Mutatis Mutandis
Por Rafael Arias Hernández.
Obligatorio defender lo que es de todos. La propiedad pública, el interés social, el bien común, lo público y colectivo o como se le quiera llamar. Empezar por libertades, derechos y obligaciones individuales y sociales.
Más cuando ineficientes y delincuentes, en actitud deliberada y persistente se han propuesto debilitar y quebrar a las instituciones gubernamentales, para imponer la discrecionalidad y descontrol de la administración pública y sus recursos, para usar y abusar de ellos sin transparencia, rendición de cuentas, ni fiscalización verdaderas; para destinarlos, como falsa solución, a la privatización, concesión o domino privado, con beneficios y ventajas personales, familiares o de grupo; o incluso, como últimamente se impone, para la descarada utilización total o parcial de funciones, bienes y servicios oficiales, con el objeto de garantizar encubrimiento, complicidad e impunidad a ineficientes y delincuentes en el gobierno.
Sin duda, en todo caso, impulsados no por un afán de servicio a la sociedad y a la población en general; y hay que repetirlo, impulsados por sus propios intereses.
Urgen, cuando menos tres avances concretos: garantizar el reconocimiento y gobierno de la voluntad mayoritaria, a través de la segunda vuelta u otra opción viable y aceptable; imponer la evaluación gubernamental permanente, a través de una más y mejor participación social permanente y general, que pueda proporcionar la legitimidad imprescindible a la representación pública a cargo del gobierno; y establecer, la revocación de mandato a todos los niveles.
La esperanza democratizadora
Lo sucedido es tema de conocimiento, análisis, reflexión y debate. Rápido se ha incorporado a la agenda nacional, temas especialmente de fortalecimiento democrático.
Interesante informarse y participar. Así que, por lo pronto algunas de las muchas opiniones que ya se dejan escuchar.
Dice Edgardo Buscaglia, respecto a las recientes elecciones que “… ahora el reto es que la sociedad civil vigile a sus nuevos gobiernos y forme parte de una auditoría ciudadana. La izquierda y la derecha de este país, afirma, le tienen miedo a los ciudadanos y a la democracia, “y esta es la gran tragedia, porque si no le tuvieran miedo, estarían ya mismo ayudando para que se aprueben leyes de auditorías en serio”. (Sinembargo.080612)
Y también, se esté de acuerdo o no, vale la pena, traer a la discusión otras opiniones recientes sobre el lamentable estado de la democracia en nuestro país.
Destacan, entre ellas, la de Héctor Aguilar Camín quien escribió que, “la diosa quien iba a curar todos los males, dio a luz a una criatura irreconocible que hoy apunta el rechazo y la desconfianza entre la mayoría de mexicanos”; y la de Enrique Krauze, quien hizo una declaración similar: “Muchos de nosotros pensamos que la democracia… traería una era de paz, prosperidad y justicia. Eso es una ingenuidad”. (LaJornada.110616)
El caso es que Democracia, elecciones, partidos políticos deben ser temas de debate y reformas profundas. Está claro que ciudadanía y sociedad han encontrado que no es tan difícil remover o correr a malos y peores gobernantes, funcionarios y servidores públicos en general; e incluso denunciarlos, procesarlos y castigarlos.
La alternancia es un paso, pero no suficiente. Imprescindible lograr y fortalecer la participación ciudadana y social, efectiva y permanente. Avanzar en corrección del error, rechazo y denuncia a la ineficiencia y castigo a la delincuencia.
Si como resultado de verdadera evaluación social, no hay asepsia, simple obligatoriedad de limpieza de arriba abajo, de atrás al frente y a todos los presuntos responsables sin excepción. Entonces no se extrañe que se sostengan y padezcan gobiernos malos y peores, llenos de improvisados, mediocres y perversos; y que corrupción, prevaricación, complicidad e impunidad caractericen a políticos y gobernantes.
Imprescindible en todo gobierno, darse tiempo y oportunidad para limpiar y desinfectar, erradicar parásitos y extirpar tumores presupuestales y vividores de atribuciones institucionales.
Encargados e instituciones.
Desde luego que es importante determinar, quienes son los que resultan electos, porque son depositarios temporales de cargo y encargo públicos. La persona que asume las atribuciones y deberes, debe estar consciente de las responsabilidades que adquiere; la transparente presentación de resultados y la puntual rendición de cuentas a que debe responder.
Pero lo que no se puede ni debe soslayar o minimizar es lo relativo al obligado fortalecimiento de las instituciones de utilidad social comprobada que, en todo Estado de Derecho, permanecerán y seguirán una vez que concluya el encargado en turno. La persona es temporal la institución es permanente, incluso fortalecida, renovada o reinventada.
De ahí que con razón, se sostenga, que la revolución de nuestro días consiste principalmente, en fortalecer todo el tiempo, la lucha por la justicia y la transformación de los gobiernos y, en particular, sus instituciones públicas, democratizando su funcionamiento y uso.
Luis Rubio, en un fundamentado comentario, sostiene que a México urgen instituciones buenas y fuertes, eficientes y oportunas, porque sin ellas lo que sucede es que la delincuencia se consolida y avanza dentro y fuera de los gobiernos.
“…Si algo revela el entorno de violencia, criminalidad, manifestaciones y, en general, comportamientos no institucionales en el país es la ausencia de legitimidad de nuestras instituciones. Las existentes generan desconfianza y, por lo tanto, rechazo”. Y cita al premio Nobel de economía, Douglas North, quien escribió que, “se requieren reglas formales (leyes) pero que estas son insuficientes: igual de importantes son las restricciones informales (normas de comportamiento, decencia, códigos de conducta) y, sobre todo, la efectividad de los mecanismos que las hacen cumplir. Cuando el gobierno es débil, parcial y disfuncional, su capacidad para cumplir su parte es mínima en tanto que la capacidad y la disposición de la sociedad de hacer la suya (oprobio público, expulsión de instituciones privadas, etc.) es limitada toda vez que no existe un espíritu comunitario. .. Construir un régimen de legalidad y confianza tiene enormes costos, pero los beneficios son inmensos”. (Reforma.131215)
En su inocultable objetivo de garantizarse continuidad de la impunidad, es preocupante y lamentable que el final de su periodo, el gobierno estatal actual, se obstine en sobrendeudarse y debilitar, sabotear y destruir instituciones.
*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez