En una de sus últimas visitas durante 2015 a Veracruz, el presidente Enrique Peña Nieto tocó el tema de la sucesión estatal con el gobernador Javier Duarte, quien según versión del mandatario veracruzano relatada en privado a un grupo de columnistas en diciembre de ese año, él, como jefe político del priismo en la entidad, sería el que decidiría la candidatura de su partido para relevarlo en 2016.
“En el tema de la sucesión me dijo: ‘Javier, nunca me has fallado, pero esta es la decisión más importante de tu vida, no te puedes equivocar’, con lo cual me está dando la gran responsabilidad”, reveló Duarte de Ochoa a una decena de periodistas convocados por el coordinador general de Comunicación Social del gobierno del estado, Alberto Silva Ramos.
Esa vez, según el testimonio de algunos comunicadores presentes, Duarte les presumió que “el Presidente me tiene una estima que la siento en los hechos; nunca he tenido un ‘no’ del Presidente. Todo lo que le he pedido siempre me ha dicho que sí”.
Y aunque ya para entonces sabía que el candidato del PRI a sucederlo iba a ser el senador Héctor Yunes Landa, todavía comentó que él no iba a apoyar a un compadre o a un amigo, sino a un proyecto. “Estoy dejando que todos caminen y corran en esa ruta, viendo cómo se va desarrollando la cuestión. Hay otros con los que tengo diferencias, pero al final del día comulgamos en la misma capilla”, dijo en alusión precisamente a Yunes Landa, quien había asumido un crítico discurso en contra de la administración duartista, estigmatizada por la inseguridad y señalada por desvíos de recursos y corrupción.
Pero afirmó que con el ánimo de generar la unidad, “he sido tolerante y al mismo tiempo inclusivo”. Argumentó que los actuales eran tiempos muy distintos a los de antes. “Dejo que todos participen, no estoy siendo obstáculo. Está la carrera interna y en enero se determinará quién va a participar (…) La encuesta es una fotografía del momento, pero se tienen que tomar en cuenta también otros factores, quién genera consenso”, expuso en referencia a Héctor Yunes, quien venía asegurando que internamente iba arriba de los demás aspirantes del PRI en todos los sondeos.
Sin embargo, dijo abiertamente que “al final del día el tema del partido lo va a resolver el partido”, señalando la importancia de la opinión del Presidente que “como líder moral ha sido muy generoso conmigo”. Y se jactó de tener “una ventaja que es una gran responsabilidad: soy el único amigo veracruzano que tiene el Presidente. Esa es una gran responsabilidad”.
Sin embargo, pese a ello, Javier Duarte no pudo atajar al senador Yunes Landa, con quien se había reunido en privado unos días atrás, al cual le expresó su desacuerdo con las críticas que venía haciendo contra él y su gobierno.
“Me he reunido con Héctor. El viernes en la mañana, antes de la comida de Perote (a la que asistió Manlio Fabio Beltrones), platiqué con él. Le dije que lo respeto, que está en todo su derecho, pero que no comparto su estrategia. No lo entiendo”.
Le reprochó que “cómo quieres ser candidato del PRI madreando al gobernador priista”, y que le preguntó si acaso pensaba ganar madreándolo. “Al que debilitas es a tu mismo instituto político. La gente no va a pensar que es Javier o Héctor si madreas al PRI. Yo soy línea de flotación del partido. Estás escupiendo para arriba”.
Según Duarte, el senador Yunes Landa era mal aconsejado por sus asesores y estaba convencido de su táctica, pero que aun así le pidió que “le bajara dos rayitas”. Sin embargo, dijo que Héctor Yunes le pidió un “chance” porque “no podía cambiar su discurso”, a lo que él le insistió en que “le bajara dos rayitas porque te conviene”. Y enfático le advirtió: “Si quieres ser candidato del PRI no puedes ir con una plataforma gastada”.
Ante los periodistas, Duarte sentenció que “yo no voy a apoyar a alguien que no esté en condiciones de triunfar. Por eso es que estoy dejando caminar a todos”.
Al final, como ya se sabe, Yunes Landa obtuvo la nominación del PRI y fue candidato común de la coalición “Para mejorar Veracruz”, integrada por el PVEM, PANAL, AVE y el Partido Cardenista, pero no le alcanzó.
No pudo remontar el gran hartazgo y enojo social provocado por la desacreditada administración de Duarte que en cambio sí supo capitalizar electoralmente el abanderado de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, cuya estrategia y discurso de campaña los centró en prometer que procedería penalmente contra el gobernador y sus colaboradores que saquearon el erario y han dejado en bancarrota al gobierno de Veracruz.
En un texto publicado este lunes en el diario Reforma, en el que llama al PAN “a despriizarse”, la politóloga Denise Dresser expone: “Hoy que la dirigencia blanquiazul celebra sus triunfos, haría bien en reconocer sus errores para no cometerlos de nuevo. En la elección reciente –con excepciones como Chihuahua– el PAN ganó por default. Ganó con algunos candidatos malolientes y otros impresentables. Ganó a pesar de los ‘moches’ legislativos y las ‘subvenciones’ legislativas y la oposición de numerosos panistas a la Ley 3de3. Ganó porque el PRI fue tan corrupto y tan rapaz y tan impune, que el PAN ganó sólo por contraste. Fue el tono de gris menos oscuro, pero gris oscuro al fin.”