Y la bomba estalló. El proceso electoral fue tan sucio, que los riesgos de una anulación están latentes.

Dos han sido las más recurrentes inconsistencias encontradas en el cómputo de la elección para Gobernador en Veracruz. Una fue la extraordinaria cantidad de votos nulos registrados, que en muchas casillas superaron la diferencia de votos entre el primero y el segundo lugar. Otra fue la aparición de más sufragios que los votantes que acudieron a las urnas.

El primer caso fue presentado por los representantes de los partidos que conformaron la alianza Para Mejorar Veracruz, y el segundo por Morena.

Las objeciones fueron presentadas ante el Consejo General del OPLE en la entidad, que en esta ocasión se limitó a acatar la línea que le tiró el representante del PAN, quien urgió a «dejar las cosas como están y darle un voto de confianza al órgano electoral».

A pesar de las protestas de los partidos opositores al PAN, los consejeros electorales decidieron pasar por alto dichas inconsistencias y continuar con el conteo.

Mientras esto sucedía en Xalapa, el Partido Acción Nacional reaccionaba en la capital del país. Sus representantes en la Comisión Permanente del Congreso hicieron un llamado al Gobierno federal y al PRI para que «no generen una crisis política por la impugnación de los resultados electorales del domingo pasado».

El diputado Federico Döring los llamó a reconocer sus derrotas y les pidió: «dejemos las elecciones donde están, concluidas».

Sin embargo, el diputado de Morena Virgilio Caballero advirtió que el conteo de votos en el sistema PREP «muestra debilidades tan obvias, que recuerdan la caída del sistema que llevó a (Carlos) Salinas al poder».

Fuentes del partido tricolor señalaron que han documentado fraudes escandalosos en distritos electorales en los que el candidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, tiene mayor influencia, como los dos del puerto de Veracruz y el de Boca del Río.

Tan solo en esos tres distritos, Yunes Linares le sacó a Héctor Yunes una ventaja cercana a los 110 mil votos, cuando la diferencia entre uno y otro en todo el estado, según el PREP, fue de poco más de 106 mil sufragios.

Las preguntas que muchos se hacen es: ¿quién cuidó la elección por parte del equipo de Héctor Yunes? ¿Cómo logró cooptar Yunes Linares a los órganos electorales, cuando todos sabían que quien mayor influencia tenía en ese ámbito era el duartista Gabriel Deantes?

La respuesta es simple, pero lapidaria: Las profundas diferencias entre Héctor Yunes y Javier Duarte generaron tal división interna, que nadie se hizo responsable de cuidarle las manos a los operadores de Miguel Ángel Yunes Linares.

En la revisión de lo sucedido el pasado domingo, Héctor Yunes deberá analizar con detalle a quienes debieron cuidar la elección en Veracruz y Boca del Río. Todos ellos son sospechosos de traición.

Hay versiones que señalan directamente a Fernando Vázquez Maldonado, secretario de Acción Electoral del comité estatal priista, y responsable de la movilización de la estructura el día de la elección, de haber simulado el operativo y haberse quedado con muchos millones de pesos que estaban destinados a esas tareas.

Las irregularidades detectadas hasta el momento son tantas y tienen tal impacto en el resultado de la elección, que los partidos de la alianza Para Mejorar Veracruz irán por la anulación del proceso.

Eso no sucederá en el OPLE, hoy vestido de azul. El caso tendrá que ser discutido en los tribunales electorales y tomará varios meses su resolución.

Por lo pronto, contra viento y marea, a pesar de todas las impugnaciones, el próximo domingo Miguel Ángel Yunes Linares estará recibiendo su constancia de mayoría.

Así es esto de la democracia a la mexicana.

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