 mil 500 millones de pesos a más de 45 mil millones, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda.
Pues bien, si hace un año el panorama ya resultaba complicado para el sucesor de Javier Duarte, el actual escenario del gobierno de la entidad no podría ser más desalentador porque a la crisis económica, a la corrupción y a la deuda pública se agrega un factor que no estaba presupuestado: el intento, con la complicidad de la mayoría de los diputados de la Legislatura local, de plantear el contexto más difícil posible para la próxima administración; algo así como un <me hundo, pero se hunden conmigo>. Esto ya es una locura.
Intensa vida cultural en Xalapa
Una de las tradiciones que distinguían a Xalapa y que ha resurgido con fuerza en el gobierno de Américo Zúñiga Martínez es la promoción de las callejoneadas musicalizadas con las Tunas juveniles y a partir de ayer precisamente, la capital del estado se llenó de colorido y música con el Tercer Festival Internacional de Tunas Femeniles 2016 que organiza el Ayuntamiento de Xalapa. Habrá conciertos, exposiciones y talleres de agrupaciones femeniles de Coahuila, Edomex, CDMX, y de dos grupos de Colombia y uno de Puerto Rico además de la Tuna Femenil anfitriona, de la Universidad Veracruzana. Sin duda se trata de un evento que se aprecia en Xalapa. @luisromero85