No se ha dado cuenta, pero Javier Duarte prácticamente ya dejó de gobernar Veracruz; no tiene control político, no ejerce autoridad ni dirige, controla o administra, simplemente porque ya no hay nada que administrar, excepto las incalculables deudas, una herencia que complicará la operación del próximo ejecutivo.
Tampoco marca agenda; ahora lo hace el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes, quien no ha dejado de asumir un papel protagónico en la vida política del estado, desde la etapa de las precampañas.
El gobierno se hizo polvo en las manos de Duarte, quien dejó de contar, si alguna vez lo tuvo, con el respaldo del ejecutivo federal; el tricolor le dio la espalda y, por si fuera poco, perdió influencia y peso al interior de la Legislatura del Estado, donde los diputados locales, en su mayoría serviles hasta la ignominia, aprobaban cualquier barrabasada. De hecho, de no ser por la presión social y política, el Congreso veracruzano hubiera votado a favor de los nombramientos del fiscal anticorrupción, del contralor y de los magistrados de la Sala Especializada en Combate a la Corrupción, incondicionales todos del ejecutivo en turno; de la donación de la Casa Veracruz y otra decena de inmuebles; y de la basificación de miles de burócratas.
Ni una de esas iniciativas de Duarte de Ochoa fue aprobada en el Congreso local, y de esa manera es evidente que se adelantó el fin de la actual administración. Este lunes, por ejemplo, desde la Presidencia de la República llegó la orden de impedir el blindaje que pretendía realizar el cordobés, en tanto que un día después, el martes, los diputados retiraron del orden del día de la sesión legislativa la iniciativa de basificación masiva de funcionarios de la actual administración.
En contraparte, Yunes Linares marca agenda; ejerce presión para impedir los cambios que pretende realizar Duarte en la legislatura; promueve acciones legales contra funcionarios y ex funcionarios del actual gobierno acusados por corrupción y, a la par, prepara el arranque oficial de su periodo al frente del Poder Ejecutivo.
Miguel Ángel Yunes ya comenzó a gobernar, aunque no se encuentre formalmente en el cargo y aunque no maneje el presupuesto estatal (más bien lo que le dejaron, casi nada); su periodo no será de dos años, sino de casi dos años y medio, una etapa que, si el PRI no se recompone, podría extenderse por otros seis.
“Yo gané con el mismo adversario”
Por cierto, a Javier Duarte se le ocurrió la puntada, por la mañana de este martes, de pedir respeto al ex candidato del PRI al gobierno del estado, Héctor Yunes Landa. A través de su cuenta de Twitter, el ejecutivo envió un mensaje al senador con licencia: “yo gané contra el mismo adversario…”
Héctor Yunes reviró al calificar al actual ejecutivo como el peor gobernador que ha tenido Veracruz.
Javier Duarte parece olvidar que muchos veracruzanos votaron contra el PRI no por el candidato, sino por su clase gobernante; olvida, también, que el 2010 no existía el nivel de hartazgo social que actualmente prevalece en Veracruz, gracias a un gobierno ineficiente, al que le cuelgan el sambenito de la corrupción y de la impunidad.
Medalla al mérito para Berlín Valenzuela
El doctor en derecho Francisco Berlín Valenzuela recibió ayer de manos del alcalde Américo Zúñiga Martínez la medalla al Mérito Jurídico “Julio Patiño Rodríguez”.
Se trata de la primera ocasión que se otorga esta prese instituida por el Ayuntamiento de Xalapa hace apenas un año y que dejó en claro que en la capital veracruzana hay un gremio de abogados fuerte, actuante y, sobre todo, conocedor.
El gobierno municipal también distinguió las trayectorias de varios profesionales de las leyes, como magistrados, notarios, litigantes y académicos que también fueron testigos de un verdadero encuentro discursivo de alto nivel en el que el doctor Berlín Valenzuela se dirigió a los jóvenes estudiosos del derecho para que valoren y privilegien los principios éticos que implica la profesión.
Sus palabras merecen citarse. “En cuando menos tres ocasiones a lo largo de mi trayectoria profesional he tenido que abandonar algún cargo o no aceptarlo, por no estar de acuerdo con alguna actitud”, refirió y sentenció, “a veces las apariencias parecen recomendar la sumisión y no la abdicación, pero lo que viene conviene, sobre todo cuando con su actuar salven una conducta honesta o mantengan sus principios y convicciones. No pierdan de vista que, a menudo, la adversidad trae buenas sorpresas”.
Por su parte, el alcalde Zúñiga Martínez señaló que la sociedad xalapeña sabe que no hay justicia social sin estado de derecho, porque “gobierno y sociedad que no construyan en la realidad este último, sólo viven quimeras, imaginarios escenarios de estabilidad y bienestar social”, al tiempo que señaló que “con la ley no es posible hacer alquimia, pues tarde o muy temprano, se descubren los trucos y las salidas falsas”.
Así de contundentes y categóricas fueron algunas ideas que resonaron en el patio central de Palacio Municipal, donde el auditorio compuesto por abogados celebró su día. @luisromero85