Sin lugar a dudas, el priista veracruzano que mayor fuerza política adquirió con la sorpresiva asunción de Enrique Ochoa Reza a la presidencia del CEN del PRI es el senador Pepe Yunes Zorrilla, ya que ambos son muy cercanos al influyente secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, y a cuyo círculo pertenece también otro presidenciable más: el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, José Antonio Meade Kuribreña.
Por eso es que el grupo duartista que está por entregar el poder tiene suficientemente claro que será Pepe Yunes quien llevará mano en la designación del nuevo dirigente estatal del partido tricolor, al cual le tocará comandar la batalla electoral del año próximo para renovar los 212 ayuntamientos del estado y cuyo reto será lograr la milagrosa recuperación del PRI para enfilarlo en 2018 a la elección del siguiente gobernador y Presidente de la República.
Y aunque a esta polémica administración sólo le restan casi cuatro meses, ha trascendido que su titular todavía pretende dejar en la dirigencia estatal del PRI a un dirigente afín, pese a que uno de los principales factores que incidieron en la pérdida de la gubernatura fue el voto de castigo contra de la repudiada gestión duartista.
Uno de los primeros que comenzó a moverse fue el diputado federal de Los Tuxtlas, Jorge Carvallo, quien últimamente endureció su discurso contra el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares no obstante que a finales de 2011 él fue quien acercó a éste con Javier Duarte a través de su hijo Fernando Yunes Márquez, su ex compañero en el Congreso local.
Sabedor de que sus nexos con el ex gobernador Fidel Herrera y Duarte no le favorecen, Carvallo ha pretendido hacer creer que la suya sería una propuesta apoyada por el grupo político del Estado de México, argumento que hasta hace poco le resultó útil por la permanencia de la diputada federal mexiquense Carolina Monroy en la dirigencia interina del CEN del PRI. Pero el arribo de Ochoa Reza parece haberle modificado su esquema.
Otro que aspiraría a la dirigencia estatal del PRI sería el diputado local Juan Nicolás Callejas Arroyo, actual presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXIII Legislatura del estado, cuya gestión concluye el 4 de noviembre próximo.
El guía moral de la numerosa Sección 32 del SNTE estaría siendo impulsado por Duarte, quien presuntamente se lo habría sugerido al senador Pepe Yunes desde hace un mes, en una breve plática privada que ambos habrían tenido durante la gira de trabajo que el titular de la Sedesol, José Antonio Meade, realizó el viernes 8 de julio en el municipio de Pánuco.
Callejas Arroyo es un incondicional que Duarte ha favorecido generosamente en su gobierno. A su hijo Juan Nicolás Callejas Roldán le asignó la segunda candidatura de representación proporcional por el PRI. A su “amiga” Patricia Guadalupe Peña Recio la hizo diputada federal suplente por Coatzacoalcos en 2012 y en este proceso electoral local la impuso en la lista plurinominal del PVEM. Y la Secretaría de Educación de Veracruz finalmente la dejó en manos de la profesora callejista Xóchitl Adela Osorio Martínez.
Por eso Callejas le ha dado trámite en la LXIII Legislatura local a todo lo que le ha enviado el gobernador para su aprobación aún a sabiendas de su improcedencia ética y jurídica, como ocurrió recientemente con los cuestionados nombramientos del Fiscal Anticorrupción, de los tres magistrados de la nueva sala especializada en materia de combate a la corrupción del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, así como la fallida cesión de la Casa Veracruz a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, y de los bienes inmuebles que estaban por endosarse al patrimonio del Instituto de Pensiones del Estado, lo que motivó que personalmente el senador Yunes Zorrilla se presentara al Congreso local para solicitarle al líder de la mayoría priista que esos temas polémicos se bajaran de la orden del día por falta de consenso de las fuerzas políticas, como finalmente ocurrió pero porque un grupo de diputados del PRI y del PVEM, afines al legislador nativo de Perote, se ausentaron del salón de sesiones para romper el quórum, y posteriormente por las acciones de inconstitucionalidad que el presidente Enrique Peña Nieto promovió a través de la Procuraduría General de la República ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para anular legalmente la intentona con la que Duarte pretendía blindar su salida.
Hace una semana, pese a que el día anterior había recibido cordialmente a Miguel Ángel Yunes en su despacho del Palacio Legislativo, Callejas Arroyo arremetió en contra del panista porque éste, en una conferencia de prensa, se había referido a él como “una de esas rémoras del viejo sistema político mexicano”.
El coordinador de los diputados del PRI, quien a finales de junio ya había recibido también al virtual Ejecutivo del estado argumentando que “el Congreso local está abierto para recibir al Gobernador electo pues es la casa del pueblo”, comparó a Yunes Linares con tiranos como Hitler y Victoriano Huerta, acusándolo de querer ejercer funciones de fiscal, de usurpar al Poder Judicial para liberar órdenes de aprehensión y de pretender ser carcelero. “¿Va a ser gobernador o qué engendro tenemos?”, le reviró al ex candidato de la alianza PAN-PRD, quien horas antes había amenazado con denunciar y promover juicio político contra los legisladores que aprobaran la iniciativa de Duarte para la basificación de 7 mil 800 trabajadores del gobierno estatal.
Sin embargo, el lunes 6 de junio, al día siguiente de que el OPLE anunció que Yunes Linares era el virtual ganador, Callejas, su hijo y el dirigente formal de la Sección 32 del SNTE, Lázaro Medina Barragán, habían hecho circular entre sus miles de agremiados un volante para fijar que “como organización sindical, mantendremos una relación respetuosa, cordial y firme, mediante el diálogo, negociación y acuerdos con quien gobierne Veracruz por mandato popular, atentos de salvaguardar los intereses y derechos constitucionales de los trabajadores de la educación, como factor prioritario de esta representación Sindical”.
Es más, en contraste con las dirigencias estatal y nacional del PRI, que habían anunciado que impugnarían legalmente la validez de la elección, Callejas y su séquito agradecieron a sus agremiados por “su gran participación, donde predominó la civilidad y el respeto a la pluralidad, siendo factor importante en el resultado de esta elección”, en donde “ganamos todos en un marco de legalidad y legitimidad”. ¿Y ahora quiere liderar al tricolor?