Los problemas económicos tienen dos tipos de respuesta: una, la oficial, la del Gobierno, con medidas que nunca sirven para aligerar la carga al pueblo, y la otra, la que cada ciudadano en la medida de sus posibilidades y su imaginación emprende para salir de cada bache particular.
De ahí, por ejemplo, la economía informal en el campo laboral, en la que se crean modos de supervivencia ajenos a la dinámica oficial. Ahí entran los limpiaparabrisas, los vendedores de todo en los semáforos de las grandes avenidas, las marías, los ambulantes.
Pero también se presenta una especie de economía informal en el campo de los negocios, porque mucha gente está comerciando para vender lo que le sobra (o no) a modo de conseguir un dinerito extra que permita pagar la renta, completar la colegiatura, darse tal vez un gustito aparte.
Y en Internet se plasma con las páginas de ventas de artículos entre particulares. Son famosas las que tienen presencia nacional, como De Remate, Mercado Libre, Segunda Mano, etc., en las que se puede vender o adquirir desde un pañuelo hasta una casa, pasando por automóviles, aparatos electrónicos, ropa y accesorios.
Ese tipo de venta se ha convertido en una alternativa para no caer en las casas de empeño, que cobran intereses draconianos y terminan quedándose con el bien o haciendo pagar muy cara la salvación urgente del préstamo.
El Monte de Piedad, que fue durante mucho tiempo una institución pública y benéfica, hace años fue vendido a particulares y se convirtió en una casaprestamista más que aprovecha la necesidad de la gente para hacer negocio.
En Xalapa han surgido también páginas de intercambio entre civiles, y la más socorrida por los internautas locales es, hasta donde sé, una que se llama Tepito Xalapeño.
Ahí puede comprar barato la gente que no tiene para adquirir los productos de todo tipo que ofrecen las grandes tiendas comerciales. Los pobres, los sin tarjeta, los que están en el buró de crédito tienen la alternativa de adquirir un buen refrigerador por una cuarta parte de lo que cuesta uno nuevo; o una televisión, o muebles, o ropa casi nueva, zapatos no muy desgastados que todavía tienen algunos kilómetros de uso.
Sonnegocios informales, más cercanos al trueque que al comercio, con los que la gente le inyecta oxígeno a su deplorable economía, que no la ve con tantas reducciones del precio del petróleo que exportamos, con tantos aumentos de las gasolinas que importamos, con esos impuestos que ya no ven por dónde dejarnos prácticamente en ropas del interior y en la calle.
Cada que aparece Luis Videgaray en la televisión haciendo un anuncio espectacular y anunciando medidas en favor de las masas, los mexicanos se ponen a temblar, porque el optimismo de nuestro Secretario de Hacienda no se conlleva con la terrible situación económica que hemos padecido los mexicanos en nuestro bolsillos desde que llegó este señor a manejar las finanzas nacionales.
¿No está ahí la razón primordial de por qué perdió el PRI tantos votos en estas elecciones?
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